JUEVES 23 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť La indefinición en EU, baño de agua fría para Fox, se dijo en el CIDE


Líder de un país dividido, el sucesor de Clinton: analistas

Ericka Montaño Garfias Ť La ausencia hasta ahora de un ganador en las elecciones presidenciales de Estados Unidos demuestra solamente la polarización que existe entre los electores y que el sucesor de Bill BUSH_2000 Clinton será líder de una nación dividida, pero de ninguna manera representa una crisis institucional que ponga en jaque a la principal potencia del mundo, coincidieron analistas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

En México, el conflicto poselectoral estadunidense sí tuvo un efecto inmediato porque fue un "baño de agua fría" para el presidente electo, el panista Vicente Fox Que- sada, quien a nueve días de asumir el poder no tiene un panorama claro sobre quiénes serán sus interlocutores del otro lado de la frontera, declaró la profesora Guadalupe González, de la División de Estudios Internacionales del CIDE.

González adelantó que a corto plazo las relaciones entre México y Estados Unidos estarán marcadas por la incertidumbre porque el cambio de gobierno en Washington podría llevar a vacíos de gestión y traería problemas en la comunicación bilateral.

A largo plazo se puede avanzar en una "relación madura" que dependerá del estado de la economía entre ambas naciones, añadió durante la mesa redonda Las elecciones en Estados Unidos: lecciones e implicaciones, celebrada ayer en el CIDE.

En materia interna, Peter Trubowitz, profesor de la Universidad de Texas, rechazó que Al Gore y George W. Bush sean víctimas de un sistema electoral arcaico, como, dijo, han querido presentarlos algunos analistas, por el contrario, subrayó, "son víctimas de sus malas campañas electorales".

Fuera de Estados Unidos existe la percepción de que el país se encamina hacia una crisis institucional, pero eso se debe a que no es fácil entender la forma en que funciona el proceso electoral estadunidense --por ejemplo, no necesariamente quien obtenga el voto popular será el presidente-- y a la doble "metida de pata" de los medios de comunicación estadunidenses, primero al dar como ganador a Bush el día de las elecciones y después al retractarse.

Por ello, agregó Trubowitz, hay esta sensación de que un candidato ganó los comicios, y ahora los demócratas tratan de demostrar que están haciendo lo "justo y razonable" al pedir el recuento de votos, aunque algunos sectores de la población sostengan que el Partido Demócrata intenta robarle la elección al Republicano, cuando lo cierto es "que ningún partido ganó".

Para el profesor estadunidense "esta elección demuestra no la debilidad de las instituciones, sino la tremenda división que hay entre los ciudadanos estadunidenses, quienes han dicho que quieren un poco de cada uno pero no a uno de ellos... y no es sorprendente que (ambos candidatos) estén luchando por los votos, sobre todo cuando hay tantos sufragios que no fueron bien marcados", y por lo tanto no fueron contabilizados por las máquinas.

Guadalupe González señaló que en este momento hay una gran incertidumbre poselectoral, pero entre los estadunidenses existe la confianza en que las instituciones garantizarán un resultado legítimo.

Para José Antonio Crespo, de la División de Estudios Políticos del CIDE, el resultado de los comicios no es consecuencia de la complejidad del sistema electoral estadunidense, que podría perfeccionarse, sino del empate entre ambos candidatos presidenciales, "porque cuando hay empate hay tensión" sin importar en qué país se haya realizado el proceso electoral.

En el caso de Estados Unidos el empate se interpretó como una señal de confrontación, cuando sólo se trata de una competencia dentro de un sistema electoral en el que los pequeños errores se convierten en decisivos, llámese una papeleta mal perforada o mal diseñada, pero no constituyen un fraude ni pueden crear una crisis, dijo.

El profesor Antonio Velasco adelantó que en estas elecciones podría no comprobarse la teoría política de que cuando los comicios se dan en momentos de bienestar gana el partido que esté al frente de esa bonanza.

En este caso, Estados Unidos se encuentra en un buen momento económico con Bill Clinton a la cabeza, pero los demócratas podrían perder el poder por el simple problema de que "Gore no es Clinton".