DOMINGO 10 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť EL ECO Y LA SOMBRA
Poetas juarenses
Llego a Ciudad Juárez y me espera en el aeropuerto un hombre cuyas señas de identidad son un sombrero negro y una gabardina, cabría enjaretarle gafas oscuras, pero es de noche, y ya en el aire del estacionamiento abre un convertible gris, espacioso, es de esperar.
El hombre éste se llama Jorge Humberto Chávez, se queja un poco de su nombre, se define a sí mismo como superficial, interesado en coches, ropas y perfumes (de lo primero y lo último parece ser sabía mucho Juan Rulfo y de ello le gustaba charlar), tiene un hermano, Miguel Angel, que hace poco, si la memoria no falla, obtuvo un premio de poesía por allá.
Jorge Humberto sabe de arte, semiología, tiene 42 años y tres hijos, en el 81 ganó el Premio Nacional de Poesía de Colima. Tiene, también, varios libros publicados, una afición perniciosa, la promoción cultural, que incluye la formación de escritores, y otra a todas luces más compartida, los bares.
A uno de éstos, estruendoso, atendido por atentas mujeres, de barra triangular y en mi recuerdo rosa, El Papillón, dedicó las siguientes líneas: "Aquí/ donde uno es la risa celebrante/ y el abismo sin linde/ aquí/ a tu vera el sonido de los vasos/ bebiéndose/ fuera ya de las torres altísimas del libro/ de la justa palabra que convoca/ al solitario pez/ aquí/ donde el vuelo es el aire abandonado/ aquí en el bar/ la puta poesía junto a ti toma sitio/ te descubre borracho y silencioso en tu mesa/ aquí aparece".
El poema procede de Cíbola, poetas de Chihuahua, volumen colectivo editado el año pasado por la UNAM en su colección El Ala del Tigre, que dirige Víctor Sandoval, y en el cual también se recogen trabajos de Alfredo Espinosa, Gabriela Borunda, José Joaquín Cosío y Rogelio Treviño. En el pasado julio la misma colección dio a conocer más obra de la región, ahora de Edgar Rincón Luna, César Silva Márquez, Carmen Amato y Gaspar Orozco, Rincón y Silva, los más jóvenes, 26 años, llegaron al taller de José Humberto hace diez y recientemente vinieron a la ciudad de México a presentar sendos libros, Aquí comienza la noche y ABCdario, ambos de Tierra Adentro.
De ahí citamos, de Rincón, los poemas "Sótano": "A este refugio de mi sombra/ que me ofrece su quietud de barco hundido/ su soledad como un ancla o como un mástil/ qué más puedo pedirle// en vez de agua silencio/ polvo en lugar de amigos// Qué más puedo pedirle/ si también de su abandono/ me ha convidado el mundo", y "Entrada": "Tomo la llave/ como una extensión de mis manos// Tengo frente a mí/ la puerta/ qué más: abrirla// dejar pasar mi sombra por estas ruinas".
De ABCdario, y con esto despedimos la entrega, "Poema de la mujer que se aleja": "mírame decir que los adioses duelen// hoy recorro el invierno/ y pregunto/ en qué parte de mis brazos/ encalló la caricia/ como un barco encendido/ qué vertiente de voz huye en de mis aguas/ y cómo hicimos juntos la cauda del relámpago// digo Ƒy las palabras caen al suelo?/ Marla Ƒen qué cerrado sol se ha escondido tu sombra?// la noche como inscripción/ juega sobre las puntas del agua/ y los días ya no se mueven/ se quedan en las esquinas de mis ojos/ una lluvia marca la espera de tu nombre:/ aquí donde juego a las manos que buscan otras manos// en la abominación de hablar/ conmigo/ mismo".
Ť Ricardo Yáñez Ť