LUNES 4 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť La creación es la mejor manera de sacar las muchas ciudades que hay en mí
A veces me siento un ser arqueológico: Nélida Piñón
César Güemes, enviado, Gu adalajara, Jal. Ť Habla perfectamente el castellano y no sólo desde hace cinco años, fecha en que obtuviera el Premio Internacional de Literatura Lationoamericana y del Caribe Juan Rulfo. Nélida Piñón ha sido catedrática de la lengua en su país natal, Brasil. Es autora de numerosas obras de narrativa. A esta ciudad viene y trae bajo el brazo su nuevo libro, El calor de las cosas, que, publicado por el Fondo de Cultura Económica, reúne tres volúmenes de cuento.
--ƑQué tan diferente se siente ahora, al escribir, respecto de sus etapas anteriores, antes de los reconocimientos y los numerosos lectores?
--A veces tengo la impresión de que soy una criatura compacta, entera y que puedo hablarles a las personas como si fuera amiga íntima de ellas. Pero a la vez, cuando hago un retroceso, bajo hacia mi pasado y me veo múltiple: soy muchas mujeres, muchas niñas, muchas jóvenes. Porque he tenido, desde el principio, una vida muy intensa, he tenido muchas funciones y muchos intereses, a la vez identifico a esa mujer, que ha escrito esos tres libros y pienso que hay que hacer un esfuerzo para volver en la imaginación a la mujer que hizo esos textos, pues, la verdad, cuando una persona es muy inquieta como yo, si quisiera tener un cierto don de la ubicuidad, tiene mucho que decir y también tiene mucho de que alejarse. Estoy aquí, pero a la vez estoy siendo todo lo que he sido a lo largo de mi historia. A veces me siento un ser arqueológico, como si tuviera muchas ciudades dentro de mí que tengo que sacar. Para mí la mejor manera de sacarlas es la creación, poner en marcha ese proceso extrordinario de inventar, engendrar historias, porque como nunca pienso en el mercado, ni en el lector, no soy una mujer comprometida con la posible gloria, sólo estoy compremetida con el texto y con la pasión de escribir, que para mí tiene una dimensión ética, además de la estética.
--ƑDiría que le gustan sus libros?
--Creo que seguir escribiendo significa que soy capaz de absorber lo que he escrito. No tengo ningún repudio hacia mis textos. Lo que no hago es imaginarme siendo todos los días la escritora que escribió los libros. Soy una mujer muy atenta, muy interesada en cada persona, en cada mirada; soy un poco camaleónica, no en el sentido moral, sino en el sentido de los 360 grados. Esto me libera de la obligación de ser Nélida Piñón.
--Aunque no la libera del todo de ser Premio Juan Rulfo.
--Creo que toda experiencia que llegas a tener, todos los impactos, las apropiaciones de la realidad, todo, te cambia, aunque no es un cambio radical, pero añade un ingrediente más a tu vida. Tú eres lo que has vivido, tú eres lo que sabes, eres lo que dices. Por eso todo me cambia. Yo soy un producto de mi vida, de mi experiencia personal. Creo que el premio Rulfo me ayudó muchísimo, incluso en mi vida profesional. Por eso lo digo siempre, en todos los sitios, no es porque esté ahora aquí, siempre digo que México me da suerte. Esta es la frase que sintetiza mi sentimiento hacia vuestro país. Me da suerte. Cuando pienso en México o estoy en él me siento protegida, me siento bien.
"El premio es el más importante de América Latina, pero es que también he tenido una vida siempre inacabada, en proceso, ya no sabes más lo que has sembrado. Uno siembra todo el tiempo, una mirada, una palabra de cariño a una persona y no hace falta que aquella persona que recibió tu cariño te lo devuelva, alguien te devolverá con otra mirada. No estoy recogiendo, no soy una cosechera. Estoy siempre sembrando, porque tengo la esperanza de hacer lo mejor que puedo. Es una actitud mía por encima de mis deliberaciones de escritora".
--ƑCon la tranquilidad que escribe y se ve a sí misma, asume el reconocimiento?
--Asumo el reconocimiento, o lo que sea, con inmensa naturalidad. No hago ese tipo de reflexiones a diario. Me despierto como la Nélida y me voy así a la cama, como soy, como la hija de mi padre, la hija de madre, la pequeña brasileña, como aquella niña que decidió ser escritora y que se convirtió en una escritora. Y pienso mucho también en que mi abuelo cruzó el Atlántico, llegó a Brasil y aquí está la nieta suya hablando una lengua que no es la suya. Por eso cuando ingresé en la Academia de las Letras, que es la institución cultural más importante de Brasil, dije: soy brasileña reciente; dije entonces que mi familia era más joven en Bra-
sil que las palmeras imperiales del jardín botánico de Río de Janeiro. Yo tenía esa sensación de ser nueva, como una cristiana nueva. Hoy no. Después de haber sido la presidenta de la academia, la primera mujer en ese cargo en todas las academias del mundo. Despues de 1995 cuando tuve la presidencia, en el año del centenario de la academia, entonces hice repaso de mi vida, tuve la sensación, como un premio, de ser antigua en Brasil (...) Pensé que ya podía cambiar ese pequeño discurso de ser brasileña reciente en Brasil.
Antigua, para Nélida Piñón, es arraigada. Dulce y firme como su nombre, se afirma a sí misma al cierre de la conversación:
--Me siento antigua porque tengo la lengua portuguesa y mis manos y mi corazón profundamente arraigados en Brasil. Tengo un profundo amor por Brasil, siento que tengo y que hago el profundo esfuerzo de interpretar ese país como un alma que emigra de la antigüedad hacia la modernidad.