MARTES 28 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Astillero Ť
Ť Julio Hernández López Ť
Llaman la atención tres nombramientos hechos anoche por el presidente electo de México: el general Marcial Rafael Macedo de la Concha, en la Procuraduría General de la República; Santiago Levy, en el Seguro Social, y Benjamín González Roaro, en el ISSSTE, y la presencia poderosa de los grupos de Alfonso Romo (Pulsar) y de Ricardo Guajardo Touché (Bancomer).
Mano dura
Tanto han crecido la delincuencia y la inseguridad pública, que un gobernante como Vicente Fox debe encontrar fórmulas realmente eficaces para enfrentarlas. Dominada por los mismos intereses que debería combatir, la Procuraduría General de la República se ha convertido, justamente, en un nudo de corrupción que en momentos parece imposible desenredar. Los afanes de los policías federales, de los ministerios públicos y de la élite burocrática se refieren al cuidado o combate de las bandas que les son afines o adversas, pero no a sanos propósitos justicieros. Ya el Partido Acción Nacional ha comprobado que no bastan las buenas intenciones para sanear tan deteriorada estructura: Antonio Lozano Gracia fue nombrado por el presidente Zedillo titular de la PGR, y en poco tiempo demostró que, si las había, tales intenciones rápidamente se diluyeron o se convirtieron en su polo contrario.
Orden, honradez y ornato
Ahora, el presidente electo ha nombrado al procurador de Justicia Militar como procurador civil. Dadas las condiciones de emergencia que se viven en el país, y sobre todo en ciertas zonas como la ciudad de México y otros puntos dominados por el narcotráfico y otros delitos de ejecución organizada, la solución propuesta pareciera ser la última posible antes de declarar estado de sitio. Ya antes se ha enviado a numerosos grupos del Ejército a enrolarse en la Policía Federal Preventiva que, sin que así lo reconozcan las autoridades, es una policía militarizada. No senecesita tejer en el vacío para dar ejemplo de esos riesgos: a lo largo de su ejercicio, la oficina del general Macedo de la Concha ha acumulado múltiples acusaciones por violaciones a los derechos humanos. Pero, aún peor, su propio ejercicio de fiscalización ha mostrado que altos mandos del propio Ejército se han coludido con los grupos de delincuencia más poderosos. Alguien podría alegar que esa persecución contra malos elementos de las fuerzas armadas demuestra un ánimo de preservar limpieza entre sus filas pero, por desgracia, múltiples señalamientos hablan de que, en realidad, las caídas en desgracia se deben a acomodos cupulares, a renegociaciones, a trampas internas, y no a un genuino sentido de legalidad y justicia.
Un Clemente y un Marcial
Resulta notable que, mientras se ha puesto al frente de la Secretaría de la Defensa Nacional a un hombre de modales menos severos que sus antecesores -Clemente Gerardo Ricardo Vega García-, dedicado más bien a las aulas que al campo, más a la teoría que a la práctica, con muy poco historial de mando de tropa y con poco tiempo de haber sido designado general de división, en el área de la justicia civil se haya optado por una personalidad de mayor rigor. No puede evitarse el análisis onomástico simplón: frente a los militares se puso a un Clemente, y frente a los civiles a un Marcial.
El IMSS: recortes y luego cierre
Otro nombramiento peligroso es el de Santiago Levy, en el Seguro Social. El mensaje que se envía es claro: recorte drástico en el gasto de ese instituto, y cero sensibilidad social. Ya de por sí el funcionamiento de tal institución era precario, de tal manera que ahora se envía a un especialista en ahorrar al costo que sea, así fuera el cierre del propio instituto que tanto han deseado las administraciones neoliberales priístas, a quienes fascina la idea de que cada mexicano se pague por sí mismo su seguro médico privado y deje de estar fastidiando las finanzas públicas. A estas alturas, la gran corrupción ha saqueado los fondos del Seguro Social, de tal manera que su situación financiera es altamente riesgosa. Nadie mejor que Levy para darle cristiana sepultura a ese producto de la también fallecida ideología revolucionaria. Para ello hubo de dejar su pretensión de ser el secretario de Hacienda, pero seguramente mantendrá un alto grado de influencia en el gabinete económico. Con este nombramiento se confirma la relación de continuidad entre las políticas de Salinas, Zedillo y Fox.
