LUNES 4 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Rosario Robles invitó a la multitud a no dejarse quitar las calles


Aute y Milanés inundaron de música y nostalgia el Zócalo

Ť El festín se prolongó por más de ocho horas; llegaron desde roqueros hasta mariachis

Jaime Whaley Ť "No se dejen quitar las calles, no las pierdan; son de ustedes", fue la arenga que se escuchó nitidamente por todo el Zócalo. Desde el estrado en el ángulo surponiente de la gran plaza, Rosario Robles se dirigió a la multitud ahí congregada para el domingo que puso punto final, al menos durante su administración, a los espectáculos populares que a lo largo de estos tres últimos años de gobierno electo han ocurrido por toda la metrópoli para solaz de la banda y no banda chilanga.

Y vaya que se juntó gente y, pues, no era para menos, el cartel prometía y la promesa se cumplió con creces.

aute-milanes-zocalo-2-jpgLa jefa del gobierno, en su despedida como tal, fue parca en palabras pero no en participación ya que en la segunda parte de Baile, Música y Canto de Iberoamérica ?la jornada vespertina del maratónico festejo, que comenzó al mediodía y se hacía lánguido por ahí de las 8 de la noche? desde su lugar, acompañó lo interpretado por Luis Eduardo Aute y por Pablo Milanés. Cantó, palmoteó y disfrutó cada una de las canciones.

"Es lo que les estamos dejando para recibir en febrero al Ejército Zapatista de Liberación Nacional", continuó ante el clamor de la masa y remató con un ¡viva la ciudad de México!

Desde antes de las 12 horas ya la chaviza se dejó caer para regocijarse con casi tres horas de Ely Guerra, Julieta Venegas y el slam del Ritmo Peligroso, como preámbulo al atractivo del platillo principal, sin que ello desmerezca la actuación de estos primeros, pero si el amontonamiento humano sirve como termómetro, indudablemente que la aparición del prolífico hispano y del isleño consentido elevaron la graduación.

Los zancudos, no de insectos sino aquellos ya infaltables en todo performance que se precie de serlo, esto es, los que andan en zancos, divirtieron en el inter con sus Imaginerías que culminaron con una colecta de rosas blancas, repartidas ex profeso, que cayeron en una gigantesca manta en tonos blanquiazules, mas no se mal piense que panista, sino en simil de mar, que el público aventó no sin antes pedir un deseo.

Aute, que lo mismo pinta, que canta, que hace poesía y dirige cine, y además lo hace bien, abrió la sesión y se fue de largo, dedicó canciones a Katy Jurado "con admiración y enamoramiento" luego de una noche tequilera en que se soltaron los diablos en Tepoztlán; a Julio Solórzano, el culpable, dijo, de que aquí se conozca su música. Por vía aérea recibe de la muchedumbre una camiseta con la leyenda de Viva Zapata, la muestra y bravo, bravo, bravo, se desgranan los aplausos.

Se avienta otra, otra y otra, ya sean de su cosecha o de Gonzalo de las Heras, a quien presenta al final, y viene ahora una que dice que no es de amor, sino que simplemente es de aeróbics genital y le siguen temas nocturnas con referencias a que tras la noche vendrá la noche más larga y una pegajosona que pone a mecerse a todos ?Rosario incluida? ...quiero bailar un slow dance...

Cristina, Antonio, José, Christian y el presentado Gonzalo son los acompañantes de Aute a quien no tan fácil dejan ir, pues hasta tres canciones lo obligan a regresar al proscenio.

Y ya fuera de turno hubo de hacer un nuevo regreso cuando Pablito, el de Bayamo, lo invita para un par de cancioncitas más, en un ejercicio de improvisación plena.

Donde andarán los amigos de ayer, la novia que fue fiel... y la voz pulmonar de Milanés se hizo presente ante la aprobación general, el segundo cubano en ser vitoreado en un par de días ahí mismo. El primero fue uno de barbas que dio una lección sociológica el sábado.

Y luego una catarata de temas de todas las épocas de la archi conocida Nueva Trova. Yolanda, De que callada manera, El amor de mi vida, a dúo con la guapa Saylen, su hija, El breve espacio, Años, etcétera, etcétera.

Ya llegan los mariachis que habrán de cerrar el acto y Milanés apura un refrescante vaso de cerveza, abajo del estrado, antes del encore, Canción de la unidad latinoamericana.

Y así transcurrieron los tres mil 195 actos por toda la capital que, aseguraron, fueron atestiguados por ocho y medio millones de personas.