ANTESALA
¿Cómo resistirse?
Dígame usted, aquí en corto, ¿qué hacer cuando
le dirigen una carta que empieza con el calificativo de "respetable" dirigido
a su humilde personita: "Respetable Antesalista", por ejemplo? Y además,
¿qué hacer si viene de la ciudad de Oaxaca, esa sí
respetable además de colonial, turística y clasista? Claro
que el efecto pierde un poco de eficacia si a renglón seguido la
carta lo tutea de manera completamente familiar. No importa, mi ego tiene
un estómago pequeño, se llena fácilmente con un atisbo
de halago. O mejor, mi inestable ego es refractario por definición
a los halagos, cualquiera que sea la fuente de la que broten. Así
pues, hay que reconocer que Fidel Luján, el coordinador editorial
de Identidades. Revista de educación y cultura, es un hombre
que sabe su oficio: primero me soba el lomo con lo de respetable
adjetivo que pocas veces ha sido usado para definirme, y después
me aterriza con lo de "te envío un ejemplar
". No sé si nos
conocemos, maestro, pero me gusta tu estilo. Así que paso a comentar
esta nueva revista este es el número 1, año 1 que tengo
entre las manos. Para empezar, la portada es bastante poco atractiva, si
entienden lo que digo. La idea es buena un collage compuesto por
dibujos de niños que describen su entorno, pero por desgracia se
pierde el efecto al verse limitados a dos tintas, mal escogidas por querer
aprovechar el amarillo y el beige del logo; en términos reales,
se les empasteló el color. Sin embargo, el diseño
de las páginas interiores es muy afortunado. El formato de dos columnas
anchas, más una columna estrecha en los márgenes exteriores
donde se ubican tanto notas a pie como balazos y pequeñas ilustraciones
o fotografías es muy flexible y elegante. La tipografía para
cabezas y notas, aunque sin patines, está bien escogida, lo que
quiere decir que resulta bella y funcional. La tipografía del cuerpo
de texto también es afortunada. El tipo es amplio y legible y la
holgada interlínea termina por volverlo definitivamente agradable.
Lo que no entiendo es por qué los jóvenes diseñadores
han cultivado una fobia, un horror ciego por el corte de palabras. Se ve
un cuidado obsesivo en la alineación por evitar los callejones aunque
éstos aparecen de manera frecuente en los textos de tipografía
amplia, mas las disparidades que provoca la alineación justificada
(sin cortar palabra) en ambos márgenes sigue sin convencerme. Hay
palabras que, al no partirse, provocan una distancia milimétricamente
enorme, si usted me perdona el oxímoron, en algunas líneas.
Además, el cambiar a la alineación en bandera sin corte de
palabras es una solución bastante facilona. Por otra parte, me gustan
los títulos de las secciones: "La rosa de los tiempos", "Hora de
tinta", etcétera. La Presentación del director general de
Identidades está en español e inglés, al mismo
tiempo que presentan una sección de "Abstracts" donde se resumen
los tres principales artículos. En la cuarta de forros encuentro
el logo del Fideicomiso para la Cultura México-eua, nunca mejor
utilizado. Quiero decirles que si hay alguna etnia cosmopolita y sin temor
al extranjero, aunque sí aberración al político y
al empresario mexicanos, ésa es la mixe. No creo que piensen mal
de que la revista se abra a los vientos de otras lenguas, como quizás
algunos espécimenes más indigenistas que el sup quieran
criticarla. En fin, le proporciono a usted, fan lector(a) y coleccionista
del gran número de nuevas revistas que están surgiendo a
montones en esta tierra en la que según se dice no se lee, la
información para que pueda usted conseguirla, si se lo propone:
Fondo Editorial, calle Macedonio Alcalá 904-A, Col. Centro CP 68000,
Oaxaca, Oax. Tels. y fax 951-51631 o 34132. Apartado postal 251, Admón.
de Correos No. 3, CP 68101, Oaxaca, Oax. emilio: [email protected].
Además, añaden un dato por demás interesante: "Se
aceptan colaboraciones a los interesados e interesadas."
