DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Según estudio del DIF-DF, 14 mil menores viven en la vía pública


Entre niños de la calle, muchos forman parejas y tienen hijos prematuramente

Ť En promedio, dejan sus hogares a los 10 años, y una tercera parte ha tenido relaciones sexuales

Susana González G. Ť En predios abandonados y albergues se refugian jóvenes parejas que han pasado al menos los últimos cuatro años de su vida en las calles. Y algunos, incluso, ya son padres de familia.

De acuerdo con un estudio reciente realizado por el DIF-DF, en la ciudad "existen 14 mil 322 niños y jóvenes (que) usan las calles como su lugar de trabajo y vivienda", y de ellos 75 por ciento son adolescentes de entre 12 y 17 años. En promedio dejaron sus hogares a los diez años y una tercera parte ha tenido relaciones sexuales.

Se aclara que sólo 11 por ciento ha manifestado vivir en la calle, mientras el resto de los menores contemplados en tal investigación laboran en la vía pública como limpiaparabrisas, payasitos, pepenadores o boleros, y los llamados empacadores.

No hay estadísticas precisas sobre el número de nacimientos que se registran entre las parejas entre niños y adolescentes en situación de calle, pero la labor realizada por la Secretaría de Desarrollo Social arroja información ilustrativa sobre el problema.

En el albergue Villa Margarita Maza de Juárez, ubicado en la delegación Gustavo A. Madero, por ejemplo, se atendió a 298 niños en situación de calle entre septiembre de 1999 y el 31 de agosto de este año, de los cuales una cuarta parte eran mujeres. El informe alerta que "lo más preocupante es que 21 por ciento de la población femenina que se ha albergado ha llegado ni–os-calle-5-jpg con un hijo menor de un año o en estado de embarazo".

Lupita tiene apenas dos años

Una casa derruída y llena de basura localizada sobre Periférico Sur, en la colonia San Pedro de Los Pinos, sirve desde hace más de un año como refugio de una veintena de niños y jóvenes en situación de calle. El mayor tiene 25 años y se dedica a limpiar parabrisas, la menor es una bebé de dos años, Lupita.

La niña es hija de Elizabeth y Luis Enrique, El Epi, quien el jueves pasado intentó suicidarse colgándose del anuncio espectacular instalado en la azotea de la construcción. Como el resto de sus compañeros, esta pareja recurre ocasionalmente a los albergues, principalmente por comida, pero prefieren vivir en ese lugar que consideran su hogar y se resisten a ser desalojados. Ahí duermen y se drogan con los botes de inhalantes, que cuestan de 23 a 30 pesos, cooperan para comprar alimentos y prepararlos en una fogata que alimentan con petróleo, y al cuidado de la bebé contribuyen todos.

Con ellos convive otra pareja, Alma y José, de 15 y 16 años de edad, que ocupan uno de los pocos cuartos que conserva todas sus paredes en pie e incluso una puerta y cuyo único mobiliario es un colchón viejo y manchado colocado sobre el suelo. Su relación cumple apenas unos cuantos meses pero en ese tiempo ha habido dos intentos de suicidio por parte de José y uno de Alma que los ha hecho, según dicen, unirse más y cuidarse mutuamente.

Aarón trabaja de payasito

Desde hace una década, Aarón vive en la calle y desde hace tres años hace vida de pareja con Anahí, una chica de Colima que al abandonar a su familia emigró a la ciudad de México. El ya cumplió 19 años mientras ella tiene 15 y ambos procrearon hace tres meses a un pequeño que fueron a dejar temporalmente con los familiares de ella. ƑDe qué viven? Aarón trabaja como "payasito" y se conforma con obtener lo suficiente para la comida de ambos; lo demás va saliendo de donaciones que les hacen y por el momento viven en un albergue de Tepito. Sus vecinos en ese lugar son Mario y Mireya, de 18 y 13 años respectivamente, no tienen hijos aún "porque nos cuidamos con condones" pero tampoco descartan la posibilidad de engendrar.

Ya dejamos de drogarnos

Hay parejas que de manera intencional, al parecer, deciden tener hijos, como es el caso de Ana Laura y Omar, de 16 y 22 años, quienes desde hace tres meses se convirtieron en padres "porque queríamos tener un bebé y hacernos más responsables, por eso dejamos de drogarnos desde meses antes". Ana asegura que se salió de su casa a los ocho años, cuando murió su mamá, y dice haber recorrido siete albergues, incluido el del padre Chinchachoma. Ambos viven actualmente con otros 20 menores en un local de Tlatelolco, facilitado por una organización social, y los gastos para su manutención y la de su hijo "sale" de la venta de paletas en microbuses.

Primeros resultados

A pesar de que el gobierno capitalino ha prestado particular interés para atender a los menores en situación de calle mediante servicios que van desde albergues, raciones alimenticias, atención médica, siquiátrica, sicológica y odontológica, así como actividades culturales, deportivas y recreativas como parte de un programa cuyo objetivo fundamental es "reincorporar a los niños y niñas a su seno de atención", éste apenas comienza a dar resultados.

Así, en la Villa Margarita Maza de Juárez "78 por ciento de los menores que se incorporaron al albergue egresó antes de concluir el periodo de atención y 22 por ciento continúa su proceso de descallejerización". No obstante, la información de la Secretaría de Desarrollo añade que " 33 por ciento de los menores que permanecieron en el programa se ha reinsertado a su familia".