JUEVES 30 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Se consiguió duplicar el número de bibliotecas públicas, sostiene

Elevar el CNCA al status de ''ministerio'' es el mayor logro de Tovar y de Teresa

Ť Canal 22 se convirtió en un mecanismo idóneo para la difusión cultural, refrenda

Ť El funcionario realizó ayer su último acto oficial en el Centro Nacional de las Artes

Renato Ravelo Ť Rafael Tovar y de Teresa llegó al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes hace ocho años y se la creyó: tenía que elevar la estructura administrativa de lo que era una subsecretaría al estatus de ministerio. Así se portó durante los casi dos sexenios en que estuvo al frente del CNCA, y eso fue el centro de atención de sus detractores, así como la base de las aportaciones de la administración en la que, destaca, se ''dobló" el número de bibliotecas públicas, se restauraron centros de cultura, se formó el CNA y se apoyó a 60 museos en el país. También pasa a la historia ?en cumplimiento a una deuda de clase y de filia personal? como el hombre que revivió la ópera en México. Ayer, su último acto fue en el CNA.

tovarinCon un promedio de mínimo un par de actos a la semana, se puede hablar de un millar de apariciones públicas y medio millar de viajes al interior del país, de discursos, de entrevistas de pasillo sobre el conflicto en boga: la reducción presupuestal, los derechos de autor, Teotihuacán, el tema que siempre le irritaba de la legalidad del consejo, la nunca llegada descentralización. Ningún subsecretario e incluso muchos secretarios se pueden jactar de esa cifra.

Sus detractores dicen que esa era su labor: inaugurar, no obstante en esos actos en realidad Tovar se dedicó a fabricar la figura del secretario de Cultura, por encima de Teresa Franco y Gerardo Estrada, aunque en realidad eran los directores del INAH y el INBA quienes recibían los golpes. A cambio, ambos institutos gozaban de cierta autonomía y en el caso del INAH del respeto del resto del sector público.

Tovar estira la mano, sonriente y tranquilo, quizá en espera de que se le haga regresar esta vez como embajador a París, donde fue asistente de Jorge Castañeda padre. Es la primera vez en estos ocho años que se entra a su oficina. No se molestará con nada, ni siquiera cuando se le provoca con aquello de que le decían era un ''aristócrata". Tampoco mostrará signo alguno de un ataque próximo de nostalgia por el poder, ni alivio siquiera, sólo esa distancia cordial que como diplomático practicó para que no le pidieran cosas, según confiesa.

''Deben ser centenas de inauguraciones. No me preguntes cuántas exposiciones vi, porque fueron muy poquitas, luego con tanta gente y tanta distracción tenía que regresar después. Procuré estar presente en muchos de estos actos. Me recomendaron no estar para que no hubiera una sobre-exposición, pero preferí presenciar qué hacían los artistas jóvenes, los consagrados, las exposiciones internacionales y sobre todo ser partícipe de la vida cultural diaria."

?¿Cuál consideras la mayor aportación?

?Poder agrupar en objetivos comunes instituciones culturales que antes actuaban dispersas. Hacer un programa de cultura con objetivos claros y acciones precisas. Se amplió la participación de los artistas en la política cultural, se establecieron reglas para la asignación de recursos en los estímulos a la creatividad y se amplió la infraestructura tanto nueva como la que se renovó en el marco de una política nacional.

?En términos reales, ¿estamos preparados para ser un país descentralizado en el ámbito cultural?

?Descentralizar implica crear infraestructura sobre las condiciones reales de esa comunidad, y que en ésta surjan las necesidades. En la medida que se resuelvan ahí mismo, la labor cultural se irá descentralizando. Descentralización no es llevar a un poblado lo hecho en la ciudad de México, sino apoyar lo que en un poblado se hace.

Apuesta por la calidad

?Sin embargo, persiste la idea de que en provincia faltan teatros o casas de cultura, lo cual no es cierto de acuerdo con datos del CNCA, ¿falta esa voluntad política de esparcir, de difundir?

