VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť Luis Javier Garrido Ť

El reposicionamiento

El gobierno de Vicente Fox tiene ya, desde ahora, su primera prueba de credibilidad con la situación prevaleciente en Chiapas, en donde a la semana de haber asumido sus funciones crece la incertidumbre sobre cuáles van a ser las políticas reales del poder.

1. La administración foxista ha buscado en sus inicios sustentar la confianza en el nuevo régimen por la vía del autoelogio y de una serie de declaraciones tendientes a imponer la idea de que por el solo hecho de que haya un nuevo Presidente de la República en Los Pinos las cosas han cambiado en el país, aun y cuando el equipo gobernante sea parcialmente el mismo, las políticas económicas no hayan variado y las estructuras de control político del "antiguo régimen" no hayan sido desmanteladas (desde los sindicatos hasta los medios). Y ése parece ser el caso de Chiapas.

2. La posición oficial del nuevo gobierno es ciertamente muy distinta a la de Zedillo, pues Fox habla de cumplir San Andrés, retirar al Ejército de las comunidades y alcanzar la paz por la vía del diálogo, como lo subrayó el primero de diciembre. Pero su posición real no dista mucho de la de Zedillo, como se lo señaló el EZLN en su comunicado del día siguiente, en el que le recordó que "ha heredado una guerra en el sureste mexicano", y le hizo ver sus contradicciones.

3. Las tesis foxistas en el sentido de que la entidad, como el país, sólo puede salir adelante con una visión empresarial y de que, como lo ironizaban los zapatistas, el objetivo central es "convertir a los indígenas en mini-micro-empresarios", contradicen en lo esencial la letra y el espíritu de los acuerdos de paz, pues además de constituir una falta de respeto a los pueblos indios, violentan el principio de la autonomía.

4. Las tantas veces mencionadas contradicciones del nuevo gobierno, que por tener un discurso "democrático" abandona a menudo sus postulados centrales, generando una serie de confusiones, aparecen como en pocos casos en el de Chiapas, en donde no hay ninguna certeza de que Vicente Fox vaya a retirar a sus más de 60 mil efectivos de la entidad, a desparamilitarizar a los paramilitares, a respetar la Ley Cocopa y a reiniciar el diálogo con los zapatistas.

5. El país no quiere ya palabras sino hechos, y ésa es una lección que no parece querer entender el nuevo gobierno, que todos los días se presenta como si estuviera todavía en campaña, ignorando algunas cuestiones centrales y sobre todo que el cambio político no ha comenzado.

6. El "reposicionamiento" de Fox sobre Chiapas en lo relativo a dar una salida en 15 minutos a la situación, ignora que no se puede construir un nuevo régimen con las mismas prácticas del antiguo, y sobre todo pretendiendo imponer una forma de vida a quienes no la aceptan.

7. El viaje anunciado de una delegación de 24 miembros del EZLN en febrero próximo a la capital para defender la iniciativa de ley de la Cocopa, va a ser por ello parte de ese necesario diálogo de la sociedad mexicana con ella misma para discutir el país que queremos y a fin de fortalecer lo que debe ser una alternativa a la globalización neoliberal.

8. Porque la pregunta central a fines de este siglo XX es: Ƒqué es lo que realmente está cambiando en México?

9. Más allá del destino de los acuerdos de San Andrés y del reconocimiento explícito de los derechos de los pueblos indios, que es de tanta trascendencia para México, está la cuestión de cómo organizar al poder.

10. El verdadero cambio político no ha empezado aún a producirse, pues éste supone nuevas relaciones entre la sociedad y el poder, otra forma de gobierno y la preeminencia de los ciudadanos sobre los partidos: ese "mandar obedeciendo" que nada tiene que ver con la imposición de programas neoliberales del foxismo.