DERECHOS HUMANOS EN AMERICA LATINA
Al dar a conocer su más reciente informe sobre la
situación de los derechos humanos, la organización Human
Rights Watch manifestó su preocupación por las violaciones
"permanentes" a tales derechos en América Latina y enfatizó
los casos de Perú, Brasil, México, Colombia y Venezuela.
De nuestro país, el organismo humanitario destacó
las graves violaciones a los derechos fundamentales ocurridas a lo largo
del año que está por terminar, y señaló que
si bien el gobierno de Ernesto Zedillo "tomó varias medidas positivas",
también ignoró compromisos internacionales en la materia.
La tortura, las detenciones arbitrarias y los abusos de las fuerzas de
seguridad fueron, a decir de Human Rights Watch, las violaciones más
frecuentes, ante las cuales el sistema de procuración de justicia
aún deja mucho que desear. Aunque, a decir del organismo, el fin
de la hegemonía política priísta y la llegada al poder
de Vicente Fox despiertan "la esperanza de cambio", no será fácil
superar la "larga historia de abusos" que es "el legado del Partido Revolucionario
Institucional".
De otras regiones de Latinoamérica, el informe
destaca la alarmante situación de Colombia, en la que los víctimas
de la guerra entre el gobierno y las organizaciones guerrilleras "son en
su mayoría civiles atrapados entre ambas partes"; de Brasil --en
donde "el abuso de los niños abandonados y el terrorismo policial
son asombrosos"--; de Perú, en donde Alberto Fujimori deja como
recuerdo una estela de violaciones a los derechos humanos; de la Venezuela
de Hugo Chávez, en la que la libertad de expresión "por primera
vez se ha tornado un asunto de derechos humanos", y de Argentina y Chile,
en donde Human Rights Watch encuentra auspiciosos los procesos judiciales
en curso contra los cabecillas de las dictaduras militares que asolaron
esos países en los setenta y ochenta.
Al margen del documento de la organización humanitaria,
en caso especialmente visible de contravención a los derechos humanos
en el continente es la situación de los presos políticos
argentinos que participaron, en 1989, en el asalto al cuartel de La Tablada,
y quienes se debaten entre la vida y la muerte tras una huelga de hambre
que lleva ya más de 80 días. Los ayunantes, condenados a
largas penas en procesos irregulares en los que no pudieron ejercer el
derecho de apelación a una segunda instancia, se encuentran ahora
atrapados en una vergonzosa red de cálculos políticos en
la que participan tanto la alianza gobernante del presidente Fernando de
la Rúa como la oposición justicialista.
Independientemente de la opinión que se pueda tener
sobre el asalto armado al cuartel militar, hace once años, el hecho
es que en ese entonces el gobierno de Carlos Menem asesinó a varios
prisioneros, torturó a los que sobrevivieron y los sometió
a procesos por demás irregulares, y que hoy en día persiste
una injustificable asimetría entre los genocidas militares que dirigieron
la pasada dictadura --los cuales gozan, en el mejor de los casos, de cómodos
arrestos domicilarios por el robo de bebés, toda vez que fueron
amnistiados por sus delitos más graves-- y los atacantes de La Tablada. |