MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Habla Fernando Vallespín, autor del libro El futuro de la política
La sociedad ya no se deja moldear por el Estado vertical y jerárquico
Ť El desafío del problema vasco, enquistamiento de un nacionalismo étnico difícil de resolver, dice
Ť La autonomía de los sistemas políticos es cada vez más reducida, alerta el ensayista español
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 28 de noviembre Ť No todo dentro de la Feria Internacional del Libro es ficción literaria. También el ensayo tiene singular presencia en las estanterías de las editoriales aquí representadas. Es el caso del título El futuro de la política, del catedrático español Fernando Vallespín, publicado por Taurus y donde se abordan las transformaciones sociales que necesariamente se viven ante la expectativa de la globalización o mundialización actual.
Dentro del volumen son de particular interés dos rubros, los referidos a lo que el autor llama desafíos de la democracia y al triunfo del pragmatismo sobre la utopía.
-ƑDirías que en España, con su democracia saneada, enfrenta severos desafíos?
-Fundamentalmente hay uno que es insoluble al menos para mi generación, el tema vasco. Pensamos que la Constitución lo había resuelto en cierto modo dotando a esa región de niveles de autogobierno del que carece cualquier otra zona geográfica en Europa, pero no fue así. Ahí pervive el enquistamiento de un nacionalismo étnico que es muy difícil de solucionar sobre todo porque la población está dividida en dos partes, más o menos del mismo tamaño.
Necesidad de repensar la política
-En el caso de Estados Unidos parece que el sistema electoral no da resultados veloces pese a que en otras instancias políticas ese país es de los que actúan más rápidamente.
-Eso fue algo coyuntural: si no se hubiese producido ese empate entre los dos partidos más fuertes, nadie se habría fijado en el sistema electoral. Sucede que esa forma de elegir gobernantes de Estados Unidos responde a una época histórica que no tiene que ver con la nuestra. En todo caso no dramatizaría demasiado el momento por el que atraviesa ese país. Eso les significará a mediano plazo un cambio de forma. Podemos decir que es una sociedad insana en otros aspectos, no en la forma. La participación política, por ejemplo, es de sólo la mitad de la población.
-Dentro del capítulo de los desafíos de la democracia haces énfasis en las nuevas y viejas amenazas que este proceso político tiene. ƑQué tanto es posible decir que padecemos, en los sistemas que desean ser democráticos, retrasos o demoras de este ejercicio ciudadano?
-Estábamos acostumbrados a percibir la política a partir de un análisis conceptual que se corresponde en cierto modo con la idea tradicional de las ideologías que surgen en el siglo XIX y se han reajustado poco a las nuevas circunstancias. Por ejemplo, tenemos también la idea de una política territorializada a partir del Estado o de que los grandes conflictos derivan de la organización de la sociedad a partir de la industrialización. Y de repente nos encontramos con la mundialización, la sociedad de la información o la desterritorializacion de la política ha generado grandes problemas de todo tipo. Eso nos obliga a repensar la política, en cuyo cuerpo permanece todavía la vieja piel que ya se le va desprendiendo y somos incapaces todavía de ver cuál es la piel nueva que permanecerá en sitio.
''Me ha interesado sobre todo estudiar al Estado y la democracia, porque el Estado es la unidad de acción política tradicional, que está en crisis por alguna de las razones que he dicho y por otras que se relacionan con la propia complejidad interna de las sociedades desarrolladas.''
El ser egoísta, acierto del liberalismo
''Por su lado, me he dedicado a estudiar los procesos democráticos porque este sistema sólo opera en el ámbito nacional, pero hoy nos vemos afectados por decisiones respecto de las cuales no tenemos ningún control desde nuestro ámbito. Muchas veces me he preguntado de qué nos sirve decidir a quién poner en el gobierno si esa persona hará aquello a que lo obliga la sociedad mundializada o las grandes corporaciones económicas o los propios compromisos que esa persona ha ido adquiriendo a lo largo de su trayectoria. Lo cual nos lleva a pensar que la autonomía de los sistemas políticos, aun cuando sean democráticos, es cada vez más reducida. Creo que no podemos ya presuponer, por otra parte, que la sociedad se deja moldear pasivamente por las imposiciones del Estado vertical y jerárquico.
''Ahora nos encontramos con una mayor interacción entre Estado y sociedad, algo que me gusta llamar nueva gobernación. Por eso la solución a los problemas políticos del futuro hay que ubicarla necesariamente en estrategias de colaboración supranacional. Ese es para mí el gran desafío de la política por venir."
-Tal como sostienes en el libro, el pragmatismo pasó por encima de la utopía. Es un hecho que, aunque cueste aceptarlo, es verificable.
-Se nos acabó la utopía de la sociedad sin clases y la posibilidad de acceder a un hombre nuevo capaz de redimirnos. Creo que hemos tirado por la borda la idea de un hombre que no sea egoísta.
''Por eso el gran acierto del liberalismo es que partió siempre de la base de que los seres humanos somos egoístas y construyó un sistema político apoyado en ello, promoviendo que el egoísmo de cada cual aportara elementos para el conjunto social. De eso ya estamos de vuelta, lo mismo que de la idea de que el Estado puede resolver todos los problemas de un país.
''Los países que funcionan y avanzan son aquellos en donde existe una sociedad civil fuerte, combinada a un Estado firme lo cual no significa que sea extenso.''