VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Muñoz Guzmán, "desertor", dijo el hoy titular de la PGR
Macedo de la Concha facilitó borrón en el caso de teniente desaparecido
Ť El gobierno mexicano debió retractarse ante la CIDH de tal postura
Ť Fox "aseguró que verá personalmente" el asunto: la madre del militar
Blanche Petrich Ť En diciembre de l998, el entonces procurador general de Justicia Militar, general Rafael Macedo de la Concha interceptó a la familia Muñoz Guzmán en la antesala del secretario de la Defensa Enrique Cervantes. "Mi general no puede recibirlos ahora", dijo a la madre y hermanos del teniente Orlando Muñoz Guzmán, joven oficial que había desaparecido en forma inexplicable del 26 Batallón de Infantería de Ciudad Juárez, Chihuahua, el 8 de mayo de 1993. "Yo los voy a atender".
Y los atendió con dureza. A las interrogantes de la señora Guadalupe Guzmán de Muñoz sobre el paradero de su hijo y el estado de la investigación que presuntamente llevaba a cabo la justicia militar, Macedo espetó: "Para el Ejército, se trata de un desertor".
Poco menos de un año más tarde el mismo procurador castrense aseguraba a la prensa: "El asunto ha sido debidamente investigado. No hemos podido saber las causas de la desaparición del teniente Muñoz". Con estas palabras al expediente SC/139/ 93/V le fue dado el tradicional carpetazo. Era una acusación más en contra de la fuerza armada para la cual Macedo de la Concha, hábil portero, había logrado cerrar el candado de la impunidad.
Hoy, con Macedo en retiro y al frente de la justicia civil, vuelve el balón a la cancha. A siete años de la desaparición del militar, el pasado 11 de octubre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA abrió una audiencia especial sobre el caso del teniente Orlando Muñoz en Washington. Y ahí el gobierno mexicano, en esa ocasión representado por el director para Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Eleazar Ruiz, tuvo que reconocer, a contracorriente de lo que dijo hace dos años el ahora procurador general de la República Macedo de la Concha, que lejos de haber concluido, la investigación apenas empieza, aunque 500 fojas del expediente -dijo textualmente el diplomático ante el máximo foro hemisférico en materia de derechos humanos --"se han extraviado".
También "se descubrió" que la Procuraduría de Justicia de Chihuahua ha iniciado, apenas con seis años de demora (Ƒdónde estaba el ex gobernador, ahora zar anticorrupción Francisco Barrio?) una pesquisa para averiguar si en algún momento Muñoz Guzmán abandonó el país.
Paradojas de la vida: durante todo un sexenio, la familia del teniente desaparecido pugnó por que la investigación sobre su paradero fuera asumida por la justicia civil, ya que en el ámbito del fuero militar "lo único que recibimos fueron humillaciones, groserías y amenazas", dice la madre.
Macedo de la Concha garantizó la impunidad. Cervantes Aguirre nunca los recibió. Tampoco el comandante del cuartel de Juárez, coronel Pedro Gutiérrez López, ni el jefe de la quinta zona militar de Chihuahua Luis Montiel López, uno de los generales divisionarios que aparecían hace poco en la lista de secretariables para la Defensa Nacional. El teniente coronel Rodolfo Elizalde Arroyo, jefe inmediato del teniente Muñoz, señalado por la familia como presunto responsable de su desaparición, llegó incluso a amenazarlos y a hostigarlos anónimamente.
"Pensábamos que lo más viable es que investigara la PGR", dice la hermana, abogada Guadalupe Muñoz.
--ƑY ahora?
--Ahora está más caramba--responde la madre.
De madre a madre con Mercedes Quesada
De la práctica de romper cercos del Estado Mayor Presidencial para poner en manos del presidente en turno el expediente del teniente Orlando, las Guadalupes --madre e hija--han hecho un arte. Lo hicieron con Carlos Salinas. "El más déspota. Nos volteaba la cara". Con Zedillo, "en muchas ocasiones. Sorprendido, amable pero distante. Indiferente. Al final molesto. Sus guardias nos repelían, nos aventaban". Y con Vicente Fox durante la campaña, en su pueblo, San Cristóbal, Guanajuato. "Como ninguno él me miró, me escuchó, me aseguró que lo va a ver personalmente". Pero más que las promesas del hoy presidente, a Guadalupe la conmueve la promesa de Mercedes Quesada, la madre del presidente.
La doña de San Cristóbal vio la escena de esa señora típica jalisquilla pelear por acercarse a Fox. Vio que hablaron un rato y luego quedarse atrás, sacudida por las emociones. "ƑQué le pasa?", preguntó la señora Quesada. Muñoz le platicó la historia del joven oficial desaparecido. Casi paisanas -San Julián, Jalisco, pueblo de los Muñoz, no dista ni 20 kilómetros de San Cristóbal, pueblo de los Fox-- juntaron cabezas y platicaron. "Tiene usted toda la razón", concluyó la de Guanajuato, nativa vasca. "No pierda la fe, mi hijo tiene buen corazón".
Y a esta escena se aferra Guadalupe. Enviudó hace algunos años, sabiendo que su marido agonizó con la angustia de no volver a ver a su primogénito. Su compromiso con don Miguel, antes de morir: nunca dejar de buscar al hijo desaparecido.
