VIERNES 1o. DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Fox apostó que llegaría al Ejecutivo, y ganó
El fin de 7 décadas del PRI en la Presidencia se consuma
Ť Desplaza el guanajuatense a las "tepocatas, víboras prietas y sanguijuelas que tanto daño han hecho al país"
Juan Manuel Venegas y Roberto Garduño Ť "šApuesta lo que quieras! šNo vas a perder! šSeré presidente de México!"
Esa fue la recomendación que Vicente Fox Quesada hizo a principios de junio, cuando iniciaban los actos para el cierre de su campaña... y ganó. Cortó así siete décadas de gobiernos del PRI.
Hoy a las 11 de la mañana recibirá la banda presidencial en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Hará a un lado a los priístas ("tepocatas, víboras prietas y sanguijuelas", los identificó) "que tanto daño le han hecho al país".
Tres años de proselitismo; millones de pesos en publicidad; apoyo empresarial, declarado y encubierto; una asociación civil -Amigos de Fox- que se encargó de "ciudadanizar" la campaña del guanajuatense y alejarlo del "molde" panista; un candidato atípico y un sistema priísta que, según evaluó él mismo, "ya no da para más", fueron los factores que los estrategas del nuevo presidente de México explotaron.
Se consuma hoy la predicción foxista. Siete años anhelando este momento, por fin llega. Y, diría el protagonista de la fiesta de hoy: "El PRI ya forma parte del pasado. Vamos a construir un México exitoso y triunfador".
Populista, controvertido, ocurrente, aparentemente despreocupado y a veces burlón, Fox fue "personalidad fácil" para los expertos en mercadotecnia que lo rodearon. "Se vende solo", confió Francisco Ortiz, responsable de imagen y propaganda.
Tocó las fibras más sensibles del sistema priísta. Lo desafió: al presidente Ernesto Zedillo le dijo "Zedillín"; ondeó en acto político el estandarte de la Virgen de Guadalupe y cuando la Secretaría de Gobernación amenazó con sancionarlo, reviró: "šMe hacen los mandados!". Pero su blanco preferido fue siempre el candidato del tricolor, Francisco Labastida:
"Güerito que se la pasa arreglándose las uñas; chaparro; mandilón; mariquita, labestida...", son parte del repertorio que terminó adornando con la famosa "señal del dedo".
"šMe gusta hostigar al PRI!", se ufanaba en campaña el primer presidente surgido de la oposición.
-Un día los hará enojar -le advertían.
-Que se enojen. šQue sirvan para algo!
-Va a desatar a la fiera...
-Eso es lo que quiero, que se muestre; que salgan de su madriguera y enseñen su verdadera cara -decía, retador.
Bajar las estrellas y la luna; desafío al PAN
Fox nunca se detuvo y, mercadotecnia aparte, cayó en los extremos. Muchas veces se vio pretensioso, como cuando presentó su libro A Los Pinos, con el objetivo de que alcanzara el mismo impacto que en su momento tuvo La sucesión presidencial, de Francisco I. Madero.
El "candidato escritor" agregó entonces: "Creo locamente en un México exitoso y triunfador; parezco un soñador que quiere bajarles (a los mexicanos) las estrellas y la luna; sé que con trabajo y organización podemos llegar a ese México ideal que todos queremos y que cuando una persona con buena fe se lo propone, šno tiene límites!" A partir de hoy se verá si lo logra.
Fox no sólo desafió al PRI. Se enfrentó, sin ninguna disciplina, "a los chaparros, barbones, yucatecos y grandotes" de su partido, Acción Nacional, que todavía a finales de 1999 le regateó su apoyo, pero que terminó mareado en la borrachera de las encuestas que, entre febrero y marzo de 2000, ya daban al guanajuatense posibilidades de triunfo.
