LUNES 27 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Leyes estrictas y sistema de prevención, recomienda John Carlson en un artículo


Define OCDE dificultades para frenar el lavado

Ť Sugiere a instituciones financieras y comerciales denunciar transacciones sospechosas

Antonio Castellanos Ť Los recursos provenientes del narcotráfico y otras actividades ilícitas, como el tráfico de armas, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) ascienden a un billón 500 mil millones de dólares en el mundo, son transferidos libremente por los delincuentes de manera casi instantánea, mientras las autoridades judiciales tardan meses o hasta años para obtener la información necesaria para frenar los ilícitos; en muchos casos ni siquiera lo logran.

Según revela la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en la publicación "Las reglas del juego cambiaron: la lucha contra el soborno y la corrupción", además de la generación directa de utilidades, el cohecho ofrece una importante herramienta para los miembros del crimen organizado, porque hace posible continuar generando utilidades sin la intervención de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley u otras autoridades gubernamentales.

John Carlson, administrador en el Grupo de Acción Financiera (GAFI), entidad intergubernamental que desarrolla y fomenta las políticas para combatir el blanqueo de dinero, señala que muchos países o jurisdicciones no cooperan o lo hacen sobre bases tan restrictivas que sólo se cuenta con información limitada.

La información o apoyo puede retrasarse tanto que da al delincuente la oportunidad no sólo de evadir las sanciones penales, sino de conservar los frutos del delito, y es preciso adoptar medidas adicionales a la Convención de 1997 contra el cohecho, a fin de que la cooperación sea más eficaz.

El análisis de Carlson sostiene que es importante que los países mejoren las leyes y los sistemas preventivos dirigidos a identificar o detener el lavado. Las instituciones bancarias, las financieras no bancarias y otras entidades comerciales relacionadas con la actividad financiera juegan un papel protagónico en la prevención de los lavadores de dinero.

Subraya que la adecuada identificación de los clientes y otros participantes relacionados con esta actividad, así como la divulgación de transacciones que se sospechen relacionadas con un delito, son medidas básicas que pueden llevar a la prevención, identificación y sanción del lavado de dinero, del cohecho y otros delitos.

Asimismo, hace notar que las tendencias observadas en los países del GAFI han mostrado que conforme los controles en los sectores financieros tradicionales se hacen más rígidos el dinero ilícito se muda hacia otros sectores menos reglamentados.

Por ello el GAFI, la Comisión Europea y otras entidades internacionales trabajan actualmente para cerrar estas brechas que se convierten en amenazas, mediante la identificación de los problemas y el planteamiento de medidas revisadas para contrarrestar los riesgos.

En diez años, agrega, ha habido avances, pero persisten algunas áreas difíciles, tanto en términos del alcance geográfico como en el campo de aplicación de las medidas contra el lavado de dinero. Se requiere de mucho trabajo adicional porque constantemente surgen nuevas técnicas y tendencias en esa actividad ilícita.

De entrada, finaliza, muchos países han encontrado difícil probar el delito del lavado de dinero, debido a la dificultad para establecer todos sus elementos. Es complejo probar que el acusado sabía que el dinero provenía de los frutos de un delito en particular.