ƑQué no han hecho?
Rogaron ante el coronel Elizalde, quien declaró que Orlando "era conflictivo" y que probablemente había escapado a Estados Unidos "ya que aprendió inglés". Levantaron actas en Jalisco. Enviaron sin fin de oficios a la Sedena. Escribieron cartas y buscaron personalmente en cárceles, manicomios y hospitales de todo el país. Incluso lo rastrearon por Nuevo México, a donde presuntamente habría "migrado". Intentaron con todas sus fuerzas y astucia seguir paso a paso la investigación que llevó a cabo el fuero militar, que jamás se dignó a proporcionarles el más mínimo detalle. Confiaron en las investigaciones del Ejército, se desilusionaron y desconfiaron. En siete años han agotado todas las instancias nacionales.
Entre las internacionales la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Mary Robinson, ha asumido esta defensa. En su gira por México trató el asunto con Cervantes Aguirre quien -contrariamente a la afirmación previa de Macedo, quien había dado por "investigado y cerrado" el asunto "del desertor" --dijo a la comisionada que "desconocía el estado de la investigación".
Militares descobijados ante los ojos de la CID
De mano de Mariclaire Acosta, entonces directora de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, llevaron el caso ante la CIDH. Ahora les preocupa el nombramiento de la ex defensora no gubernamental. "ƑQué le va a pesar más? ƑTener que defender al gobierno del que ahora forma parte, junto con Macedo, o llevar hasta sus últimas consecuencias un caso que conoce bien?", se pregunta la hermana, Guadalupe Muñoz. "Espero que sea lo segundo".
Paulina Vega, actualmente a cargo del caso por parte de la CMDPDH, aseguró que en la audiencia de octubre en la CIDH los peticionarios -es decir, la familia Muñoz Guzmán--demostraron que en la desaparición "hubo autoridades involucradas", que la investigación emprendida por la justicia militar no concluyó ni arrojó resultados y que a la familia de la víctima se le ha denegado la justicia.
Lo que sigue en la CIDH es que el gobierno mexicano ha sido emplazado a entregar un informe actualizado y completo de lo que ha hecho hasta ahora. "Esperamos --dice Vega-- que con los elementos reunidos y expuestos, la CIDH emita un informe sobre la desaparición de Orlando Muñoz. Por regla estos se emiten por medio de los canales diplomáticos confidencialmente, pero si la parte emplazada (en este caso el gobierno, sea justicia civil o militar) no cumple con la recomendación emitida en un plazo de tres meses, se hace pública.
Para Guadalupe Muñoz Guzmán, de la audiencia de la CIDH se desprenden nuevos desarrollos en el caso de su hermano. Se evidenció ante los ojos de los comisionados de la OEA que en el curso de las investigaciones del fuero militar el ministerio dio por buenas varias firmas falsificadas en un oficio que "probaba" que Muñoz Guzmán había desistido de continuar sus estudios en la Escuela Superior de Guerra en abril de 1993, para desertar, apenas media hora después de hablar con sus padres por teléfono para comunicarles su felicidad por haber sido aceptado en la institución. Habría salido para no volver más mientras hablaba por teléfono con su novia y tres horas antes de haber sido visto, según testimonios recabados, por otros soldados en el área de las casetas telefónicas y en la cafetería, en shorts.
En la audiencia de la CIDH se dio a conocer el resultado de la indagación del mayor licenciado David Espinosa, a cargo de la quinta agencia del ministerio público del Ejército, que determinó que la supuesta firma del teniente en el oficio donde presuntamente pedía la devolución de su solicitud de estudios, es falsificada, y que al menos tres militares estuvieron involucrados en la falsificación. El 12 de mayo de 1994 dos peritos de la judicatura militar realizaron el peritaje de las firmas y determinaron que la del oficio citado era falsa. El ex procurador militar, hoy titular de la PGR, tuvo conocimiento de esta falsificación.
Se descubrió asimismo que las 500 fojas del expediente, en poder de la Sedena, están "extraviadas". Y también en el curso de la sesión el enviado de la cancillería, Eleazar Ruiz, informó que existe en la justicia militar una averiguación previa en contra del capitán Bernardino y del teniente de infantería Gilberto Ortiz Ibáñez, por falsedad de declaraciones. Este último fue compañero de cuarto del teniente desaparecido y a pesar de estar al corriente de las costumbres de Muñoz, quien dejaba registro de todo lo que ocurría en su vida en un diario que guardaba en un portafolios, negó la existencia de éste. Sobra decir que portafolio y diario desaparecieron y jamás fueron entregados a la familia. Su madre y hermanas sospechan que en ese diario --en el que escribía, y al menos dos tomos más-- quedaron registradas impresiones comprometedoras del teniente, tal vez sobre actividades sospechosas de sus superiores.
"Es nuestra hipótesis. El fue entrenado para operaciones de la Tarea Marte contra el narcotráfico. Estuvo en la frontera chi- huahuense, zona muy peligrosa (área de acción de Amado Carrillo, protegido, se sabe, por militares). Suponemos que se llegó a enterar de alguna información delicada que comprometía a sus superiores, y que lo desaparecieron por saber demasiado".