Durante años -en el libro de su autoría, asegura que desde 1993- trabajó su propia campaña. Empezaron sus sueños pre-sidencialistas. Alejado del PAN, su participación en el llamado Grupo San Angel, que se conformó a principios de 1994, dio el aire que necesitaba más allá de la esfera local guanajuatense.
Los intelectuales y políticos del centro le abrieron las puertas. Venía de provocar la segunda derrota en la historia del PRI en una elección estatal: en 1991, con miles de ciudadanos detrás de él por las calles de Guanajuato, había impedido la toma de protesta de Ramón Aguirre y obligado al gobierno de Carlos Salinas a realizar la primera concertacesión con Acción Nacional: no entra Ramón Aguirre, pero tampoco Fox.
El entonces dirigente del blanquiazul, Luis H. Alvarez (asesorado por Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza), aceptó la condición presidencial, pero a cambio impuso una suya. Que el interinato lo asumiera un panista, Carlos Medina Plascencia. Así ocurrió.
Fox hubiera preferido (cita la investigadora Soledad Loaeza en su libro Acción Nacional, la larga marcha) que los dirigentes del PAN se la jugaran con él hasta sus últimas consecuencias. Al no ser así, Fox regresó a sus negocios y anunció un ayuno político mientras Salinas fuera presidente. Cumplió su alejamiento parcialmente.
A finales de 1993 se discutía la posibilidad de modificar el artículo 82 constitucional para permitir que mexicanos hijos de extranjeros (tal es la condición de Fox) pudieran aspirar a la Presidencia. "Desde entonces empecé a vislumbrar la posibilidad de buscar la candidatura presidencial de Acción Nacional", contó.
Pero una maniobra, atribuida a Salinas de Gortari y Fernández de Cevallos, aplazó la entrada en vigor de las modificaciones a la Carta Magna, que serían vigentes a partir de las elecciones federales del 2000. Los protagonistas de la decisión argumentaron que no tenían necesidad de "personalizar" los cambios constitucionales. El guanajuatense tendría que esperar. Y lo hizo.
La gubernatura, escalón que necesitaba
En 1995 le llegó la segunda oportunidad de gobernar su estado. Sin ningún problema ganó los comicios, con margen de tres a uno, a su contrincante del PRI, Ignacio Vázquez Torres.
Apenas tomó protesta empezó a tejer su candidatura presidencial. Distanciado de la directiva de su partido, a la que acusó de "gradualista", el orgulloso agricultor de San Cristóbal no aguantó mucho para oficializar lo que ya se sabía: sería candidato a la Presidencia. El 6 de julio de 1997 convocó a la prensa para anunciar que ese mismo día arrancaba su campaña.
"Nadie es gallo para mí", lanzó al tiempo que dejaba en claro que no permitiría que alguien eb su partido le marcara los tiempos ni las formas. No necesitaba del PAN, tal vez sigue sin necesitarlo. Terminó peleado con Castillo Peraza; Felipe Calderón Hinojosa no tuvo la habilidad para zafarse de la herencia del yucateco, y Diego Fernández fue acremente cuestionado por "habernos dejado colgados de la brocha". Para todos tenía Fox.
En sus ataques, realmente sólo se salvaron sus más cercanos: la clase política emergente, los Sahagún, los Sojo, los Rojas, los Korrodi... con ellos gobernará a partir de este viernes y le darán a la administración la orientación en la que ellos creen: la empresarial.
Todo o nada
A partir de aquel 6 de julio, cuando arrancó su precampaña, no hubo en el guanajuatense la visión del político (que no lo es, no al menos en la concepción tradicional), sino la del jugador que sabe que en cualquier apuesta se gana o de pierde.
"Voy por todo, para mí no hay segundos lugares, ni votaciones históricas. O gano o pierdo... šTú apuesta lo que quieras, no vas a perder!"
A partir de hoy, la apuesta de Fox será con él mismo. Lo riesgoso es que, si falla, perderán millones, pues ha creado grandes expectativas.