El ISSSTE, a trasmano, para Elba Esther
Otra institución de seguridad pública podría estar también en riesgo. El ISSSTE le ha sido entregado a Elba Esther Gordillo por interpósita persona. La dirigente real del sindicato de maestros tendrá ahora a su disposición -como en su momento lo tuvo Carlos Jonguitud Barrios, su mentor-, el instituto de cuyos favores se puede desprender un alto grado de control clientelar. La profesora Gordillo ha recibido el manejo del ISSSTE y, con él, podrá negociar políticamente con la única base social activa y efectiva que le queda al PRI, la de los maestros, y con la disidencia igualmente activa y efectiva, que es la de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. La maniobra caciquil ni siquiera ha tratado de ser disfrazada: el nuevo director del ISSSTE, Benjamín González Roaro, ha sido el hombre de paja que Elba Esther ha colocado en otros lugares para que cuide sus intereses. Era subsecretario de Educación Pública por negociaciones con la profesora, y desde allí aplicaba las estrategias políticas y partidistas de su jefa. Ahora entra en nombre de ella al ISSSTE, para dejarla, en apariencia, libre de sospechas entre el priísmo de colaborar con el adversario, aunque, en realidad, le entregan un capital para aherrojar a su gremio y para ayudar a disolver en el PRI intentos de confrontación real con su amigo Fox. Al no haber aceptado el nombramiento de directora del ISSSTE, y haberlo derivado hacia su subordinado González Roaro, la profesora Gordillo podrá impulsar la candidatura de otro aliado del foxismo, Roberto Madrazo Pintado.
Dos hombres tras el trono
Ricardo Guajardo Touché era el principal directivo de Bancomer, que ha sido absorbido por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, en un proceso típico de apertura al capital extranjero. El no ha recibido un nombramiento en el gabinete de Fox -a pesar de que la página electrónica de Reforma mantuvo ayer largas horas su nombre como nuevo director de Pemex-, pero sí, en cambio, personas cercanas a sus afectos e intereses. Por ejemplo, es cuñado del secretario designado de Energía, Ernesto Martens, y fue jefe directo de Mario Laborín, titular designado de Nacional Financiera. Martens, además, como presidente del monopolio aeronáutico Cintra, hizo equipo con Alfredo Elías Ayub cuando éste era director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares. Ahora, Martens, en Energía, habrá opinado para que Alfredo Elías Ayub fuera ratificado en la Comisión Federal de Electricidad, donde trabajarán de nuevo hombro con hombro, ahora para privatizar esa industria nacional, tarea en la que le ayudará Alfonso Caso, desde Luz y Fuerza, también ratificado.
Alfonso Romo, por su parte, tiene entre otros a Eduardo Sojo, el poder económico tras el trono, y habrá que confirmar si el nuevo director de Pemex, Raúl Muñoz Leos (ex director de Dupont, vicepresidente de Coparmex, miembro del consejo editorial de El Economista) también está en la misma alineación.
Astillas: Los opositores a la güera charra están organizando una marcha por la democracia sindical y contra la privatización de la industria eléctrica, que se realizará el próximo sábado 2 de diciembre, del Monumento a la Revolución, en el Distrito Federal, a las oficinas del sindicato nacional de esa rama... Ha sido detenido José Francisco Miranda Noricumbo, quien fue director de bienes asegurados de la Procuraduría Federal de Justicia, bajo el mando directo de Juan Manuel Izábal Villicaña, quien se suicidó siendo oficial mayor de esa institución. Miranda Noricumbo era una pieza clave en el engranaje de enriquecimiento de funcionarios a partir de las fortunas decomisadas a narcotraficantes.
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