Lunes en la Ciencia, 27 de noviembre del 2000
Leonardo López Luján
La fascinante historia de Teotihuacan
Recuperar nuestras raíces culturales a través del estudio de vestigios materiales es uno de los objetivos de la arqueología. Por desgracia, ese vínculo milenario que nos une al pasado empieza a perderse, debido al impacto que la globalización ha tenido sobre los agricultores de maíz, quienes poco a poco dejan sus formas de vida ancestrales para incorporarse a las grandes concentraciones urbanas.
"Aunque esto forma parte de un proceso irreversible, es triste constatar cómo desaparecen las últimas sociedades contemporáneas fuertemente ligadas al mundo precolombino", explica Leonardo López Luján (México DF, 1964) investigador del Museo del Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuyos trabajos se centran en la política y la religión de las sociedades prehispánicas del centro de México.
Licenciado en arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y doctor en arqueología por la Universidad de París, López Luján ha incursionado particularmente en el estudio del Templo Mayor, en donde labora desde 1980 como integrante del equipo coordinado por Eduardo Matos Moctezuma. En este contexto, el doctor López Luján ha descifrado el simbolismo de las ofrendas y analizado las actividades de los mexicas en las ruinas de Teotihuacan y Tula.
Ahora, López Luján, Premio Alfonso Caso 1998 del INAH, Premio de Investigación 2000 en Ciencias Sociales de la Academia Mexicana de Ciencias, y galardonado este año con la prestigiada Beca Guggenheim, inicia entusiasta un nuevo programa de investigación llamado Proyecto Xalla.
El arqueólogo explica que, pese a que connotados especialistas han escudriñado las ruinas de Teotihuacan desde 1675, aún existen muchas incógnitas por resolver. "Esto no se debe a la incapacidad de varias generaciones de estudiosos, sino a la enorme complejidad de la historia teotihuacana y a la carencia de registros históricos escritos que nos hablen de la ciudad y de sus habitantes".
De manera sorprendente, aún se desconocen aspectos tan elementales como el nombre original de la ciudad y la filiación étnica de la mayoría de sus habitantes. Tampoco se conocen bien el estilo de vida de la elite teotihuacana, ni el tipo de gobierno que ésta ejercía sobre los heterogéneos componentes de la sociedad.
Por ello, López Luján -junto con Linda Manzanilla de la UNAM y William Fash de la Universidad de Harvard- se ha dado a la tarea de excavar un complejo arquitectónico monumental que hasta ahora no había sido explorado. Conocido como Xalla, dicho complejo es considerado por varios especialistas como uno de los palacios más antiguos e importantes de Teotihuacan.
"Una de las estrategias más productivas para conocer la elite y el gobierno de un estado arcaico carente de registros escritos, es la excavación de sus palacios. Cada palacio, al igual que cada morada, es la impronta de la manera de ser y de pensar de sus habitantes. La configuración de los espacios arquitectónicos, el programa decorativo, los sepulcros, las ofrendas y muchos otros vestigios, nos informan sobre la manera particular de detentar y ostentar el poder."
El equipo de investigadores involucrados en el proyecto considera que Xalla era un conjunto palaciego de primer nivel, a partir de características tales como sus dimensiones gigantescas; su ubicación privilegiada entre las pirámides del Sol y de la Luna; la forma compleja de sus espacios interiores, y la presencia de ricas pinturas murales y objetos suntuarios, evidentes éstos desde la superficie.
"En este proyecto se conjugan diversas disciplinas, a través del uso de las más modernas técnicas y metodologías científicas. Por ejemplo, se utilizan geo-radares para definir las mejores áreas de excavación; se analizan el estroncio y el zinc de los huesos para conocer la dieta y los movimientos migratorios, y se determina el sexo de niños de la primera infancia a partir de su DNA."
Leonardo López Luján concentra en este proyecto el fervor y la experiencia aprendida a través de su formación e investigación, la cual ha dado lugar a numerosos libros, entre ellos, La recuperación mexica del pasado teotihuacano; Nómadas y sedentarios, El pasado indígena, y Mito y realidad de Zuyuá, estos dos últimos escritos con Alfredo López Austin, quien como reconocido historiador y como su padre, -junto a su madre, Martha Luján, y su maestro Jaime Litvak, agrega López Luján-, ejercieron una influencia decisiva en su temprana vocación. (Mirna Servín) (Fotos: Frida Hartz)
Connotados especialistas han escudriñado las ruinas de Teotihuacan desde 1675, sin embargo, aún existen muchas incógnitas por resolver. "Esto no se debe a la incapacidad de varias generaciones, sino a la enorme complejidad de la historia teotihuacana".