DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2000
Después de la fiesta
Chiapas: el primer pendiente
No será, ya se sabe, en 15 minutos. La esperanza de solución del conflicto de Chiapas está fincada, en primer lugar, en que el nuevo gobierno dé señales claras de que camina rumbo a un acuerdo y cumpla sus compromisos. La lista de asuntos sin solución es larga: va de la Ley de Derechos y Cultura Indígenas al urgente, y real, desmantelamiento de los grupos paramilitares. En la búsqueda de una salida será clave el papel del nuevo comisionado para la paz, el viejo panista Luis H. Alvarez, quien tiene ante sí el reto de lograr la confianza del EZLN y de mirarse al espejo del fracaso que le dejaron sus antecesores
Jesús RAMIREZ CUEVAS
Con los últimos seis años, cuatro secretarios de Gobernación fueron incapaces para resolver el conflicto en Chiapas. Por el contrario, los cuatro flamantes funcionarios quedaron en el camino "electrocutados" por sus actos u omisiones.
Esteban Moctezuma, Emilio Chuayffet, Francisco Labastida y Diódoro Carrasco. A cada titular de Gobernación le correspondió nombrar un comisionado para Chiapas. De todos los comisionados, sólo Manuel Camacho se sentó a negociar con el subcomandante Marcos y el Comité Clandestino Revolucionario Indígena. Marco Antonio Bernal se sentó con los comandantes indígenas y firmó los acuerdos de San Andrés en 1996. Ninguno de los otros negociadores pudo tener siquiera un encuentro con los rebeldes.
Vicente Fox ha nombrado a Luis Héctor Alvarez, un panista con amplia trayectoria y autoridad moral, incluso reconocida en su momento por los propios zapatistas. El panista cuenta entre sus credenciales ser un destacado luchador en favor de la democracia desde hace más de 50 años y haber sido uno de los más prominentes integrantes de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa). Fue además testigo de la firma de los primeros acuerdos entre el EZLN y el gobierno.
Sin embargo, Luis H. Alvarez hereda el fracaso de la política seguida por el gobierno de Ernesto Zedillo para acabar con el conflicto y la desconfianza de los indígenas hacia el gobierno.
"Abrigo la esperanza de que las presiones sociales que se están presentando a raíz no sólo del cambio de gobierno sino del régimen, habrán de modificar las conductas observadas hasta ahora... el nuevo gobierno habrá de conducirse de manera diferente", dijo Alvarez al tomar posesión de su nuevo encargo.
*Los comisionados y sus fracasos
Enfrentado al más grande desafío de su gobierno con el levantamiento indígena, Carlos Salinas decretó el 12 de enero de 1994 el cese al fuego y anunció la búsqueda de un diálogo con los rebeldes. Para ello nombró a Manuel Camacho Solís como comisionado para la paz. A Camacho se le reconoció oficio y buen papel como negociador. Logró establecer el Diálogo de la Catedral con una amplia representación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), encabezada por el subcomandante Marcos. Ahí se sentaron las bases de una vía política para resolver el conflicto. Camacho propuso a los zapatistas 34 compromisos, que llevaron a consulta a sus pueblos.
Aun cuando fracasó su propósito de lograr un acuerdo de paz, Camacho pudo impedir una salida militar durante el 94 como solución al conflicto, y con ello logró que las elecciones de ese año transcurrieran en un clima de tranquilidad. En ese entonces, el EZLN declaró que "el diálogo de San Cristóbal fue verdadero. Sin dobleces ni mentiras".
El asesinato de Luis Donaldo Colosio y las pugnas internas dentro del PRI enrarecieron el ambiente político y terminaron por debilitar el papel de Camacho. En junio de 1994, el EZLN rechazó la propuesta de Camacho, como resultado de su consulta interna. Ernesto Zedillo, ya candidato presidencial del PRI, reprochó el papel de Camacho en Chiapas. El comisionado tuvo que renunciar.
*Madrazo: un papel decorativo
El segundo negociador del gobierno fue Jorge Madrazo, entonces presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. En un ambiente político adverso, Madrazo nunca pudo establecer un contacto directo con el EZLN. Mario Luis Fuentes fue el enviado personal de Zedillo para establecer contacto con la guerrilla, lo que minó aún más su papel mediador. El intercambio epistolar entre Zedillo y Marcos no le dejó ningún papel a Madrazo, que terminó su labor sin resultado alguno.
En medio de un conflicto poselectoral sin precedente en Chiapas, Zedillo acudió a la toma de posesión de Eduardo Robledo como gobernador de Chiapas. El EZLN desconoció a Robledo, proclamando a Amado Avendaño como gobernador "legítimo". Los zapatistas decretan terminada la tregua armada y despliegan sus fuerzas en 38 municipios en una operación incruenta. La respuesta militar del gobierno obliga a los rebeldes a replegarse. Abrumado por el "error de diciembre", Zedillo reconoce a la Comisión Nacional de Intermediación, encabezada por el obispo Samuel Ruiz.
