MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť SETENTA AÑOS DE PRI
Ť En la pobreza, 26 millones de campesinos; un presupuesto en picada
Devastador, el saldo de gobiernos priístas en el campo
Ť Sólo 300 mil productores participan en el mercado; sus ingresos cayeron 70 por ciento Ť Grave dependencia en carne de bovino y arroz Ť La apertura comercial afectó negativamente al sector
Angélica Enciso L. Ť Los gobiernos priístas neoliberales dejaron en el campo un saldo devastador: 26 millones de habitantes en el medio rural, de los 27 millones que ahí viven, están en la pobreza; sólo 300 mil productores participan en el mercado; los ingresos de los agricultores cayeron 70 por ciento, y en alimentos, como carne de bovino y arroz, la dependencia con el exterior es de entre 40 y 50 por ciento.
Además, el presupuesto destinado al agro fue en picada. Tan sólo entre 1994 y 2000, descendió en casi 60 por ciento, al pasar de 6.6 por ciento del total a tan sólo 3.8 por ciento del gasto total programable. Con la apertura comercial, las altas importaciones legales y ''desleales'' afectaron la mayor parte de las actividades agropecuarias.
A partir de 1982, se empezaron a impulsar políticas agropecuarias orientadas a la desaparición de empresas paraestatales, la cancelación de subsidios, lo que colocó a los agricultores en graves problemas de subsistencia. En 1984 había 11 millones de pobres, el equivalente a 16 por ciento de la población total, mientras que para 1997 las personas en esas condiciones sumaron 51 millones, lo que representa 55 por ciento de los mexicanos, señaló Verónica Villaresque, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La pirámide social de la pobreza cambió drásticamente entre 1994 y 1996, precisó la especialista, ya que en 1994 el 40 por ciento de la población -37.6 millones de personas- eran pobres extremos y dos años después el porcentaje se elevó a 55 por ciento -51.7 millones de personas. De ellos, alrededor de la mitad residen en el campo.
Para el todavía titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar), Romárico Arroyo Marroquín, el rezago del campo no puede atribuirse sólo a la agricultura y la ganadería, ya que esas actividades ''no pueden resolverlo todo''. Interrogado acerca del saldo que después de 70 años han dejado en el sector los gobiernos priístas, el funcionario federal se deslindó de lo que ocurrió antes de su gestión y se refirió al último sexenio: ''Las cosas había que cambiarlas, porque el contexto cambió, y he acreditado, creo yo, que la tendencia en el acontecer del sector es positiva".
Saldos
Las organizaciones campesinas e investigadores dan cuenta de la difícil situación del sector agropecuario, que en la última década perdió paulatinamente apoyos gubernamentales.
Todo comenzó con la desaparición de los precios de garantía de los granos básicos, para seguir con la venta de las empresas paraestatales, como Fertimex y los Almacenes Nacionales de Depósito, el retiro del apoyo crediticio del Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural), y culminó con la desaparición de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) y el subsidio a la tortilla.
Los campesinos constituyen un tercio de la población nacional y manejan 80 por ciento del territorio, además de que generan 15 por ciento del empleo y aportan más de 5 mil millones de dólares anuales a la economía por concepto de remesas; empero, viven en la miseria, indica información de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras (ANEC).
Aun con ello, las cifras reflejan que en el agro desde hace seis años no se registra crecimiento económico y que, por el contrario, la tendencia ha sido negativa, ya que mientras el producto interno bruto (PIB) nacional crece en un promedio anual de 1.8 por ciento, en el campo ha sido de -0.3, señala la ANEC. La producción de granos básicos ha permanecido estancada, con un promedio de 30 millones de toneladas, lo cual es similar a lo obtenido a principios de los 80, pero con casi 20 millones de personas más.
En el periodo de vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se importaron 76.5 millones de toneladas de granos, con un valor de 13 mil 600 millones de dólares, lo cual representa 72 por ciento más que en el sexenio anterior, indica la organización.
