DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Editorial imprescindible para México: Pitol

Cinco autores celebran en la FIL las cuatro décadas de Era

Ť Gracias a ella nos crecieron muchas flores en la cabeza, afirma Poniatowska; presencia virtual de Fernando Benítez en el acto

César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 2 de diciembre Ť Al centro, una silla para Fernando Benítez. Y dos a cada lado de la destinada al escritor y periodista. En ellas, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Sergio Pitol. Los cuatro, que es decir los cinco, para celebrar el cuarenta aniversario de Ediciones Era.

Es decir cinco, porque otros tantos fueron los títulos que en edición de aniversario dio a conocer el sello: Las siete cabritas, de Poniatowska; El viaje, de Pitol; Salvador Novo, lo marginal en el centro, de Monsiváis, Siglo pasado (desenlace), de Pacheco y La ciudad que perdimos, de Benítez.

ERA 1Sobre este último, Pacheco aseveró en uno de los actos más concurridos de la presente Feria Internacional del Libro: "Desgraciadamente, Fernando murió a principios del año 2000 y no llegó a estar presente como a él le hubiera gustado en estos cuarenta años de Era. Es muy difícil decir en muy pocas palabras lo que yo personalmente quisiera y dar las gracias a Neus Espresate, a Vicente Rojo y ahora a la nueva generación de Vicente Rojo Cama, Paloma Villegas y Marcelo Uribe, porque simplemente yo sin ellos no hubiera existido como escritor; siempre tuvieron esa confianza y esa generosidad en mí y gracias a ellos he podido salir adelante".

Sergio Pitol se sumó "al elogio a Era, editorial imprescindible en México, en la cual hemos colaborado nosotros cuatro casi desde hace cuarenta años. Es una de las casas editoriales aún independientes".

Leyó después un fragmento de El viaje, correspondiente a un 25 de mayo: "Estaba en segundo año de secundaria. Mi abuela me había regalado un pequeño portafolios rígido de cuero para guardar libros, cuadernos y demás utensilios escolares, con la esperanza de que dejara de perderlos a cada rato. A mi casa llegaba regularmente una revista médica muy bien ilustrada dirigida por Raúl Fuornier, de cuyo interior se podía desprender una reproducción de una obra maestra del arte.

"Yo recortaba esas páginas para guardarlas en una caja de tesoros personales. Un día, al abrir la revista me quedé aturdido, nada había visto tan deslumbrante como aquella página colorida. Un cuadro bañado de luz, iluminado desde arriba, pero también desde el interior de la tela. En una pecera nadaban unos cuantos peces rojos, cuyo reflejo se mecía en la superficie del agua. Era el triunfo absoluto del color."

Poniatowska explicó, entre bromas y veras, la diferencia entre cuatro décadas y cuatro siglos: "Me da mucho gusto que se celebren los cuarenta años de Era el mismo año en que le dan a Juan Gelman, que es un tipazo y un gran poeta, el Premio Juan Rulfo. Por lo tanto es una doble alegría. La presencia de Juan, aquí con nosotros, su premio y el hecho de que Era nos haya aguantado a nosotros cuatro que somos unas fichitas, durante cuatro décadas.

"Iba a decir cuatro siglos, pues creo que a ellos se les han hecho casi cuatro siglos. Les quisiera contar cómo conocí a Era. A Vicente Rojo lo conocí en el periódico Novedades. El estaba supliendo a Miguel Prieto, que había muerto y era el nuevo hacedor de las páginas del suplemento cultural, que las hacía, no con las órdenes, sino con los gritos maravillosos que le daba, aquí presente, Fernando Benítez (...) Los de Era guardaban un perfil muy bajo, Neus es muy tímida, todos son muy tímidos, no les gusta que los vean, no les gusta figurar, no tienen ningún afán de salir en público, no tienen el síndrome de la vedete. Realmente nunca me enteré de que Neus era la directora hasta veinte años más tarde (...) En ese momento me enteré que era la directora, porque nadie lo decía. Yo no entendía cómo salían los libros, yo suponía que era por arte y magia de Vicente Rojo".

Y concluyó: "Todos ellos nos publicaron nuestros primeros libros, nos tomaron de la mano, nos ayudaron, fueron nuestros amigos, nos hicieron bromas a lo largo del tiempo, nos sostuvieron y gracias a ellos nos crecieron muchas flores en la cabeza".

Una empresa eficiente y productiva

Monsiváis, en su turno, hizo uso de la memoria: "Como hoy se permiten las evocaciones, me acordé del gran Fernando Benítez. Un día de trabajo llegué al suplemento y me dice qué gran ensayo, es lo mejor que se ha escrito en México en muchos años, y le pregunté: '¿Ya lo leíste, Fernando?' Y me dice: 'No porque a lo mejor cambio de opinión'. En esa atmósfera creada por Benítez primero en México en la Cultura y después en La Cultura en México, fue en la que nos internamos en Era. La primera fue Elena, después José Emilio, Sergio y finalmente yo.

"Creo que en el momento en que se crea Era, es la época de la literatura canónica mexicana, es decir, lo que se publicaba en el Fondo de Cultura Económica en el gran momento de Arnando Orfila Reynal y Joaquín Díez Canedo (...) La decisión de Neus Espresate, Vicente Rojo y Azorín de crear una editorial, en ese momento parece absolutamente impráctica y, sin embargo, esta persistencia, este llegar a los cuarenta años, prueba que eran más eficientes, productivos y a la moda de hoy de lo que pensábamos, que el criterio empresarial que nos domina ya estaba presente en ellos desde hace cuarenta años, pues de lo contrario no hubieran persistido".

Al cierre del inicio del festejo por los 40 años de Era, además de la presencia virtual por literaria de Fernando Benítez, subieron al estrado Neus Espresate, Vicente Rojo, Paloma Villegas, Vicente Rojo Cama y Marcelo Uribe. El aplauso por cuatro décadas de lectura y de tesón editorial fue unánime, agradecido, cómplice, amistoso.