Ť Jorge Reyes, uno de los participantes
Realizan concierto a beneficio de la zona arqueológica de Chiapa de Corzo
Javier Molina Ť En El Cangalú, una de las zonas más antiguas de Mesoamérica, situada en Chiapa de Corzo, Chiapas, Federico Alvarez del Toro, Jorge Reyes, Mariana Villanueva, Mariana Gloria Bastida, Piet Jan Blauw y Efraín Bartolomé lograron conjugar sonidos, voces, iluminación y poesía en el concierto titulado ''Desde el origen'', celebrado la noche del sabado, a beneficio de la zona arqueológica.
Lo primero que escuchamos es una descarga de cohetes cuyas luces alumbran una noche no tan despejada, con escasos luceros. Se oye la voz de Efraín Bartolomé con esta Invocación: ''Lengua de mis abuelos habla por mí/ No me dejes mentir/ No me permitas nunca ofrecer gato por liebre/ sobre los movimientos de mi sangre/ sobre las variaciones de mi corazón/ En ti confío/ En tu sabiduría pulida por el tiempo/ como el oro en pepita bajo el agua paciente del claro río/ Permíteme dudar para creer:/ permíteme encender unas palabras para caminar de noche''.
La música es de piano, del sonido grave de un órgano. Alvarez del Toro dirige a los músicos, Mario Galindo coordina los movimientos escénicos, muchachos y muchachas vestidos de blanco, con antorchas y el clásico pañuelo rojo de los chiapanecos. Es interesante observar cómo se conjuga el sonido de las percusiones electrónicas con el de los tambores ancestrales de la región, la flauta de Jorge Reyes con los sonidos de las flautas antiguas de carrizo; la dulce voz de la soprano Mariana Gloria Bastida que canta variaciones de cantos gregorianos perfectamente aclimatados en un lugar sagrado mesoamericano. La zona arqueológica de Chiapa de Corzo, las piedras vivas, las construcciones antiguas que ahora son el escenario de un concierto, de un recital que sucede al terminar el año 2000.
''Miro la piedra:/ con la mirada hago una sajadura/ sobre su limpia corteza mineral./ La abro con otras manos/ como si fuera un fruto./ Al interior:/ paisajes conocidos,/ remotos mundos familiares,/ parentescos ocultos./ Hay ancestros aquí:/ y no los veo:/ los siento./ Hay elementos de Amor en esta piedra''.
Hay una segunda descarga de cohetes, ahora el cielo se ilumina con luces de colores. En el escenario Piet Jan Blauw inventa mundos sonoros: el viento, el agua; hay voces de mujeres, ecos, murmullos. La música de la compositora Mariana Villanueva parece descifrar una estela maya, experimentar con un antiguo y nuevo lenguaje simbólico. El público en silencio, atento. Los artistas lograron realizar el rito, la ejecución de su propuesta: lo lejano está con nosotros, los que estamos en el comienzo. La edad de oro no ha sido. Será .