En enero de 1995, el secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, viaja a Guadalupe Tepeyac y se reúne con el subcomandante Marcos. El segundo encuentro programado entre ambos ya no se realiza.
El 9 de febrero, el presidente Zedillo, con el argumento de que el EZLN preparaba una ofensiva nacional, lanza una operación militar para capturar a los dirigentes zapatistas.
La movilización de la sociedad civil, la presión internacional y el fracaso de la operación militar obligan al gobierno a dar un viraje.
El EZLN comparó a Moctezuma con Guajardo, "por su traición a Zapata en Chinameca".
*Bernal: acuerdos incumplidos
El 11 de marzo de 1995, la Cámara de Diputados aprueba la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas. Se abre con ello un nuevo ciclo de negociaciones. El 17 de abril el gobierno federal nombra a Marco Antonio Bernal como negociador en los Diálogos de San Andrés.
A partir del 21 de abril comienzan las negociaciones, que se prolongarán hasta el año siguiente. El EZLN envía a comandantes indígenas como sus representantes.
Esteban Moctezuma renuncia a la Secretaría de Gobernación después de la matanza de 17 campesinos en Aguas Blancas, Guerrero, en junio. En su lugar es nombrado Emilio Chuayffet.
Entre mayo y septiembre de ese año, tras prolongadas sesiones de discusión, los zapatistas y los enviados del gobierno acuerdan la agenda y los mecanismos de negociación.
Sólo el primer tema, derechos y cultura indígenas, fue abordado por las partes, teniendo como resultado la firma de los primeros acuerdos de San Andrés, el 16 de febrero de 1996.
Antes, en septiembre de 1995, la Cocopa gestionó la inclusión del EZLN en el diálogo para la reforma del Estado.
En marzo de 1996 se instala la segunda mesa sobre el tema de democracia y justicia, que ya no concluye porque el gobierno se niega a presentar una propuesta. Esto provoca una crisis del diálogo que desemboca en la suspensión del mismo el 2 de septiembre. Así que ya no se abordó la firma de la paz ni el desarme.
Entre noviembre y diciembre de 1996 vendría una larga negociación encabezada por la Cocopa que termina con la elaboración de una propuesta de ley sobre derechos y cultura indígenas (la traducción legal de los acuerdos de San Andrés), aprobada por el EZLN y finalmente rechazada por el presidente Zedillo. El 11 de enero de 1997, el EZLN rompe los contactos al rechazar el intento gubernamental de renegociar la ley de la Cocopa.
*Joaquín: caída con Chuayffet
En 1997 fue nombrado Pedro Joaquín Coldwell, que tuvo un papel más bien decorativo, toda vez que las negociaciones de paz estaban interrumpidas. En esa época fue la marcha de mil 111 zapatistas hacia la ciudad de México. Después vendría la ofensiva paramilitar en Chenalhó que culminó con la matanza de 45 indígenas en Acteal y el desplazamiento de más de 10 mil indígenas que huyeron de sus pueblos. Este hecho que conmocionó al mundo determinó la renuncia de Chuayffet y del gobernador de Chiapas, Julio César Ruiz Ferro.
*Rabasa: a imagen y semejanza de Orive
El nuevo secretario de Gobernación, Francisco Labastida, nombra a Emilio Rabasa como coordinador para el diálogo y la negociación en Chiapas.
Labastida dio un nuevo giro a la política gubernamental, una "estrategia integral" de siete puntos que tenían como objetivo avanzar en la solución de los problemas sociales y políticos en Chiapas aun sin la participación del EZLN. Esta estrategia tenía como objetivo aislar al EZLN y debilitar su base social, y fue diseñada por Adolfo Orive, hoy secretario de Desarrollo Agropecuario del gobierno de Arturo Montiel en el estado de México.
En febrero Zedillo envía una iniciativa de ley sobre derechos indígenas que es cuestionada por unilateral por el EZLN y por la mayoría de legisladores de la Cocopa. El nuevo gobernador chiapaneco Roberto Albores encabeza una ofensiva contra los municipios autónomos zapatistas que culmina con la matanza de El Bosque. Se lanzan grandes inversiones en el estado. Una parte se desvió para financiar a grupos paramilitares y la otra para dividir a los pueblos en resistencia.
Después de un prologado impasse el EZLN convoca en noviembre en San Cristóbal a un diálogo con la sociedad civil, al que también asiste la Cocopa. Pero el desencuentro entre los legisladores y los delegados zapatistas fue tal que se enfrió cualquier contacto.
