Julio César
Schara
Jesús
Rafael Soto y el cinetismo en México
"Somos pequeños puntos frágiles de referencia en un universo inmenso siempre en movimiento. El arte debe ser testigo de esta fragilidad." Con estas palabras del cinetista Jesús Rafael Soto podría resumirse la justificación teórico-estética que Julio César Schara realiza en este ensayo, escrito con motivo de la reciente exposición presentada en el museo Marco de Monterrey, donde se exhibió una muestra de los cincuenta años que Soto lleva de hacer "poesía plástica". Schara lamenta "los mandatos del mercado, de la mezquindad" y que sólo se atienda "al arte tradicional y figurativo", y nos invita a saber más de este representante de la vanguardia plástica latinoamericana.
En el Museo Marco de Monterrey acaba de concluir la exposición del patriarca del arte cinético: Jesús Rafael Soto. La curaduría, museografía y presentación de la muestra estuvieron a cargo del director de la galería National du Jeu de Paume, de París, Francia. El propio autor de la obra ofreció una visita guiada a la prensa y patronato regiomontanos, un día antes de la inauguración.
Esta muestra retrospectiva incluyó cincuenta años de trabajo, y en ella pudo verse opera prima de los años cincuenta, con la que Soto inició la repetición óptica, el efecto retineano del movimiento virtual. Las primeras obras llevan soportes de madera escultóricos a la manera de objet retrouvé que constituyen la primera búsqueda entre la forma, la pintura-color, la escultura y el movimiento óptico. Asimismo, hay obras construidas por la superposición y repetición sistemática de puntos, líneas y colores en una superficie plana. Colores primarios y secundarios, superficies estriadas para producir un efecto retineano de moiré. Los trabajos de Jesús Rafael Soto están constituidos por las "relaciones", interacciones entre los diferentes materiales, los diferentes movimientos y diferentes superficies que el espectador crea al desplazarse por las obras.
La creación de los conceptos-programación y rotación creados, sin motores añadidos, realizan los efectos de lo que el maestro Soto llama: "la visión del movimiento". Las suspensiones, estructuras de grandes dimensiones, colocadas en techos de gran altura, realizadas con rejas de hierro suspendidas (exposición nacional de Bruselas, 1958) y el lobby de la entrada del museo Georges Pompidou, que desgraciadamente no se incluyeron en esta exposición (así como tampoco las famosas escrituras de fines de los años setenta), en la que la dinámica del movimiento de la estructura suspendida en el techo, se realizan por las varillas coloreadas y los espacios-notaciones que se van multiplicando entre varilla y varilla, en una conjugación matemática y musical.
Sin embargo, en esta exposición sí se incluyeron dos penetrables: uno en color amarillo y otro en azul, que, al ser transitados por el espectador, lo envuelven dentro de otra realidad: al contemplar al exterior de la instalación, el paisaje se moviliza, se construye y deconstruye, rehaciendo el espacio en una transparencia de colores que lo transforma en un paisaje asombroso. El efecto de los penetrables no se produce plenamente en la exposición del Marco de Monterrey, pues la instalación fue montada dentro de una gran sala que reduce el efecto de las obras penetrables, pues debió colocarse en un espacio exterior.
La obra de la década de los noventa está representada, entre otras, por una enorme esfera que aparece y desaparece en colores y transparencias blancas y magentas. Según el desplazamiento del espectador, delante de la obra, se crea una esfera volumétrica, ofreciendo a la realidad un objeto estético que no existe, pero que la función óptica y el cerebro humano crean. Una primera obra de esta investigación fue presentada en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, en el pabellón de Venezuela.
Movimientos retineanos ópticos, suspendibles, penetrables, escrituras cinéticas, etcétera. Un trabajo de cincuenta años que es la continuación de la vanguardia de Cézanne y Mondrian. Un arte óptico, una filosofía del arte. Jesús Rafael Soto dice, entre otras cosas, que "se trata de hacer comprender que nadamos en la trinidad espacio-tiempo-materia. Lo inmaterial es la realidad sensible del universo. El arte es el conocimiento sensible de lo inmaterial. Tomar conciencia de lo inmaterial en estado de estructura pura, es superar la última etapa hacia lo absoluto. Somos pequeños puntos frágiles de referencia en un universo inmenso siempre en movimiento. El arte debe ser testigo de esta fragilidad".
El trabajo de este gran poeta y filósofo del cinetismo se exhibió por primera vez en México y los trabajos abarcan cincuenta años de poesía plástica que pertenecen plenamente a la vanguardia artística del siglo XX. Es una pena que pasaran cincuenta años para poder ver sus obras. Es una pena que a las "ríspidas" autoridades de la burocracia cultural defeña no les importara traer esta importante exposición a la Ciudad de México, donde más de una docena de museos estarían disponibles. (Y así quieren que paguemos más impuestos).
No hay duda de que la burocracia cultural de este país, con un presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que debe contar con más de un centenar de expertos en sus direcciones, las cuales han ocupado por casi dos sexenios, no mostraron un mínimo de sensibilidad y sensatez que hubieran hecho posible dar a conocer entre nosotros el trabajo de la vanguardia latinoamericana. Vanguardia que continúa la reflexión iniciada por Mondrian y Cézanne en Europa, y con la que los latinoamericanos, con una cauda de más de veinte artistas, formaron el movimiento cinetista que renovó el arte del primermundismo y que compartiera las virtudes experimentales que también tuvo la literatura latinoamericana (el boom), en Europa a mediados del siglo XX. No conocemos las razones, pero la promoción y difusión del Conaculta siempre han sido sospechosas. ¿Obedece a los mandatos del mercado, de la mezquindad? ¿Por qué sólo se atiende al arte tradicional y figurativo? ¿Porque es más rentable, más sustentable en la atroz bolsa del arte neoyorquino?
De cualquier forma, qué pena no haber tenido en la Ciudad de México al poeta retineano y visual, al poeta de la sutileza de la forma y el color, al ritmo plástico del cinetismo, que es análogo al ritmo poético del cosmos. Al patriarca y patrimonio de la humanidad que constituyen la obra y milagros del maestro Jesús Rafael Soto. ¿Por cuántos años más seguirá reinando el arte medieval mexicano entre nosotros? ¿Por qué no pueden coincidir el arte de la vanguardia y el arte tradicional? ¿Por qué las exclusiones, los exclusivismos y la falta de sentido común para apoyar las últimas tendencias del arte en México? ¿Por qué se suspendió la Bienal de Arte Alternativo?
Vaya una felicitación al museo Marco de Monterrey por esta extraordinaria exposición, y mil gracias por las múltiples atenciones que tuvieron con el maestro Soto y con el autor de estas líneas.