Casa del Tiempo. De una vez me enfilo para seguir con
el tema "revistas chidas" y me doy el gusto de comentar la revista de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que tiene el nombre más
hermoso de todas las que se publican en nuestro país al menos.
Tengo en mis manos el número correspondiente a noviembre de 2000.
Yolanda Pérez Sandoval ha logrado suavizar y hacer sutil el diseño
original de Xavier Bermúdez, amarrando y alinendo todo lo que andaba
volando en los primeros números. Xavier tiene una gran visión
del conjunto (sólo así ha podido crear y sostener con gran
éxito la Bienal Internacional del Cartel en México, que acaba
de realizar su décima versión tanto en la capital como en
algunas ciudades de provincia) pero tiene poco tiempo para los detalles
y los toques sutiles. Hay un texto de Luis Cortés Bargalló
sobre el más reciente libro de Elsa Cross, Los sueños.
Elegías. También puede usted encontrar textos de Elena
Poniatowska sobre el doctorado honoris causa entregado a Elena Poniatowska
(sic), ocho poemas en versión bilingüe de Charles Bukowski
traducidos por Juan José de Giovannini (a quien no le reprocho haber
sido tan literal porque así he podido leer los poemas en inglés
del mítico Hank). También puede usted recurrir a "Una guía
ejemplar" de Rodolfo Bucio para navegar por las elusivas aguas de la filosofía.
En fin, le recomiendo que compre y lea Casa del Tiempo.
|
LA RISA
Es difícil hablar sobre la risa sin recurrir
a la ayuda de Henry Bergson y sin recordar a Aristófanes, Menandro,
Plauto, Terencio, Rabelais, Cervantes, Swift, Twain, Wilde, Gogol, Molière,
De la Cruz, Muñoz Seca, Gómez de la Serna, Facundo, Prieto,
Ibargüengoitia, Macedonio Fernández, Leduc, Monsiváis,
Luis Rafael Sánchez y otros maestros de la ironía, el houmor
(aquí conviene recordar la naturaleza de lo witty), lesprit,
la burla, la caricatura, el pitorreo, el sarcasmo, el esperpento. El cine
nos obliga gozosamente a pensar en Keaton, Lloyd, Chaplin, Laurel y Hardy,
los hermanos Marx, Langdom, Cantinflas hasta antes de que asesinara a su
personaje, Pardavé, Tin Tán, Woody Allen, Fernandel, Totó,
Sellers... y en todas las artes hay momentos en los que la risa se impone,
muy especialmente en la caricatura, que en nuestro país ha tenido
y tiene notables exponentes: Orozco, el Chamaco Covarrubias, Quezada, Magú,
Rius, Naranjo, Helguera, El Fisgón, Ahumada, Rocha y Efrén,
entre otros.
Hablemos primero del humorismo deliberado que es,
sin duda, un producto del espíritu, una compleja formaa de la modestia
(es así porque acepta quiet desperation, decía Thoreau
nuestra vulnerabilidad y nuestra insignificancia esencial) y una actitud
crítica ante el mundo y, sobre todo, ante el propio autor.
Las comedias de Plauto siguen vivas a través
de las obras de sus imitadores o de los grandes autores que se basaron
en los temas del gran latino, como por ejemplo, el Bachiller Fernando de
Rojas, Timoneda, Lope de Rueda, Shakespeare, Molière, Moreto y Giraudoux.
Plauto, como todos los comediógrafos, es un
verdadero moralista (no estoy hablando de moralina). Censura los vicios,
pero lo hace desde una perspectiva cómica y sabe buscar la risa
tanto en las palabras como en las situaciones. No le teme Plauto a la farsa
y la maneja con frescura y regocijo. Se burla de todo, hasta de sí
mismo, que es condición insoslayable para el verdadero humorismo,
y no pone límites a lo caricatural llevándolo hasta los extremos
de lo grotesco. Aristófanes, Filemón, Dífilo y, sobre
todo, Menandro, fueron los maestros que Plauto siguió y más
tarde superó.
