MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť LA MUESTRA
Las leyendas de Rita
En Leyendas de Rita (Die stille nach dem Schuss-El silencio después del disparo), el realizador alemán Volker Schlöndorff retoma la crónica de los acontecimientos políticos en la Alemania de los años setenta, que de modo notable iniciara con El honor perdido de Katharina Blum (1975) y con un episodio en la cinta colectiva Alemania en otoño (1978). Esta última, en la que también participó Fassbinder, describe el clima de terror y paranoia colectiva que se desata en la Alemania Federal a partir de los atentados y asaltos bancarios que perpetra la llamada Fracción del Ejército Rojo, o más comúnmente, grupo terrorista Baader-Meinhof.
Otro filme notable de la época es Las dos hermanas (Die Bleierne Zeit, 1981), de Margherethe von Trotta, acerca del suicidio de Gudrun Ensslin, integrante de la FER, y de la investigación que emprende su hermana. A partir de ese clima opresivo, Schlöndorff realiza hoy con su guionista Wolfgang Kohlhaase una investigación sobre revelaciones de los archivos de la Stasi, policía secreta de la ex Alemania Oriental, que señalan la cooperación entre integrantes del grupo terrorista y los funcionarios del gobierno comunista que durante años les ofrecieron asilo y ayuda.
El título en español alude a las múltiples transformaciones (nueva identidad, nombre y biografía) que vivieron los terroristas en su patria adoptiva. Cada nueva identidad de la protagonista Rita Vogt (Bibiana Beglau) es la invención de una personalidad, la ''leyenda" que le permite disimular la verdad y sobrevivir socialmente. La cinta de Schlöndorff es un poco el diario de esta sobrevivencia, y al mismo tiempo una crónica de la vida cotidiana en la RDA a dos años de la caída del Muro de Berlín en 1989.
Lo que el realizador de El tambor de hojalata recupera aquí con mayor acierto es el clima de pesadez y abulia social que descubre Rita al instalarse en Berlín oriental. En lugar de la protesta visceral que ella encarna, lo que encuentra en la RDA como reacción colectiva frente al sistema opresor es una actitud escéptica y un gusto inmoderado por el alcohol. Su nueva amiga, Tatiana, representa muy bien ese comportamiento.
Otro aspecto interesante es la negativa del cineasta a presentar a los agentes de la policía secreta como villanos de película de guerra fría. El retrato es más complejo e incluye la figura de Erwin Hull (Martin Wuttke), agente de la Stasi, amistoso y calculador. Otro punto relevante es el modo en que las autoridades comunistas utilizan a Rita y a sus amigos como instrumentos en su estrategia de contraespionaje. Cuando finalmente la acción coincide con el derrumbe del socialismo real, se produce la crisis generalizada de ex funcionarios ansiosos de aclimatarse a la realidad nueva, y de sus terroristas ''protegidos", una vez más a la deriva, sólo que ahora entre dos territorios que representan ya una sola amenaza.
Habría que señalar como reparo los retratos muy esquemáticos de los compañeros de Rita; no son caricaturas diabólicas, es cierto, pero tampoco tienen mucha consistencia dramática. Unicamente sobresale Rita, pues a sus conflictos de convicción política añade las facetas de su vida íntima, su bisexualidad (Tatiana le confiesa su entusiasmo amoroso: ''Mi madre me advirtió sobre los hombres, pero no acerca de las mujeres"), su anhelo de sinceridad e incluso el candor con el que intenta convencer a sus propios anfitriones comunistas de que viven en el mejor de los mundos posibles.
Las leyendas de Rita no tiene la eficacia narrativa ni la fuerza de retratos femeninos anteriores de Schlöndorff, como el de Ruth Halbfass o el de Katharina Blum, pero el cuestionamiento político y moral tampoco tiene ya el mismo carácter de urgencia. Es una investigación muy sugerente, teñida un poco de nostalgia, con una figura trágica que resume un desencanto generacional todavía presente.
Esta cinta se exhibe hoy en Cinemex Casa de Arte Masaryk.
Ť Carlos Bonfil Ť