DOMINGO 10 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Nestor de Buen Ť
Tres partidos de oposición
Le reconozco a Vicente Fox una originalidad manifiesta: la ha hecho notable en su discurso de investidura, con los actos previos allá por La Villa, las novedades en la protesta y la cita complementaria con un crucifijo en el Auditorio Nacional. Agréguense las visitas a un estado pobre pero entrañable como Oaxaca y como remate, la gran plaza de Monterrey, el centro fundamental de los ricos, origen de tantas cosas en estos tiempos nuevos. Contrastes.
Pero lo más original, me temo, es que el presidente Fox va a tener, lo que no había ocurrido antes: tres partidos de oposición. Lo interesante, sin embargo, es cómo se está manejando con el que habría de resultar, desde el punto de vista ideológico, el más opuesto: el PRD, que ya cedió un embajador en Cuba, sin la menor duda una elección afortunada que se junta con la evidente simpatía, no muy disimulada, hacia Andrés Manuel López Obrador, que el mismo jefe de Gobierno del Distrito Federal, en justa reciprocidad, tampoco puede ocultar.
El PRI también ha empezado a pagar su precio, con la incorporación al grupo de mando del nuevo director del IMSS, Santiago Levy, y del declarado cobrador infernal de impuestos, Paco Gil Díaz, a quien me parece que le encanta jugar el papel de hombre malo. Y podrían citarse otros nombres.
Curiosamente, los dos nombres por los que yo apostaba que iban a quedarse, no necesariamente en el mismo puesto, al menos por ahora no aparecen en las listas: Carlos M. Jarque y Luis Téllez, los dos brillantes, con espléndidas currícula y con la juventud suficiente para desempeñar con maestría cualquier puesto de mucha responsabilidad. Bien lo han demostrado.
šOjalá que no los desperdicien! El juego principal estará, sin duda, en el Congreso de la Unión. Entre otras cosas porque las dos cabezas panistas, Diego Fernández de Cevallos y Felipe Calderón, no parecen foxistas muy entusiasmados, sobre todo Diego, quien con toda seguridad piensa, y tendrá razón si así es, que él allanó el camino y que, sin demasiadas dudas, lo podría haber recorrido ahora con el mismo éxito que el actual Presidente.
Lo que ocurre es que Vicente Fox tiene largos los colmillos y que nos ha resultado un político de muchos recursos, a veces de apariencia negativa, pero que, a la larga, le darán réditos como aquel famoso "šhoy, hoy, hoy!", dicho en noche nefasta y que le resultó una especie de lema del éxito final.
Una primera experiencia que apunta interesante será la de la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación. Si ya antaño fue materia de batallas interminables con un final milagrosamente acordado, ahora tendrá que poner en juego toda su habilidad, que la tiene, Francisco Gil, para superar los escollos que por pura razón política se le pondrán en el camino.
Lo cierto es que, hasta el momento, no parece viable una ruptura con la política económica del régimen anterior. Por el contrario, me temo que se confirma o, inclusive, se refuerza la tesis neoliberal. Ya se apuntan cifras de aumentos al salario mínimo que no pasan de 7%, supuestamente en el límite de la inflación esperada pero que no le resolverán a nadie el problema vital. Y entre tanto, los más corporativos de los corporativos ofrecen su amor al Presidente y un respeto institucional a sus decisiones. Eso puede ser por lo que siempre ha sido: con el poder a como dé lugar.
Y yo diría que, en rigor, estamos en un mundo de incertidumbre. A lo mejor, a la gringa, habrá que esperar los famosos primeros cien días. Ojalá que no haga Fox en ese plazo barbaridades parecidas a las de Clinton en esa su primera etapa: cortarse el pelo en una pista del aeropuerto de Los Angeles, interrumpiendo el tráfico, o meterse en la bronca de los gay en el Ejército. Porque en materia de tráfico nos las traemos también. En lo otro, no, afortunadamente.