JUEVES 23 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť CIUDAD PERDIDA

Ť Miguel Angel Velázquez Ť

Ť Tapabocas a detractores del GDF

Ť Juicios parciales sobre gastos

Para sorpresa de muchos que han puesto en entredicho la honradez en el manejo de recursos públicos por parte del Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles presentará ante la opinión pública la declaración de bienes de los funcionarios de su equipo de trabajo y la de ella misma.

De esa manera se trasparentarán, por ejemplo, los salarios de cada uno de los funcionarios que la han acompañado durante el último año y medio. El tapabocas por parte de la jefa de Gobierno vendrá acompañada de otras medidas por las cuales se podrá ver en qué se gastó mucho del dinero de los contribuyentes.

Cosa de comparar, por ejemplo, los salarios de algunos otros mandatarios estatales con los de la jefa de Gobierno. El ejercicio habrá de dar una idea de cómo se las trea cada quien en cuestión de salarios en otras entidades.

Si se hicieran las comparaciones se podrían encontrar algunas perlas como las siguientes: Para 1999 el gobernador panista de Jalisco ganaba por nómina 111 mil pesos mensuales, después, debido a diferentes presiones sociales, hizo una reducción de 6 por ciento y sus emolumentos se quedaron en 96 mil pesos mensuales.

En el estado de México, donde gobierna el PRI, el señor gobernador tiene asignado un sueldo que llega a los 103 mil pesos mensuales, esto sin contar bonos o asignaciones económicas especiales, de los cuales no sabemos.

Y si a esas vamos habría que mirar Guanajuato. Allá, en 1997, durante el gobierno de Vicente Fox al final del año se decidió entregar a los funcionarios de primer nivel, y sólo a los de primer nivel, un bono de dos meses de salario, más el aguinaldo de 45 días, más el salario mensual. Nada más.

En esta capital, el salario de la jefa de Gobierno alcanza los 70 mil pesos mensuales y esto ha llamado la atención de alguna gente que quiere hacer ver en esas ganancias algo parecido a la deshonestidad, a la falta de honradez, pero no se atreven a cuestionar, por ejemplo, el botadero de dinero que se hará para festejar el triunfo foxista.

Y no es que la gente se asuste por esto de los sueldos y los bonos. Y que los funcionarios deberían tener salarios que correspondieran a la responsabilidad de servir con eficiencia a la ciudadanía, es que se pretenden juicios parciales donde se encierran trampas y se convoca a duda.

La diferencia es que ningún otro gobierno ha sido atacado tan frontalmente como el del Distrito Federal y eso, entre otras cosas, lo hace diferente. El tratamiento hacia la gestión perredista en la capital formó estrategias de descalificación que, por desmesuradas, merecieron reacciones diferentes a las usuales.

Todo ello, además de la reducción de recursos por parte del gobierno de Zedillo y otros muchos frentes desde donde se embistió al gobierno saliente, obligaron a crear, también, esa diferencia que hoy muy pocos pueden negar.

En fin, será en estos días cuando frente a los habitantes de la ciudad se rindan cuentas claras de lo hecho en los tres años de gobierno perredista en la ciudad de México y con ello se dé piso al arribo del nuevo gobierno, también perredista, de Andrés Manuel López Obrador.

Y será allí, en la plancha del Zócalo, en donde la gente pueda ver y hasta palpar buena parte de las inversiones que vía impuestos ha hecho en el gobierno de la ciudad de México. Después quedará en manos de la gente la evaluación de esta gestión que fue diferente por vocación y porque a ello la orillaron desde las políticas económicas de las más altas esferas del gobierno federal, entre otros enemigos.

De esa manera, el campo de acción del gobierno de López Obrador iniciará con la certeza de que los manejos de dinero público han sido honestos. Ninguna mejor recomendación para quien ahora se empeñará en corregir muchas de las herencias negras de los gobiernos priístas que aún subsisten en el Gobierno del DF.

Pero si en algo se tendrá que hacer énfasis es en las cuestiones de comunicación y que quede claro, en comunicación y no en propaganda. Las diferencias entre ambas cosas son abismales y el no comprenderlo de esa manera podría significar la diferencia en el gobierno que viene.

Las críticas en el sentido de la comunicación al gobierno que se va han sido muchas y como si esto no sirviera de experiencia López Obrador ha designado en el cargo de la vocería y la Dirección de Comunicación a quien de esto no sabe nada. Allá él.

PAN versus Fox

Para el señor Fox la mejor opción para conducir la seguridad pública en el país es Alejandro Gertz Manero, pero para los panistas esto no debe estar muy claro.

Durante este año varios fueron los señalamientos de la gente azul sobre el desarrollo del jefe de la policía de la ciudad.

Un ejemplo claro de la opinión del PAN con respecto del trabajo de Gertz se hizo durante la comparecencia del jefe policiaco en la ALDF el 6 de abril pasado. Ahí, el presidente de la Comisión de Seguridad Pública de esa representación, Armando Salinas Torre, le recriminó la carencia de métodos claros en el desempeño de su labor y la ausencia de canales de acceso a información precisa sobre la situación actual en el interior de la secretaría a su cargo: "Los datos aportados en forma descontextualizada para valorar el comportamiento de la delincuencia redundan en meras declaraciones retóricas", dijo el panista.

Luego, en torno a la intención de López Obrador de mantener a Gertz y Del Villar en sus puestos actuales, el también panista Fernando Pérez Noriega descalificó la decisión con un: "habrá de cargar con todos los costos políticos que ello implique". Manuel Minjares dijo: "La salida más adecuada es que se piense en otros perfiles". Y la señora Irma Islas sentenció: " se avizora una situación difícil y peligrosa".

Y entonces Ƒcómo va el marcador entre el PAN y Fox?

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