JUEVES 23 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Abiertas, varias líneas de investigación, dice la titular
Ninguna pista del asesino de Juan Pablo de Tavira: PGJH
Ť Existe confusión en las declaraciones de los ocho testigos
Ť Desliga el rector de la UAEH a la institución del crimen
Carlos Camacho, corresponsal, Pachuca, Hgo., 22 de noviembre Ť Hasta el momento no hay ninguna pista que permita establecer el móvil y la identidad del sujeto que anoche asesinó de cuatro tiros en la cabeza al que fue primer director del penal de Almoloya de Juárez, Juan Pablo de Tavira Noriega.
Aunque se han abierto diversas líneas de investigación, como informó la procuradora general de Justicia de Hidalgo (PGJH), Flor de María López González, no se tienen indicios del homicida, debido a la confusión en las declaraciones de los ocho testigos, incluida la criminóloga Alejandra Sánchez Gallegos, quien cenaba con el ahora occiso en el comedor del área de seminarios del Centro de Extensión Universitaria (Ceuni), propiedad de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
En sus primeras declaraciones a personal de la Dirección General de Seguridad Pública y Tránsito del Estado (DGSPTE), Sánchez Gallegos refirió que cuando se encontraba en el lugar, de pronto apareció un sujeto a su espalda, que se dirigió a De Tavira y sin decir palabra alguna, y a un metro de distancia, le disparó cuatro veces.
Añadió que ella permaneció en la silla que ocupaba, cerró los ojos en espera de ser ejecutada también, pero el homicida salió del lugar sin hablar. Según Sánchez Gallegos, el asesino sería un hombre robusto, de aproximadamente 1.70 metros de altura, con cabello corto y vestido con camisa a cuadros. No ofreció más detalles.
Las tres cocineras, el jardinero y un agente de una empresa de seguridad privada -propiedad de un militar en retiro de apellido Gallardo Roberts, que pre sta servicios a todas las instalaciones de la UAEH- coincidieron en que desde los lugares donde se encontraban no vieron nada, sólo escucharon las detonaciones y al salir vieron el cuerpo de una persona tirada sobre su costado izquierdo en el suelo, pero nunca vieron al homicida.
El último café
Fueron los empleados del lugar quienes llamaron a la Cruz Roja, que envió a su unidad número 122, cuyo personal revisó a De Tavira y notó que ya había muerto.
Acto seguido, los paramédicos se reportaron con la DGSPTE, que a su vez mandó una patrulla tripulada por un policía de nombre no especificado, quien se comunicó con sus superiores, los cuales llegaron al Ceuni aproximadamente a las 19:45, 15 minutos después del homicidio.
El tiempo que tomó a los jefes policiacos hablar con el personal, interrogar a la única testigo presencial y revisar el cuerpo, fue suficiente para que el victimario huyera.
"Le dimos más o menos 40 minutos de ventaja, por lo que ya no se pudo instrumentar ningún operativo, lo cual facilitó su huida", aseveró un agente que pidió se omitiera su nombre.
Pedro Sagahón Contreras, titular de la DGSPTE, que viajaba a la ciudad de México a un sepelio, regresó al enterarse de quién había sido la víctima. A su llegada ya había en el Ceuni agentes de la Policía Ministerial, de la Federal Preventiva, así como de la Procuraduría General de la República (PGR). Esta dependencia pidió información, pero nunca manifestó su intención de atraer el caso al ámbito federal.
Según reportes extraoficiales, De Tavira y Alejandra Sánchez, aparentemente su asistente en un proyecto académico que se concretaría en enero próximo, iban a cenar chiles rellenos y café.
Cuando la mesera fue por pan, un sujeto apareció en el lugar, se plantó a espaldas de la mujer y frente a De Tavira, a quien sin más le dio cuatro balazos a quemarropa.
Los agentes policiacos encontraron cuatro cartuchos percutidos calibre .38 súper y 11 ojivas; una de ellas perforó un cristal de los ventanales que dan al estacionamiento y se halló en el jardín del Ceuni.
Todos los investigadores coinciden en que la ejecución fue hecha por un profesional que no dejó huellas. Aunque la procuradora hidalguense dijo que se abrirán todas las líneas necesarias para dar con el criminal, reconoció que "las pistas son casi nulas".
En entrevista por separado, el rector de la UAEH, Juan Manuel Camacho Bertrán, desligó de entrada a la institución en un "hecho tan lamentable".
Reconoció que el 11 de agosto anterior, De Tavira le presentó su currículo y un proyecto para la realización de una maestría en la materia de criminalística, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, a partir de un acuerdo firmado en 1998 entre la UAEH y el Instituto Nacional de Ciencias Penales.
El día del crimen, De Tavira llegó a dormir al Ceuni y pidió otra habitación para su asistente. Días antes había iniciado la búsqueda de una residencia para establecerse, luego de que desde hace tres meses vendió su casa de Cuajimalpa, donde en 1994 sufrió un atentado, y con parte de los 300 mil pesos cobrados, el 25 de octubre adquirió un auto Ford Focus, que hace unos días fue desvalijado en la ciudad de México.
"Confiamos en la justicia hidalguense": Camacho Bertrán
Respecto a la inseguridad en el Ceuni, el rector se defendió y dijo que en ese lugar hay una afluencia diaria de unas tres mil personas, desde la mañana hasta la noche. Dijo desconocer a Alejandra Gallegos y deslindó a la UAEH de cualquier responsabilidad en el homicidio de quien en un futuro se integraría a la plantilla docente, quien incluso el 27 de octubre había dictado una conferencia a estudiantes de Derecho.
La misma madrugada de ayer llegaron a esta capital los hermanos del ahora fallecido, Fernando y Jorge Luis de Tavira, quienes se manifestaron consternados por este hecho y reconocieron que desde 1994 su hermano había sufrido amenazas de muerte por su propia actividad. Además, confiaron en que la justicia hidalguense esclarezca el caso.
De acuerdo con la necropsia que se le practicó, Juan Pablo de Tavira murió a consecuencia de las lesiones que le caus0aron en la cabeza cuatro disparos de arma de fuego calibre .38 super, y no se encontraron otras causas.
La procuradora Flor de María López afirmó que continuarán las investigaciones y que este acontecimiento y la muerte en días pasados del empresario italiano Antonio Cuadrini, asesinado en una gasolinera de Tulancingo sobre la carretera México-Pachuca, no tienen ninguna relación y tampoco debe hacer pensar que Hidalgo es un estado violento. "Fueron dos hechos circunstanciales, debido quizá a nuestra cercanía con el Distrito Federal, pero nada más", aseveró.