Sergio Sánchez Martínez
Colegio de
Ingenieros Ambientales de
México
La definición de políticas orientadas a un transporte limpio y eficiente deben estar basadas en una evaluación integral que incorpore, entre otros aspectos, un análisis de costo-efectividad de las medidas, su factibilidad técnica, económica y social, y sus requerimientos de instrumentación, monitoreo y evaluación, así como las barreras que se requiere superar para lograr su aplicación efectiva. Recientemente se han publicado estudios -como el coordinado por Cometra VI y el Proyecto del Instituto Tecnológico de Massachussets- que consideran dichos aspectos. De estos y otros trabajos recientes se desprenden las siguientes recomendaciones:
Adopción de estrategias regionales para la planeación del uso del suelo. Es necesario desarrollar estrategias de largo plazo para evitar el uso anárquico del suelo. Por ende, es recomendable desarrollar sistemas de transporte que orienten el crecimiento urbano hacia sitios previamente definidos por la planeación urbana, a partir de la integración de los procesos de planeación urbana y del transporte.
Fortalecimiento del servicio de transporte público. Para fomentar el uso del transporte público es necesario aumentar y mejorar el servicio (Metro, autobuses y colectivos). La organización y ampliación de la red debe hacerse con una visión metropolitana para permitir una integración eficiente de los diversos modos y modalidades en operación. La integración del sistema de transporte público puede lograrse mediante las siguientes acciones:
Reorientación de los modos de transporte público, donde se definan segmentos de mercado para cada modalidad de servicio, consolidando la reestructuración del transporte público de mediana capacidad y orientando la función del de baja capacidad como alimentadores de los sistemas de transporte masivo.
Mejoramiento de las condiciones físicas y operativas de las áreas de transferencia intermodal, con énfasis en los paraderos de las terminales del Metro y revisión de la asignación de rutas y espacios en dichos paraderos. Ello debe incluir el establecimiento de un sistema de estacionamientos con cuotas preferenciales, adyacentes a las zonas de transferencia intermodal, para evitar la penetración de autos privados a zonas congestionadas e incentivar el uso del transporte público.
Desarrollo y consolidación del transporte masivo, mediante el impulso del transporte colectivo electrificado en corredores metropolitanos (ampliación de la red de trolebuses, tren ligero y Metro, así como construcción de líneas de trenes regionales).
Fortalecimiento del transporte público de superficie, a través del impulso a la organización empresarial de los prestadores de servicio, el mejoramiento de la operación, la diversificación de los servicios en función de los requerimientos de los usuarios, la preferencia del transporte público sobre el privado, el impulso a la sustitución del parque vehicular de baja capacidad y la reducción del recorrido de los taxis libres.
Mejoramiento de la infraestructura vial. Es necesario mantener en condiciones aceptables los niveles de servicio de la red vial, mediante el mejoramiento de intersecciones metropolitanas y la pavimentación de las zonas marginadas. Asimismo se requiere racionalizar el uso del espacio vial disponible mediante la aplicación estricta de los reglamentos de tránsito vigentes.
Administración de la demanda. El establecimiento de sistemas de transporte institucional y escolar tendría efectos inmediatos en la reducción de viajes en autos privados y, por lo tanto, en la reducción de la congestión vial. El uso adecuado de carriles exclusivos para vehículos de alta capacidad y otras obras de ingeniería vial como las llamadas "vueltas inglesas" (vueltas continuas a la izquierda) son altamente recomendables. Otras alternativas de administración de la demanda incluyen el establecimiento de horarios de trabajo flexible o escalonados.
Reducción de emisiones de la flota vehicular. Es necesario realizar esfuerzos para mejorar la composición de la flota vehicular tanto para autos privados como para el transporte público y de carga, con el fin de reducir la generación de emisiones vehiculares. Esto se puede lograr mediante la aplicación de instrumentos regulatorios y económicos para impulsar el uso de medios de transporte y combustibles menos contaminantes, así como incentivos para el reemplazo de vehículos viejos de uso público y privado, nuevas normas de emisión para vehículos (nuevos y en circulación), el mejoramiento tecnológico y administrativo del Programa de Verificación Vehicular, así como una fuerte vigilancia por parte de la autoridad. La revisión y adecuación de la estructura de precios de combustibles para incentivar el uso de los más limpios es una tarea comprometida en Proaire que debe concretarse en el corto plazo por los grandes beneficios ambientales que conlleva.
El transporte de carga es una de las principales fuentes de contaminación del aire. Por ello, es necesario la instrumentación de medidas para la conversión y modernización de la flota de camiones. Por ejemplo, la retroadaptación de trampas de partículas es una alternativa para lograr reducciones significativas de las emisiones de los camiones a diesel a un costo relativamente bajo. También se requiere el desarrollo de infraestructura para la mejor organización del sistema de carga, tales como nuevas centrales de consolidación de carga y la definición de rutas y horarios que reduzcan el tránsito de vehículos pesados dentro de la ciudad. Asimismo, es imprescindible la homologación de los vehículos federales a la normatividad local, el puntual cumplimiento de sus obligaciones de verificación de emisiones y el impulso al uso de modos de transporte menos contaminantes.
Ahorro de energía en el transporte. El establecimiento de normas de economía de combustible es importante para incentivar a la industria automotriz a la introducción de vehículos más eficientes, con menores emisiones de contaminantes locales y de gases de efecto invernadero. Asimismo, la capacitación de operadores acerca de prácticas de manejo racional y la realización de diagnósticos energéticos en empresas de transporte puede tener efectos inmediatos en la reducción de emisiones y en la economía de las empresas. Asimismo, se requiere la formulación de programas integrales de transporte a nivel metropolitano.
Establecimiento de objetivos y metas cuantificables y verificables. Los programas de transporte del Distrito Federal y del estado de México incluyen ya objetivos ambientales y de uso del suelo, además de los de transporte. No obstante, para que dichos objetivos se cumplan, se requiere institucionalizar un proceso de seguimiento y evaluación obligatoria de los objetivos y metas comprometidas.
Para el proceso de toma de decisiones sería de gran utilidad el desarrollo y adopción de un modelo de planeación integral del transporte, el uso del suelo y la calidad del aire -con un alcance metropolitano- para la identificación y análisis de estrategias.
Establecimiento de un sistema de información integral del transporte. Ello debe incluir la integración de un registro de vehículos a nivel metropolitano, donde confluya toda la información generada en los sistemas de pago de tenencias, verificación vehicular y del propio registro.
Fortalecimiento institucional. Se requiere fortalecer institucionalmente a los organismos metropolitanos de desarrollo urbano, transporte y calidad del aire, vinculando de manea eficiente sus actividades con los programas de los organismos públicos encargados de la planeación e implantación de las acciones. Además, para que ello tenga viabilidad, es de particular importancia la modificación del marco jurídico que rige la planeación y el desarrollo, así como la asignación de recursos públicos.