Lunes en la Ciencia, 27 de noviembre del 2000
Tras la pista de los secretos del cerebro
Los premios Nobel de Fisiología y Medicina de 2000
Miguel Pérez de la Mora
Desde los años 70, el Karolinska Institutet de Estocolmo, Suecia, y el Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tienen un convenio de colaboración que ha propiciado que el doctor Miguel Pérez de la Mora trabaje en dicha institución sueca, como gästforskare (investigador huésped), en diversas ocasiones. Particularmente desde 1980, cada año, Pérez de la Mora pasa un mes en el Departamento de Neurociencias del Instituto Karolinska, donde ha tenido la oportunidad de conocer de cerca el trabajo del sueco Arvid Carlsson; por ese motivo hemos considerado al investigador mexicano como la persona idónea para escribir un artículo que sitúe, en un contexto apropiado, la importancia de los premios Nobel de Fisiología y Medicina del año 2000.
El amor, el odio, la actividad sexual, el apetito, las sensaciones o el movimiento son tan sólo algunas pocas de nuestras expresiones corporales o espirituales más íntimas y características que son en última instancia originadas y/o coordinadas y reguladas por nuestro cerebro.
La muerte ocurre cuando nuestro cerebro deja de funcionar y cesa de ejercer su papel regidor sobre todos aquellos rasgos distintivos que nos identifican como personas. Para realizar tan formidable tarea, el cerebro cuenta con más de 100 billones de células nerviosas denominadas neuronas, provistas de fibras con las que se comunican y reciben información de otras células de la misma estirpe y numerosas células auxiliares que dan soporte y les proporcionan substancias básicas para su funcionamiento, así como mecanismos para eliminar substancias tóxicas producidas en el curso de su funcionamiento.
Mediante sus fibras dichas neuronas se conectan entre sí en forma tal que una neurona puede transmitir mensajes a cientos o miles de otras neuronas y recibir a su vez otros tantos mensajes. De la organización temporal y espacial de dichos mensajes dependen en última instancia las distintas manifestaciones del cerebro. Tales mensajes se transmiten de una neurona a otra, mediante substancias neurotransmisoras liberadas por la neurona que envía el mensaje, en sitios especiales de contacto denominados sinapsis, que poseen un elemento presináptico que libera el neurotransmisor uno postsináptico que lo recibe y un espacio sináptico entre ellos. El neurotransmisor, tras actuar sobre proteínas receptoras en la superficie de la neurona que recibe el mensaje, (postsináptica) da lugar en esta última a la apertura de canales iónicos responsables de la conducción del impulso nervioso (transmisión sináptico rápida) o a un proceso de transducción, a través del cual la señal eléctrica que viaja en las fibras de la neurona se convierte (transduce) en señales químicas que originan una cascada de eventos químicos (transmisión sináptica lenta) que resultan en la modificación de la actividad de enzimas (proteínas que hacen posible las reacciones químicas dentro de la neurona), en la apertura de canales iónicos o en cambios en la expresión de su material genético y que hacen que esta neurona se comunique con más o menos facilidad con las neuronas con las que establece contacto.
Los espías del cerebro
El Comité Nobel del Instituto Karolinska de Suecia decidió otorgar el premio Nobel de Fisiología y Medicina correspondiente al año 2000 a los doctores Arvid Carlsson, Paul Greengard y Eric Kanderk, distinguidos investigadores que realizaron descubrimientos pioneros en torno a la transducción de señales en el sistema nervioso, dado que de acuerdo con el mensaje dirigido a la prensa por el citado comité sus "descubrimientos han sido cruciales para el entendimiento de la función normal del cerebro, y de cómo las alteraciones en esta transducción de señales pueden dar lugar a enfermedades neurológicas y psiquiátricas".
