DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť La semana política en Estados Unidos

Ť Luchan los poderes Judicial y Legislativo para designar al bueno

Ť Encarnizada, la pugna para determinar el destino del Ejecutivo

Ť El mito de que cada sufragio cuenta, derrumbado para siempre

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 2 de diciembre Ť La semana terminó como empezó: ante los tribunales y con maniobras legales de los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos para favorecer su versión particular de cual es, por fin, la voluntad del pueblo.

Hoy, el proceso judicial sobre la impugnación de los resultados del voto presidencial en Florida procedió ante un tribunal estatal, donde se interrogó desde al fabricante de las máquinas de conteo del sufragio en un distrito hasta a los representantes de las juntas electorales de los condados disputados en el estado.

Este proceso fue comenzado por el candidato demócrata, Al Gore, quien desea que unas 14 mil boletas disputadas en tres condados sean manualmente recontadas y agregadas al total estatal. Al mismo tiempo, procedían al menos otros tres casos legales en Florida sobre el conteo del voto.

Mientras tanto, los nueve magistrados de la Suprema Corte de Estados Unidos celebraron una sesión cerrada inusual este fin de semana, para deliberar sobre los argumentos presentados ante ellos ayer por los abogados de ambos candidatos en torno a la legalidad del fallo de la Suprema Corte de Florida, al permitir el recuento manual de votos después de una fecha límite.

Por otro lado, el liderazgo republicano de la legislatura estatal de Florida informó este sábado que promoverá una medida para convocar una sesión extraordinaria del Congreso estatal para considerar que ellos determinen --y no el proceso definido por la determinación judicial-- la delegación de los 25 electores que representarán a Florida en el colegio electoral.

En esta capital, el reverendo Jesse Jackson, dirigente de derechos civiles, se reunió brevemente el pasado viernes con la procuradora general Janet Reno, para discutir "irregularidades" electorales contra los negros en los comicios de Florida.

Los dos candidatos continuaron con su pantomima del presidente electo. Ambos se reunieron con figuras importantes de la política estadunidense.

El aspirante republicano, el gobernador texano George W. Bush, se entrevistó ayer con Colin Powell, y hoy con el líder de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, al igual que con el presidente del Senado, Trent Lott, para discutir la agenda de un "próximo gobierno republicano".

Por su lado, Gore difundió el mensaje de que pediría que varios secretarios de gobierno actuales sigan en sus puestos al comienzo de su presidencia.

ƑY la voluntad del pueblo? Bien gracias. Los constantes sondeos poselectorales demuestran todo y nada. Por ejemplo, la gran noticia de esta semana fue la de una encuesta en primera plana del diario The New York Times que registraba --sorpresa de sorpresas-- que los votantes demócratas favorecen continuar con la lucha judicial por Gore para asegurar un conteo "pleno y preciso", y que los votantes republicanos prefieren que el demócrata se rinda y aceptara el triunfo de Bush.

Pero otras encuestas de opinión señalan que hay creciente impaciencia y fastidio.

O sea, ha transcurrido una semana más y a 25 días en total después de la elección no hay presidente electo en Estados Unidos. Pero en vez de que esto haya provocado una crisis constitucional y los comienzos de una guerra civil, las calles de este país están en calma, y lo único que verdaderamente preocupa es si los consumidores navideños rescatarán una economía que empieza a desacelerarse.

Entre el arranque de la infernal música navideña, entre el Jingle Bells y los Santa Claus, la voluntad del pueblo sigue subordinada a la decisión de los políticos y sus abogados. Ya nadie espera, jamás, saber cuál fue el resultado real del voto no sólo en Florida, sino en este país. Ese mito de que cada sufragio cuenta, como el de Santa Claus para los niños que empiezan a sospechar a cierta edad, se ha desmoronado para siempre.