LUNES 4 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Según Espino, el Consejo de Delegados aprobó ya la venta del predio
Proyecto frustrado, el balneario del STC
Ť La acariciada prestación no se concretó por la carencia de agua en esa zona de Yecapixtla, Mor.
Raúl Llanos, enviado, Yecapixtla, Mor. Ť Una terregosa y apenas perceptible vereda sobre la carretera, es el ingreso hacia el predio que adquirió en 1989 el sindicato del Metro en esta localidad; allí se construiría un centro vacacional con recursos aportados por el Sistema de Transporte Colectivo (STC). Ya no será tal, el líder de ese gremio, Fernando Espino Arévalo, aseguró que el Consejo General de Delegados aprobó ya su venta, y esos recursos se aplicarían para la compra de un balneario en Apotla.
Y es que ante la serie de cuestionamientos de trabajadores de esa empresa que dicen desconocer la existencia de ese proyecto --que se dijo se levantaría con los recursos que de 1989 a 1996 aportó la dirección del Metro--, los dirigentes del Sindicato Metropolitano del STC accedieron a que este reportero realizara un recorrido por el predio en mención.
Los guías son Eberardo Bustos, ex dirigente de ese gremio y hoy encargado de las finanzas del sindicato, y Rodiber Brindis Figueroa, secretario de Implementos y Recursos para el Trabajo, del mismo gremio. El vehículo avanza durante hora y medio por la carretera México-Cuernavaca, y en la desviación a Yecapixtla doblan a la derecha, sigue por esa vía y luego de pasar el entronque que lleva a Tetela del Volcán hay que ir a baja, muy baja velocidad, porque a escasos 100 metros hay un sendero que lleva al predio, cuya única referencia para ubicarlo es un árbol de grueso tronco, y a pesar de que Brindis Figueroa es "quien más acude a este lugar", se le dificulta ubicarlo.
El camino es muy angosto, rústico, sinuoso y se pierde entre follaje y numerosos árboles; ya recorridos aproximadamente 500 metros las condiciones obligan a dejar el vehículo y seguir a pie. Cincuenta metros más adelante está la entrada a un predio del que en ese preciso momento sale un grupo de vacas, de las que luego llevan allí a pastar. Pero nada, ni algún letrero, emblema o pinta indica que es propiedad del sindicato del Metro.
Adentro el panorama es un terreno de 42 mil metros cuadrados --según los planos-- totalmente llano; los surcos en la tierra reflejan el intento de campesinos de la zona por sembrar en el lugar, "pero se les impidió", afirma Rodiber Brindis. En lo vasto del lugar sólo se observa un árbol, unas cuantas nopaleras y al fondo su único límite es la barranca Texopanapa, de aproximadamente 30 metros de profundidad.
No hay nada construido. Ni las proyectadas palapas ni los asadores y menos los chapoteaderos que se mencionaron en más de una ocasión en el órgano oficial del Sindicato del Metro, Trinchera. Tampoco está aquella barda perimetral para la cual se pidieron 100 mil pesos en 1995 y que recibiera el entonces líder sindical Héctor Manuel Zavala Bucio.
Brindis Figueroa despliega ahí los planos del lugar; identifica los límites, las extensiones; muestra las escrituras, los nombres de quienes eran sus anteriores dueños, y hasta la copia de los recibos del predial, que se deposita anualmente en la receptoría de rentas municipal, por un total de 555 pesos. Es decir todo es legal.
Pero luego da su versión del porqué quedó inconcluso el proyecto: "en el lugar no hay agua; se hicieron los trámites para abrir un pozo y extraerla y desarrollar así el centro vacacional, pero los habitantes del lugar se opusieron y decidimos mejor ya no hacer nada". Ahora, Fernando Espino Arévalo considera: "yo creo que el terreno no vale más de un millón de pesos, y quién sabe si nos lo compren", pero de ser así el dinero se utilizaría para adquirir el balneario de Apotla, también aquí en Morelos.
De proyectos y frustraciones
Desde 1990, los trabajadores del Metro han conocido del proyecto de Yecapixtla por Trinchera, en donde se le ha calificado como "acariciada prestación", "entrañable realización", "una de las más grandes aspiraciones de la familia Metro", "el anhelado proyecto", "justa y anhelada demanda de los trabajadores del Metro".
Y a pesar de que en los números de 1994 y 1995 de dicho órgano de difusión se dijo que en "breves días se pondrá la primer piedra", y que "está en proceso la perforación de pozos de agua y el bardeado del mismo", hoy en día no hay una sola piedra levantada.
Hoy lo único perceptible en la zona son los ruidos de las "güilotas" --especies de paloma--, las iguanas y los alacranes que se refugian en las profundas barrancas.