La magia de la dopamina
La labor de los galardonados puede resumirse en lo siguiente: Arvid Carlsson, profesor del Departamento de Farmacología de la Universidad de Gotemburgo, es Suecia, en uno de los grandes maestros de la prestigiada escuela sueca de neurociencias, a quien debemos una parte sustancial de nuestro conocimiento en torno al funcionamiento del cerebro y que es responsable ,entre otras importantes aportaciones, de numerosos descubrimientos en relación a un grupo de sustancias neurotransmisoras lentas denominadas catecolaminas (dopamina, noradrenalina y adrenalina) e indolaminas (serotonina).
A Carlsson le corresponde el mérito de haber colocado al final de la década de los 50 a la dopamina en el sitial de neurotransmisor, pues en esa época se le consideraba un precursor en el camino de formación de la noradrenalina, aceptada entonces como la única catecolamina neurotransmisora. Valiéndose de metodología analítica que él mismo diseñó pudo demostrar que la dopamina se encontraba concentrada en parejas cerebrales distintas a aquellas en las que se concentraba la noradrenalina. Más aún, sus estudios dieron a la dopamina un papel importante en el control del movimiento, pues demostró que su disminución experimental en ciertas áreas, como los llamados ganglios basales, provocan un estado de inmovilidad similar al que se observaba en la enfermedad de Parkinson, que desaparecía cuando se administraba a los animales L-dopa, un precursor de la dopamina y cuya administración ųCarlsson mismo demostróų normaliza los niveles de dopamina en el cerebro.
Tales hallazgos, junto con la observación de Hornykiewiks de la existencia de niveles bajos de dopamina en el núcleo caudado de pacientes con enfermedad de Parkinson y el descubrimiento de Dhalstrom y Fuxe de que la dopamina encontrada por Carlsson en el núcleo caudado se encontraba en las fibras y terminales de las neuronas, cuya degeneración provoca la enfermedad de Parkinson, llevó al desarrollo formal de la terapéutica más eficaz que en la actualidad existe para tratar esta enfermedad: la administración de L-dopa.
Adicionalmente, los estudios de Arvid Carlsson permitieron señalar que las drogas utilizadas en el control de los trastornos mentales del tipo de la esquizofrenia ejercen su acción bloqueando a los receptores de la dopamina, dando lugar así a la hipótesis, más admitida en la actualidad, que señala que en la esquizofrenia existe un incremento de la transmisión sináptica mediada por la dopamina en algunas regiones del cerebro.
Otros importantes descubrimientos de Carlsson han contribuido al desarrollo de la más reciente generación de drogas antidepresivas y han aportado observaciones que nos permiten entender cómo se libera la dopamina en sus sinapsis.
Neurotransmisores lentos
Paul Greengard, profesor en la Universidad Rockeffeller, en Nueva York, contribuyó a mostrar cómo la dopamina ejerce sus efectos como un neurotransmisor lento. En efecto, los esfuerzos de Greengard pusieron en evidencia que tras la liberación presináptica de dopamina y de su acción sobre sus receptores postsinápticos se producía un aumento del ácido adenílico cíclico, conocido también por su abreviatura en inglés como AMP cíclico. Paul Greengard demostró además que el AMP cíclico producido dentro de la neurona postsináptica se comporta como un segundo mensajero, pues dentro de la neurona postsináptica transmitía las instrucciones de la dopamina liberada como primer mensajero por la neurona presináptioca, y puso en evidencia que, vía la activación de una enzima denominada Protein cinasa A, que poseía la capacidad de pegar grupos fosfato (fosforilación) a ciertas proteinas "clave", se regulaba una gran cantidad de procesos celulares por espacio de minutos u horas, haciendo que la excitabilidad de la neurona postsináptica se afectara y modificara por consiguiente su capacidad para transmitir su mensaje a otras neuronas. Más aún, Greengard demostró que la dopamina y otros neurotransmisores lentos eran capaces de influenciar proteínas tales como la DARP-32 con capacidad de influir, a través de procesos fosforilantes y desfosforilantes, sobre el estado funcional de varios tipos de canales iónicos y de alterar la transmisión sináotica rápida en algunas sinapsis. En suma, el trabajo de Paul Greengard en torno a la fosforilación y desfosforilación de proteínas ha permitido entender el mecanismo de la acción de neurotransmisores lentos del tipo de la dopamina, así como el de varias drogas que afectan específicamente la fosforilación de proteínas en diferentes neuronas.