Dice Bergson que "fuera de lo propiamente humano
no existe nada cómico". Por eso la fabulística dota a los
animales de características humanas para poner énfasis en
los aspectos ridículos y, por lo mismo, risibles de nuestro grupo
zoológico. El mismo Bergson piensa que "el peor enemigo de la risa
es la emoción", por eso la "insensibilidad casi siempre acompaña
a la risa". Los países como el nuestro son muy dados al melodrama.
Casi todo el cine nacional lo es y, en lo que se refiere a las telenovelas,
este género alcanza sus cotas más altas. Hace poco, un serio
comunicólogo al servicio de uno de los monopolios buhoneros afirmó
que la telenovela es heredera del folletín, o folletón, del
siglo xix. (Tiene razón. Lo es, pero en tonto). En ella, la risa
se da a contrario senso pues si somos estrictos, la televisión mexicana
ha producido muy pocos cómicos interesantes. Manuel "el Loco" Valdés
y los Polivoces son los principales. Víctor Trujillo y Ausencio
Cruz fueron en sun tiempo los mejores cómicos televisivos en La
caravana y En tienda y trastienda. A veces, muy pocas, Héctor
Suárez logra salirse del estereotipo y componer personajes ingeniosos.
Los otros cómicos oscilan entre la zafiedad y el infantilismo (recuerden
que esta actitud implica una deformación de la gracia infantil,
un retroceso grotesco, pues los niños son maravillosos cómicos
naturales cuando se les permite expresarse libremente y dar rienda suelta
a su burla de los aspectos ridículos de la solemnidad adulta). Todas
estas reflexiones tienen importancia en los estudios de la industria de
la conciencia pues, vuelvo a Bergson, "se comprende la risa sólo
reintegrándola a su medio natural, la sociedad, y determinando su
significado social". Así, la risa favorece la comunicación,
nos hace reflexionar sobre las relaciones humanas y mejora nuestra comprensión
de los fenómenos más profundos de la vida social. Por esta
razón, los políticos huyen del humor como de la peste, pues
es el único capaz de exhibir con verdadera fuerza todas las artimañas
y supercherías que envuelven en el celofán de la solemnidad.
El político se debate entre lo ridículo y lo dramático
(esto último en ocasiones muy contadas a lo largo de la historia),
y la sal del humorismo es letal para su contextura intelectual y moral.
Hay excepciones, por supuesto, pero pueden contarse con los dedos de una
mano. Por lo general no pertenecen al género humorístico
y cuando lo intentan logran resultados fatales. Tomemos como ejemplo el
humorismo del doctor Zedillo con sus chistes de secundaria, de club social
o de servicio militar obligatorio. En cambio, don José López
Portillo, sin proponérselo, nos entregó uno de los momentos
dorados del nauseabundo presidencialismo al calificar a su querido retoño
de esta caligulesca manera: "Es el orgullo de mi nepotismo." Las farsas
medievales francesas (sobre todo la de Micer Pathelin), algunos capítulos
de El Quijote, las desmesuras de Rabelais, el teatro de Molière,
la Comedia del Arte, Darío Fo y Gogol son, junto con los mencionados
al principio de esta columna, los maestros profundos de un humor capaz
de proponer mejoras a la convivencia humana y de zaherir a los sátrapas,
a los corruptos, los autoritarios, los arribistas, los suspicaces y los
simuladores. En todo esto, es claro, una compasión profunda permea
lo caricatural, pues, matiz más, matiz menos, Albert Camus sigue
teniendo razón cuando dice que en el hombre hay más cosas
dignas de compasión que de odio.
La frase del tlatoani criollo puede servir de introducción
al tema del humorismo involuntario que, todos los lunes, documenta Carlos
Monsiváis en su sección de La Jornada. En ella se
brinda "Por mi madre, bohemios" y se documenta nuestro optimismo. Esta
sección está al servicio de uno de los aspectos esenciales
del humorismo: mostrar la inmoralidad que late en el seno de una organización
moral, es decir, demostrar que el llamado "aparato de coherencia interna"
de la sociedad oculta aspectos risibles, además de los absolutamente
siniestros como son el autoritarismo y la injusticia.
