MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Carlos Martínez García Ť

Monterreyenización

Llamo monterreyenización al lento, pero constante afianzamiento en las cúpulas político-empresariales mexicanas de valores como la búsqueda de alta rentabilidad y copiosas ganancias sobre cualquier otra consideración y fin. El centro geográfico de esta lógica se localiza en Monterrey, ciudad en la que incluso sectores nada privilegiados por el desbocado capital reproducen la ramplona ideología de la superación personal y la gerencial calidadtitis total.

La elite regiomontana se benefició como ninguna otra de las privatizaciones salinistas. Por esto lo apoyaron incondicionalmente. Hablaban con orgullo de su paisano y subrayaban el origen neoleonés de Carlos Salinas de Gortari; con gozo celebraban ruidosamente la peregrinación anual de la familia presidencial al poblado de Agualeguas. Monterrey fue el último lugar de México en darse cuenta de que Salinas fue un gran prestidigitador, que prometió la gloria y condujo al país a las puertas del Hades.

Mientras el ex presidente quedó sepultado por el desprestigio, la última palada parece que se la dieron sus hermanos en la ya famosa conversación telefónica, el gran empresariado de Monterrey se quedó con el producto de la alianza económica tejida en el salinato. Hoy fortalecen su red en el corazón mismo del proyecto económico foxista.

Acostumbrados a imponer sus programas de lo que llaman calidad total, los esquemáticos hombres de negocios de la Sultana del Norte creen que su provincianismo globalizador puede, y debe, impulsarse en donde sea. El contexto social y cultural no importa, lo que vale son los manuales de reingeniería financiera. Pero la realidad es terca y ante ella se desesperan los que buscan uniformarla. Así lo acaba de comprobar el rector del Sistema Tecnológico de Monterrey, Rafael Rangel Sostmann, quien se quedó con las ganas de ser el secretario de Educación de Fox. Creyó que en el plano nacional podría hacer lo que hace en el Tec, donde no hay interlocutores de las autoridades, sino operadores que siguen las verticales directrices que les marcan. Rangel Sostmann lo pone en estos términos: "Cuando escuché que el presidente Fox dijo que elegiría a alguien que no sólo fuera un académico, sino una persona con una gran capacidad de negociación y administración, supe que tendrían que seguir buscando. Yo no sé negociar, porque no he tenido que hacerlo. En el Tec nunca tuve que negociar con ningún sindicato, para bien o para mal, y espero que así sea siempre. No me he enfrentado jamás a uno, y no es cuestión de azar: hemos trabajado muy duro para que así sea" (Proceso, 26/11/00).

Pero esta idea de proscribir o evadir a la otra parte (sindicalistas, estudiantes, intelectuales, organizaciones civiles y ciudadanos que exigen explicaciones) parece estar extendida en los dirigentes regiomontanos. El domingo pasado, el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Reyes Tamez (nombrado secretario de Educación), prefirió abandonar el estudio televisivo de un canal que trasmite desde la capital neoleonesa, antes que enfrentar ante las cámaras a la dirigente de El Barzón de esa ciudad, Liliana Flores Benavides (Milenio Diario, 28/11/00). Así que tomen nota todos los que vayan a pretender respuestas directas de quien ocupará la silla que alguna vez fue de José Vasconcelos, tápenle todas las salidas a tiempo porque si no va a escabullírseles al mejor estilo de David Copperfield. Reyes Tamez fue rector de una universidad pública que administró como si fuera privada, y es partidario de ceñir el sistema universitario nacional a los requerimientos productivos del capital.

En la espléndida serie de reportajes sobre los contrastes sociales en Monterrey, que publicó en estas páginas la semana pasada Jaime Avilés, quedó evidenciada la unión entre el gobernador panista Fernando Canales Clariond y los pudientes habitantes de San Pedro para evitar la afrenta de que fuera construido en ese lugar un templo de mormones. En desagravio por tal pretensión de hacer efectiva la libertad de cultos, el gobernador y las ricas familias del municipio acordaron unir esfuerzos "con el fin de celebrar el segundo milenio de la Iglesia de Roma, edificar una cruz de 140 metros de altura que será visible día y noche desde cualquier sitio de la ciudad". El costo de levantar la cruz correrá por cuenta de los empresarios; a los gobiernos estatal y municipal les corresponderá hacer obras de regeneración de la zona que suman 50 millones de pesos. Esa es energía para evitar que otros heterodoxos se atrevan a irrumpir la sacrosanta paz de las conciencias regiomontanas.

Mi reconocimiento a los luchadores sociales que en Monterrey enfrentan un entorno muy adverso. Su tenacidad contribuye a desenmascarar lo que las cúpulas financieras ocultan: que en la urbe también se ha reproducido la pobreza que lacera a la mayoría de mexicanos(as). Bajo la premisa de que para combatir la miseria hay que generar más riqueza, los estrategas que a sí mismos les gusta denominarse regios y están en el primer círculo de poder foxista seguirán evadiendo cuestiones como la distribución de la riqueza ya generada y la injusticia de un modelo que ve a los clientes, pero no a los ciudadanos.