Memoria y aprendizaje
Eric Kandel, miembro del Centro de Neurobiología y Conducta de la Universidad Columba, de Nueva York, fue premiado por descubrimientos que mostraron como cambios fosforilantes y desfosforilantes a nivel sináptico son capaces de afectar la eficiencia de las sinapsis durante los procesos de memoria y aprendizaje.
Mediante una serie de experimentos en un molusco marino del género aplystia, Eric Kandel demostró que cierto tipo de estímulos eran capaces de incrementar un reflejo que protegía las branquias del molusco y que tal reflejo podía usarse como un modelo animal para el estudio del proceso de aprendizaje, pues el incremento en dicho reflejo podía permanecer por días o semanas. Mostró además que dicho incremento reflejo ocurría a consecuencia de una amplificación de la actividad sináptica a nivel de la sinapsis que conecta a las neuronas sensoriales que reciben el estímulo y las neuronas motoras que activan a los músculos que protegen las branquias del molusco.
Los estudios de Kandel mostraron también que los procesos de fosforilación y desfosforilación descubiertos por Paul Greengard formaban parte del mecanismo íntimo del aprendizaje y de la memoria, pues observó que un estímulo débil que originaba en el molusco una memoria de corta duración daba lugar a un incremento en la cantidad de neurotransmisor liberado, surgido a consecuencia de un cambio en el estado de fosforilación de ciertos canales iónicos. Mostró, asimismo, que un estímulo de mayor intensidad y duración incrementaba la cantidad de AMP cíclico producido, induciendo cambios fosforilantes y desfosforilantes capaces de afectar la expresión génica y de favorecer la aparición de nuevas proteínas.
Tales proteínas, mostró Kandel, afectaban la forma y tamaño de las sinapsis explicando su eficiencia trasmisora y el incremento en la duración de la memoria que se observa en estas condiciones.
Kandel mostró asimismo, que lo descubierto en la aplysia es aplicable a los mamíferos y muy probablemente a los humanos, en donde el aprendizaje involucraría también un incremento en la eficiencia transmisora de ciertas sinapsis y el almacenamiento a largo plazo de lo aprendido. El trabajo de Kandel señala el camino a lo largo del cual podría buscar una mejoría de nuestra memoria y un remedio para aquellos individuos que sufren algún tipo de demencia.
Felicitamos al Comité Nobel del Instituto Karolinska por su atinada elección y nos unimos al merecido reconocimiento que se hace a la labor pionera de tan distinguidos científicos.
Guía de términos
Neurotransmisor: Cada una de las sustancias que median la transmisión del impulso nervioso, provocan respuesta en la musculatura lisa y estriada, glándulas, y neuronas postsimpáticas.
Transducción: Mecanismo mediante el cual los receptores celulares de membranas unen factores extracelulares y conducen a la activación de proteínas.
Receptor: Organización molecular con distinto grado de complejidad, localizada en la membrana o en el interior de la célula, cuya interacción con entidades fisiológicas variadas (neurotransmisores, hormonas, toxinas, medicamentos, etc.) inicia los mecanismos celulares de respuesta correspondientes.
Proceso fosforilante y desfosforilante: Añadir o quitar un fosfato a la estructura química de las proteínas de las sinapsis.
Neurotransmisores lentos:
Catecolamina (dopamina, noradrenalina, y adrenalina)
Indolaminas (Serotonina)
L-dopa: Molécula precursora que se convierte en dopamina en el cerebro.
Ganglios basales: Estructura formada por un conjunto de cuerpos celulares de neuronas.
Canales iónicos: Responsables de la conducción del impulso nervioso
Sinapsis: Zona en la que las neuronas se contactan unas con otras, para la transmisión de información. (Vocablo procedente del griego que significa unión).