Los casi 3 millones de productores de maíz, sorgo y trigo -90 por ciento de ellos de autoconsumo-, en los últimos cuatro años enfrentaron la caída de 50 por ciento en promedio en el precio, al tiempo que los insumos registraron incrementos de hasta 63 por ciento, indica información del Consejo Nacional Agropecuario (CNA). Tan sólo en el caso del maíz, el precio por tonelada descendió 45 por ciento, al pasar de 2 mil 385 pesos en 1996, a mil 350 pesos este año.
La dependencia alimentaria de México con Estados Unidos creció en el periodo de vigencia del Tratado de Libre Comercio, sobre todo en granos básicos. Las compras de maíz representaron 16 por ciento del consumo nacional, las de trigo, 27, y las de arroz 51 por ciento, indica el especialista Juan José Flores Verduzco, del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agricultura y la Agroindustria Mundial (CIESTAAM).
El café, en problemas
En situación crítica por las cotizaciones, también están los 200 mil productores de café, 85 por ciento indígenas, ya que el descenso en los precios internacionales del aromático ha llevado a que desde hace tres años estén en situación de emergencia. En este momento están en espera de apoyos extraordinarios para comenzar la cosecha 2000-2001, ya que de otra forma no podrán levantarla, informó el Foro de Organizaciones Cafetaleras.
Otro sector en severa crisis es el del azúcar, donde los altos costos de producción de caña, el rezago tecnológico de la mayor parte de los ingenios, la falta de recursos y el gran endeudamiento (2 mil millones de dólares) son problemas no resueltos.
Además, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte llevó a los azucareros a un problema adicional: la sustitución de azúcar por jarabe de maíz de alta fructosa proveniente de Estados Unidos, con lo que en los últimos cuatro años en promedio se desplazaron 500 mil toneladas del dulce, en detrimento de los 2.5 millones de mexicanos que dependen de la actividad, señala Luis Ramiro García Chávez, también del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agricultura y la Agroindustria Mundial.
Actualmente, ante la imposibilidad de exportar los excedentes del dulce al mercado estadunidense, los industriales del ramo impulsan la integración de un panel de controversias para dirimir el conflicto, ya que Estados Unidos no está dispuesto a aceptar más de 200 mil toneladas del dulce, mientras que los mexicanos pretenden vender ahí los excedentes, que suman 500 mil toneladas.
Mercado cerrado
Tanto avicultores, porcicultores como productores de granos afirman que la apertura comercial sólo se ha dado en un sentido: de Estados Unidos a México, ya que las importaciones alimentarias mexicanas han crecido y las exportaciones de esos sectores al país vecino no se han presentado; las ventas mexicanas básicamente han sido de frutas y hortalizas.
Las importaciones agroalimentarias pasaron de mil 790 millones de dólares en 1982, a 7 mil 274 millones en 1994, y a 8 mil 204 millones de dólares el año pasado, lo cual es equivalente a 97 por ciento del valor de las exportaciones de petróleo crudo en 1999, que ascendieron a 8 mil 851 millones de dólares, indica José Luis Calva en un análisis. En tanto que las exportaciones mexicanas en 1999 fueron de 8 mil 204 millones de dólares, con un déficit de mil 150 millones, lo cual ha sido el promedio del último decenio.
Caída en ganadería
En la ganadería se generan alrededor de 4 mil 600 millones de dólares al año, con alrededor de 1.4 millones de unidades de producción y cerca de 4.7 millones de empleos directos; pero las altas importaciones ocasionaron una caída en la producción de 11 por ciento y la pérdida de alrededor de 400 mil empleos, indica información de la Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado.
México pasó a ser el segundo mercado para la exportación de carne de bovino de Estados Unidos, con lo que desplazó a Canadá, que pasó a ocupar el tercer lugar.
Finalmente, la cartera vencida del sector creció 189 por ciento en 1998, en relación con 1994, mientras que la agropecuaria presentó un aumento de 240 por ciento.
El sector pecuario en general se ha enfrentado a que su producción ha sido desplazada por alimentos importados, gran parte de "desecho" en Estados Unidos, por lo que los porcicultores y ganaderos ganaron sendas demandas y el establecimiento de cuotas compensatorias a esas compras.