A últimas fechas, los jerarcas de la Iglesia
católica han sido los más frecuentes colaboradores de la
sección coordinada por el Dr. Monsiváis (Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla dixit. Este título,
junto con el de la Heroica Matamoros, la tres veces heroica Veracruz, la
Sultana del Norte, la perla tapatía, qué lindo es Michoacán
y como México no hay dos, son algunos ejemplos de nuestro indoblegable
optimismo, así como de los enternecedores localismos). En torno
a los temas sexuales, reproductivos, y de los relacionados con la posibilidad
de que la mujer sea dueña de su cuerpo, los señores cardenales,
arzobispos, obispos y clérigos en general han producido declaraciones
que serían absolutamente cómicas sino fueran trágicas
para las libertades sociales e individuales. Entre otras enormidades han
preferido el fusilamiento de los violadores al aborto terapéutico;
sugieren a las mujeres ingerir anticonceptivos en el trance de la violación
y les reprochan el descoco y la franca provocación que son, en buena
medida, "los detonantes de las pulsiones violatorias de los machos". En
lo que se refiere a la censura de las manifestaciones artísticas,
el señor cardenal de Guadalajara ofreció pagar la multa y
el precio de la obra de Ahumada destrozada por un par de píos vándalos.
Ya conocemos las obsesiones que en estas materias padece la Iglesia católica,
capaz de caer en la contradicción de prohibir los anticonceptivos
y, a la vez, los abortos que pueden ser evitados con los anticonceptivos,
y de lanzarse contra el condón en plena epidemia de sida. Estas
contradicciones y torpezas producen malestar social, pero, al mismo tiempo,
provocan hilaridad y socavan el talante solemne de los declarantes torpes,
locuaces y, como todos los fundamentalistas, enemigos del diálogo.
El Congreso del estado de Yucatán nos proporcionó
un momento de total beatitud al incluir en su Código Penal el novísimo
delito de sexo oral, referido, para temor de los machos, a la fellatio
y sin mención alguna, para deleite de las féminas, al cunnilingus.
Suponemos que este delito no se perseguirá de oficio sino por querella
de parte, y preguntamos quién será la parte ofendida en esa
circunstancia pecaminosa y delictiva. No nos contestaron y el delito se
estrenó en el Código Penal. Ojalá aparezca muy pronto
su texto completo en las páginas del Diario Oficial. Sin
duda se convertirá en un clásico del humorismo involuntario
aunque refleje los abismos aberrantes del integrismo despendolado. Por
su parte, en Monterrey se han intentado algunas hilarantes definiciones
del table dance en las que el balanceo cadencioso y la actitud procaz
se juntan para proponer una prohibición que raya en lo ridículo.
El último desarrollo de la andanada integrista
nos lo entrega el inefable alcalde de Aguascalientes, quien ya permitió
que los travestis se pongan sus ropas femeninas, siempre y cuando sean
modestas y decentes. El pío alcalde debe cultivar perversiones inéditas,
pues subir al coche a un señor travestido de dama de la vela perpetua
(vestido negro, medias de popotillo, zapatos de medio tacón con
agujetas, velo negro, medalla milagrosa, chongo y peinado con raya en medio)
debe ser una experiencia notablemente retorcida.
Por último, en un momento de gritería
integrista, recordemos que Boccaccio hablaba de "el primado de la carne
y la virtud de la risa". El machismo nacional dice que dos tetas jalan
más que dos carretas y una prima liberada hacía esta otra
reflexión: jalan más dos cojones que dos camiones. Bendito
sea el palito cotidiano en el caso de mis jóvenes lectores o los
dos o tres anuales en el caso del vejestorio que está a punto de
acabar su columna. Eso y la risa nos permiten sobrevivir a tanta solemnidad,
suspicacia, voracidad y superchería. Dejemos, pues, que nos gane
la risa.
Bergson me entrega el final: "La risa anota, en lo
externo de la vida social, las revoluciones superficiales." Se le llama
alegría, ya que es una espuma a base de sal y centellea como la
espuma del vino. Cuando la saboreamos es posible hallar a veces una buena
dosis de amargura soterrada. Por eso lo verdaderamente serio es el producto
del humor. Lo demás es o melcocha sentimentaloide o pura y lamentable
demagogia.
Hugo
Gutiérrez Vega
|