DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Exposiciones en el Museo de la Ciudad de México


Cinco retratos de los deseos y las frustraciones en el DF

Ť De video, una de las muestras; se presenta en 40 monitores

Ť Se exhiben también obras plásticas y una instalación

Merry Mac Masters Ť Las relaciones sociales son un tema que ha estado investigando el Museo de la Ciudad de México (MCM). Basta recordar la exposición Lazos de sangre. Retrato mexicano de familia, siglos XVIII y XIX, montada hace unos meses. Del próximo bloque de muestras, la más elocuente en ese sentido es el trabajo sonoro Nos/otros, testimonios de la vida familiar en la ciudad, una investigación coordinada por Patricia Montaño.

Mediante 23 testimonios anónimos, personas de diferentes edades, clases sociales, actividades, hablan de los sentimientos íntimos sobre la vida familiar en las distintas etapas que atraviesa el ser humano: nacimientos, desarrollo, enamoramientos, parejas y matrimonio, separaciones o rupturas, y muerte. Según Conrado Tostado, director del MCM, el estudio arrojó datos en cuanto a la "enorme frustración en la vida familiar", así como su "aceleradísima desintegración". Por ejemplo, 60 por ciento de las familias en el Distrito Federal carece de uno de los cónyuges.

El deseo, que se contrapone a las frustraciones, de alguna manera entreteje las demás muestras. Para su videoinstalación Diverso próximo, José Miguel Casanova realizó una "encuesta comprensiva de los deseos". En el Centro de Estudios de Opinión obtuvo una lista de 50 personas representativas de la diversidad social capitalina. Junto con el sicoanalista Luis Tamayo, se diseñó un cuestionario de 45 preguntas, cuya intención era "poco a poco entrar a la intimidad" de cada quien, para hablar de ilusiones, esperanzas, sueños y, por fin, los deseos.

Todo fue grabado. Para una primera parte de su proyecto, el año pasado instaló una fuente de los deseos, de la cual nació el "banco intersubjetivo de deseo". Ahora, presenta la totalidad del cuestionario, dividido en 40 monitores y cuatro videoproyectores. El recorrido conduce al espectador por diferentes puertas con el fin de que lleve las preguntas a un proceso de introspección.

Para Tostado los "petates" le sirven a Boris Viskin como "metáfora" del tejido social. El petate, recuerda, fue, por lo general, "emblemático" del origen de la familia; es donde se hacen los patrimonios. Las 35 piezas, entre pinturas y collages, incluidas en la muestra Petates, parten de una composición muy estructurada.

Luego, las líneas verticales y horizontales se empiezan a dividir. Viskin anota: "Hay algunos fantasmas casi imperceptibles debajo de la pintura". Agrega: "Se empiezan a dividir las líneas creando espacios, los cuales titulé Templos porque tienen esa cosa laberíntica, sagrada". Otros, se llaman Lluvia por el elemento vertical/horizontal.

El hilo conductor se materializa en la muestra Celando la veta del deseo, de Carmina Hernández, que reúne más de una década de obra gráfica. El sensual conjunto, en donde se impone la xilografía, básicamente gira en torno de los deseos eróticos o sexuales, aunque también hay un sentido de maternidad. En la instalación Latir de caricias, antebrazos y manos se estiran sobre la pared. Aparte de sus múltiples parejas, también emplea mucho el motivo del corazón como "símbolo universal de un latir de vida".

Finalmente, Cuerpo reúne los trabajos del último lustro de Tamar Liebsohn, fallecida en marzo pasado. Daniel Liebsohn, curador y museógrafo con Nora Servín, explica que para estas obras en su mayoría sobre papel, su madre trabajó con modelo en vivo, lo que le da gran espontaneidad a las piezas.

(Las cinco exposiciones se inauguran hoy, a las 12 horas, en el Museo de la Ciudad de México, Pino Suárez 30, Centro Histórico.)