?A veces seguimos con el discurso de que no hay nada en provincia y hay mucho. Se hizo un diagnóstico y un programa de apoyo a la infraestructura cultural de los estados. Se invirtió dinero para equipamiento, mantenimiento, que era una pequeña inversión que hacia que una casa de cultura, un pequeño museo se integrara a la vida cultural de la comunidad. Los recursos fueron tripartitas, un peso ponía el gobierno municipal, uno el estado y uno la federación, y en algunos casos la iniciativa privada. En todos los estados al menos hubo una obra.

?¿Estás de acuerdo en que uno de los retos es la difusión?

?Absolutamente. La difusión es muy cara, hemos contado con la buena voluntad de los medios informativos, pero si no llega a la gente es un trabajo en el que no asiste público, no permite la continuidad en la formación. Sin embargo, creo que Canal 22 se convirtió en un mecanismo apropiado para esa difusión. Además, creamos una página en Internet que ganó el premio de la mejor hoja cultural del país, en la que está la cartelera de todos los días. Se debe acostumbrar al público a que en ciertos espacios hay una actividad cultural de calidad. Exposiciones como la del impresionismo, en Bellas Artes, recibió 800 mil visitantes y la de los mayas 500 mil, en San Ildefonso. La mejor difusión es hacer cosas de calidad.

?Hablando de calidad, ¿cuál de los conciertos fue tu favorito?

?Empecé a disfrutar los conciertos a los dos años de asumir el cargo. Al principio me inquietaba, temía que fuera a pasar algo y me sentía responsable hasta de la desafinación de un instrumento o que el solista tocara mal. Poco a poco los fui disfrutando, recuerdo muchos, quizá el de la (Orquesta) Staats Kapelle de Dresden.

?Fuiste impulsor de la ópera. Hace dos años con motivo de los seis en el CNCA te pregunté si querías pasar a la historia como quien revivió la ópera en México, ¿qué contestarías ahora, ya sin la presión del funcionario?

?Se hizo un buen trabajo con Gerardo Kleinburg. Artísticamente es importante, sin embargo hay otras tareas que en lo social son más significativas: haber doblado la red nacional de bibliotecas, impulsar el Canal 22, crear el Centro Nacional de las Artes, impulsar el trabajo arqueológico en el país y atender espacios que son punto de referencia culturales de los mexicanos y entregarlos en mejores condiciones. Hablo del Castillo de Chapultepec, de los museos nacionales de Antropología y de Arte, de los fuertes de San Diego, en Acapulco, y de San Miguel en Campeche, de muchas de las zonas arqueológicas, Palacio Nacional, Catedral Metropolitana, el Estudio Diego Rivera, 60 museos regionales y cientos de centros más. Eso es lo que da satisfacción, porque tiene impacto social.

La entrevista se inhibe en un intento porque Tovar exprese algo de su biografía. Tenía 38 años cuando sustituyó a Flores Olea (''me fue difícil porque era un amigo, pero justo me habría preparado para el servicio público en cultura"). En este lapso se divorció y se volvió a casar, pero con esa cálida distancia permanece en el terreno de los principios y discursos. Lo más que se sabe es su frustrada vocación de músico y la todavía de escritor: ''Es una novela de cuatro generaciones de una familia mexicana". Si se va a Francia, asegura, será para aprovechar ''la experiencia adquirida desde otro país. No estoy en edad de descansar. Soy hombre de servicio público".

?¿Sentiste responsabilidad por lo de Teotihuacán, el gran tropiezo del CNCA?

?Se manoseó mucho. Clausuramos las obras y se dijo que estábamos coaligados con el señor que las realizó. Luego vinieron acusaciones muy fuertes, que por fortuna resultaron infundadas. La obra se paró porque el INAH vio que había vestigios. Luego se volteó y se dijo que el instituto estaba privatizando. No sólo se canceló, sino que se inició el proceso de expropiación.

Ese es el Tovar al que los periodistas se acostumbraron. El de las respuestas ambiguas, el ''ministro'' de Cultura que hoy saldrá con ''las manos limpias y con dignidad" por la puerta ancha, que él se encargo de ampliar, la del CNCA.