Ť Presentó ayer en Bellas Artes el libro Delante de la luz cantan los pájaros
La poesía de Montes de Oca es de amapolas y borbotones: Sheridan
Ť Califica a la compilación de "jardín verbal en el que la lengua habla con la imaginación en un aria mágica de armonías reverberantes"; para el autor del texto, "amar es el colmo de estar vivo"
Mónica Mateos Ť Durante cincuenta años y a través de un pródigo río de tinta, el poeta Marco Antonio Montes de Oca (DF, 1932) ha tratado de plasmar en su obra una certeza: "amar es el colmo de estar vivo".
Sin embargo, en el transcurso de su vasta escritura, el autor confiesa no haber podido evitar "los instantes negros, los poemas lúgubres que al fin agradezco, pues aportan como una compensación plausible, veracidad y razón de ser. Son parte de una ofrenda que consagro a la trilogía posible: la divinidad, los seres vivos y las cosas."
Más de treinta poemarios conforman su obra, los cuales se reúnen ahora en el libro Delante de la luz cantan los pájaros (Poesía 1953-2000) que el Fondo de Cultura Económica presentó ayer en el Palacio de Bellas Artes, con música de Johann Sebastian Bach, los comentarios de Guillermo Sheridan, Evodio Escalante, Ernesto Lumbreras, Julio Trujillo y Adolfo Castañón, así como la lectura del poema de largo aliento Me pinto solo, en voz de Alejandro Aura y el autor.
Acerca del volumen, Montes de Oca escribe en el prólogo: "Obvio decirlo: la presente edición niega versiones anteriores. Contiene muchos cambios pero respeta entrañables reiteraciones que apoyan la identidad de mi discurso y esa especie de obsesión flexible que reduce todo a casi nada, a menos que a una idea, a un latido lleno de la palabra monosílaba que acepta y afirma.
"Habría que quemarlo todo y comenzar de nuevo. Pero es imposible volver de revés los años irrecuperables y, así, en vez de frutos plenos, ofrezco mi perpetua tentativa. El fracaso no destruye la esencia del tributo. Eso podría bastar, aunque no sea suficiente."
En sus mil 181 páginas, el libro incluye además de un texto que Ramón Xirau escribió para el poemario Comparecencias, un análisis realizado por André Pieyre de Mandiargues y una carta de Octavio Paz dirigida a su admirado amigo, fechada el 9 de marzo de 1971, en la cual le dice:
"He comenzado a leer el libro, sin orden, pero como creo que se debe leer la poesía --a grandes tragos, a grandes bocanadas--, y a medida que lo leo crecen mi deslumbramiento y mi alegría. ¿Monotonía? Los griegos llamaban 'monótono' al mar y el sol sale todos los días por el mismo lado y todos los días es la misma maravilla. No, no monotonía --mareo ante las reverberaciones y ondulaciones de esa gran masa verbal. Una hermosura que no admite adjetivos-- habría que decir hermosura hermosa, poema poema, como López Velarde decía amor amoroso y parejas pares."
Delante de la luz... reúne desde el primer libro de Montes de Oca, Ruina de la infame Babilonia, y los textos Contrapunto de la fe (1955), Pliego de testimonios (1956) y el titulado homónimamente, de 1959, que consagra al autor con el título "casi profesional de poeta joven de México", según Gabriel Zaid; con este libro ganó el Premio Xavier Villaurrutia.
Otros poemarios del autor son Cantos al sol que no se alcanza (1961), Fundación de entusiasmo (1963), La parcela del Edén (1964), Vendimia del juglar (1966), Las fuentes legendarias (1966), del año en que Paz dijo que Montes de Oca fue el iniciador de la nueva poesía mexicana y libro ganador del Premio Mazatlán de Poesía, y Pedir fuego (1968).
Un volumen nutrido y nutritivo
Delante de la luz cantan los pájaros, por la estructura de sus elementos, "une a los títulos poemáticos en un solo poema emparentado con el amargo denuesto y la plegaria, para darnos acceso a la sigularísima, apasionada y reveladora trayectoria de un poeta esencial. Montes de Oca no busca asombrar, sino compartir su asombro. Tal característica lo absuelve de muchos pecados contra la forma y el gusto", explica el texto de presentación del libro en la contraportada de éste.
El crítico literario Guillermo Sheridan calificó al libro de "volumen nutrido y nutritivo, desde luego inabarcable, un jardín insumiso lleno de perfectas praderas y rincones umbríos, un jardín verbal en el que la lengua habla con la imaginación en un aria mágica de armonías reverberantes."
En su opinión, los poemas de Montes de Oca "se dejan trizar por la fuerza del instante y su miríada de astillas. En sus últimos libros la imaginación del poeta se entrevera rigurosa con la experiencia filosófica, la ávida conciencia de la inanidad y la naturaleza del tiempo. Pocas veces he leído poesía en castellano reciente en la que este barajeo entre intelección e imaginación opere con tal timbre de claridad. A veces parece apuntar hacia la poesía histórica.
"Llamemos así a la poesía de Montes de Oca: una poesía de borbotones y amapolas, nutrida de armonía y riqueza imaginativa, un Amazonas de imágenes, a veces recogido y en descenso, con una austeridad que evoca a Guillén en Cuarteto de cuerdas en la noche."
Evodio Escalante señaló que la obra del autor de Delante de los pájaros... "retorna de los delirios del sueño con los ojos como tizones enrojecidos, crepitantes de estrellas y de madréporas. Es una poesía sin fundamento que nos enseñó el fundamento, sin bases que nos mostró cuál es la base de la realidad y por la que aprendimos, del modo más extraño posible, los balbuceos de la libertad".
Con voz firme, el poeta cerró la salutación a su obra leyendo sus versos: "Busco huecos en la catarata para ver si por ahí sonríe la patria inventada,/(...) Como si el agua necesitara identidad y nosotros/ Conocer su nombre para poder beberla, conocer su origen/ Hoy que somos sabios y que no sabemos dónde queda nada,/ Tras haber comido tantos caminos y tantas brújulas/ Al pintarnos solos para pintarlo todo,/ Componedores de la tierra que pierde el paso al adaptarse al capricho de la usura/ Sin conseguir jamás que un árbol se siente a nuestro lado,/ Por primera vez olvidado de ser árbol, Transformado en compañero de viaje,/ Enamorado del cielo que retiene con sus ramas, /Y de la vida que se pinta sola para pintarlo todo."
Ciertamente
Ť Marco Antonio Montes de Oca Ť
No existe la felicidad
Invéntala tú
Para que yo la esparza a paletadas de unicornio
Lo mismo a la diestra que a la siniestra
Porque yo soy el capitán de muslo resinoso
Conozco mi barco desde que era una canoa
Soy quien ha reptado andado volado
Sobre los vidrios de todas las bardas de la tierra
No existe la felicidad
Invéntala tú antes de pasar a la siguiente línea
Ordena que aparezca la chispa encristalada
El bulbo de neón bajo el río dormido
Yo lo tomaré con osadas pinzas
Y con el brío de un pelícano enloquecido por el hambre.
(Del libro Constelaciones secretas, 1976)