MARTES 28 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Marco Rascón Ť

Que venga Fidel

la derechización en México ha tomado a Cuba como objetivo a destruir. Zedillo abrió las puertas del anticastrismo y desde la Presidencia se tejieron campañas contra la defensa de la soberanía cubana y, en especial, contra Fidel Castro. Una de ellas ha buscado unir el desprestigio de Carlos Salinas a Cuba pretendiendo que sea ese gobierno el que condene a Salinas, lo que por falta de valor y por complicidad no hizo la justicia mexicana en estos seis años.

Si Miami y Estados Unidos no han podido contra Cuba había que destruir los vínculos con México para sellar el cerco contra la isla asestando puñaladas por la espalda. Muchos demócratas e intelectuales de izquierda se han prestado a alianzas contra Cuba y Fidel, que han resistido ética y heroicamente el bloqueo y todos los propósitos de exterminio estadunidense y de la globalización, que prácticamente ya integró a México con Norteamérica. Estos son los propósitos confusos a partir de los cuales se han juntado Zedillo, derechistas y panistas e intelectuales en un coro. Creen que entregando a Cuba se democratizan ellos mismos, así como exhibiendo a ex guerrilleros "conversos" y supuestos espías cubanos que victimizaban a la pobre CIA desde México. En su idea de "democratizar" Cuba sólo pueden ofrecer el chamorrismo nicaragüense o gobiernos "democráticos" de caricatura como el de Francisco Flores de El Salvador.

Fidel debe venir a México ahora que los intereses estadunidenses se han expandido a lo largo y ancho de nuestro país en una acción imperial de amplia trascendencia, más que la de la intervención de 1847, porque ahora vienen montados en el carro de la "nueva democracia", que se ha puesto a su servicio para cambiar a México.

Es importante su presencia para contener la campaña que pretende hacer de la izquierda mexicana y sus sectores democráticos un Miami contra Cuba.

Fidel en México ayudaría a replantear la visión latinoamericanista y el sentido íntegro de los afanes de los socialistas y de la izquierda en estos momentos en que la derechización parece haber cubierto a todo México bajo el nuevo Plan Marshall, que nos liberó del viejo régimen priísta, pero que nos ha colocado abiertamente en la sumisión a Estados Unidos.

Son muchos los luchadores, intelectuales y demócratas mexicanos que perciben que la vigencia de los propósitos de la Cuba revolucionaria y la visión de Fidel en las cumbres de los países no es nostalgia, sino vigencia frente al hambre, el crecimiento económico con desigualdad, el desempleo, la marginación de los pueblos indios, los derechos campesinos y obreros, los reclamos a la salud, la alimentación y la educación. Fidel es ejemplo de que las convicciones son un atributo humano y no un defecto, y que si Fidel es el mismo que lucha por lo mismo desde el Asalto al Cuartel Moncada hasta ahora, significa que los derechos que reclama son la base para nuestra modernidad y desarrollo.

Si Fidel habla del mundo, habla de México; por ello frente a la globalización representa el pensamiento universal de los que han luchado por sociedades libres, justas y por relaciones equitativas entre las naciones.

Fidel debe estar ahora con nosotros en este momento duro y confuso en el que pensamiento e ideas han sido declarados enemigos. Debe estar aquí ahora que se ha derrumbado la idea de que Estados Unidos era la única y verdadera democracia. Debe estar aquí porque ha ganado todas las batallas éticas frente a las mafias, el conservadurismo y la beligerancia estadunidense. Fidel debe venir a la toma de posesión de Vicente Fox y hablar en la calle, en la plaza, en la UNAM, y platicar lo que ha sucedido en estos últimos años con Cuba y el continente. Fidel debe hablar, pues se supone que ahora en México hay una democracia fuerte, y por ello sus palabras ya no deben infundir temor ni su presencia sería asunto de seguridad nacional. Fidel debe hablar de manera directa a los mexicanos, como lo hizo al pueblo estadunidense en Harlem o en Riverside.

Reafirmado quedó en Panamá que Fidel sigue siendo la referencia histórica coherente y con principios que representa los sentimientos de los pueblos en busca de su propia liberación. En esa última Cumbre Iberoamericana, las derechas del continente y España mandaron en una comisión de insultos a Francisco Flores y a Ernesto Zedillo. No obstante, nuevamente Fidel ganó la batalla ética al dar un jaque mate al denunciar el terrorismo contra Cuba mientras a esa misma hora era detenido Luis Posada Carriles, uno de los terroristas por la "libertad" que buscaba atentar contra Fidel ante el silencio de los asistentes.

Fidel debe estar con nosotros y hablar en una plaza de la ciudad de México sobre el mundo, pues es el visitante más distinguido en este primero de diciembre, día de luz y sombras para México. Veríamos ahí de qué parte están los sentimientos populares del país respecto a Cuba y a Fidel en este tiempo de derechas.

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