Emilio Rabasa, en tanto, se dedica a justificar la política gubernamental, en particular la del gobernador Albores. El momento cumbre de su actuación fue la justificación del operativo militar en El Bosque. Esto lo desprestigió totalmente ante la opinión pública. Desconocedor de la realidad chiapaneca, Rabasa fue uno de los personajes más ninguneados y criticados por el EZLN, y nunca tuvo siquiera la oportunidad de que los zapatistas le recibieran el documento con la oferta del gobierno para el diálogo y la negociación. Rabasa es el personaje emblemático del fracaso de la política de Francisco Labastida y de Zedillo en Chiapas.
*Alvarez: de los 18 chinchones al reto
Con una experiencia en las dificultades de avanzar en el proceso de paz y en los vericuetos del conflicto, Luis H. Alvarez, de 85 años, es reconocido por sus compañeros de partido y por dirigentes del resto de las fuerzas políticas como un hombre congruente y con autoridad moral. Mesurado, prudente en sus juicios, ha recibido incluso un trato respetuoso por parte de los zapatistas.
Participó como integrante de la Cocopa desde su creación en marzo de 1995 y fue su primer presidente. De 1994 a este año se desempeñó como senador por Chihuahua. Participó en las negociaciones en San Andrés Larráinzar y fue testigo de la firma de los primeros acuerdos entre la guerrilla y el gobierno federal en 1996.
El diputado Jaime Martínez Veloz dice que "dentro del PAN don Luis significa una persona sensible a los reclamos indígenas, tiene gran autoridad moral sobre mucha gente".
Martínez Veloz recuerda que en noviembre y diciembre de 1996, cuando la Cocopa acordó elaborar la iniciativa de ley sobre derechos y cultura indígenas, "don Luis sufrió los embates de su partido. El fue el que habló primero con Marcos y le dijo que la Cocopa elaboraría la ley indígena sin posibilidad de modificaciones. Marcos estuvo de acuerdo, a pesar de que le dijo que estaba por debajo de lo que peleaban los zapatistas. Después habló con Chuayffet, quien se comprometió a respaldar la iniciativa de ley indígena diseñada por los legisladores".
"Después Chuayffet -continúa el diputado priísta- nos dijo que no podía avalar la ley porque había diferencia de matices. Cuando le reclamó don Luis su incongruencia, el secretario de Gobernación le dijo que lo disculpara pero que en ese momento se había tomado 18 chinchones. Esto molestó mucho a don Luis, que le reclamó su falta de palabra y seriedad, siempre de manera prudente pero firme. Junto con Heberto Castillo encaró al presidente Zedillo cuando desconoció la iniciativa de la Cocopa. Chuayffet les dijo que el problema era de matiz, pero el Presidente lo interrumpió y dijo: 'como tú eres del altiplano no hablas como nosotros los del norte; no hay un problema de matices, esta iniciativa no pasa porque son problemas de fondo'".
En esas discusiones el gobierno reconoció no conocer a fondo los acuerdos de San Andrés. "No pensábamos cumplirlos, por eso no los estudiamos; si hubiéramos sabido no los hubiéramos firmado", fue la justificación ante los legisladores (según cuenta Juan Guerra en su libro Historia Personal de la Cocopa). Don Luis estuvo a punto de desconocer su palabra empeñada con los zapatistas.
Ese fue un momento difícil para los integrantes de la Cocopa. Ante la perspectiva de terminar sin nada, la comisión se dividió entre los que querían reformular la propuesta (lo que significaba desconocer en los hechos su compromiso con los zapatistas). Don Luis jaló con los que aceptaron los argumentos del gobierno de cambiar la propuesta. Pero ya no ocurrió pues las direcciones del PRD y del PT obligaron a sus representantes a mantenerse firmes en el compromiso con el EZLN.
"Luis H. Alvarez demostró dentro de la Cocopa una actitud prudente, responsable, plural y abierta al diálogo. Es un buen punto de partida, aunque la pregunta es si le va a hacer caso Fox para resolver Chiapas o si don Luis va a quedar atrapado por lo que decida el nuevo presidente. Tendrá un papel difícil ante tanto tiburón, a ver si no lo hacen caer ahora que hay un gobierno de marcas: Dupont, Avantel, Banamex, Grupo Monterrey, etcétera", dice Martínez Veloz.
"Luis tiene una buena relación con Marcos -señala Jaime Martínez-, pero el gobierno tiene que demostrar que será el interlocutor y se va a respetar lo que acuerde".
El problema de Chiapas no se resuelve en 15 minutos, como dijo Fox, en su precampaña presidencial. La compleja realidad de los indígenas tampoco se puede resolver con un vocho, un changarro y un televisor, como sugirió Fox. El reto de Luis H. Alvarez es demostrar que tiene otro camino.