LUNES 11 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Busca que campesinos sean pequeños empresarios


Nuevo enfoque de desarrollo en la política agropecuaria de Fox

Ť Impulsará productividad y rentabilidad del sector Ť Frenaron paternalismo y corporativismo su crecimiento, según documento

Angélica Enciso L. Ť Con un "nuevo enfoque del desarrollo rural y agroalimentario", que incluye no sólo al sector agropecuario, sino también al silvícola, y convertir a los campesinos en "pequeños y medianos" empresarios de maquila, servicios, ecoturismo y artesanía, así como el replanteamiento de las estrategias gubernamentales, la administración foxista buscará mejorar el nivel de vida de la población rural, aumentar la productividad del agro y la rentabilidad para los productores.

Para ello, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagar) buscará impulsar grandes programas de comercialización, financiamiento y desarrollo rural, educación, agua en la agricultura y federalización. Todo esto es resultado del diagnóstico presentado en el documento final del equipo de transición agropecuario Propuesta de desarrollo rural y alimentario en el que se enumeran las fallas de las políticas agropecuarias que llevaron a un "minifundismo empobrecedor", ya que 60 por ciento de las unidades de producción son menores a las cinco hectáreas, y a que cuatro de cada cinco campesinos vivan en la pobreza.

Con el nuevo enfoque la Sagar pretende planear las actividades agrícolas desde la siembra hasta que el producto llegue al consumidor final; descentralizar recursos y responsabilidades y establecer un marco regulatorio que dé categoría de política de Estado a las acciones orientadas al ámbito rural. También considera el establecimiento de una banca de desarrollo para el campo que integre a todas las instituciones actuales -FIRA, Banrural, Firco- y que la dependencia se haga cargo de la definición de cupos de importación y lo relacionado con los acuerdos comerciales.

Trampa de rezago

El documento señala que a pesar de la escasez de recursos y de riqueza, el campo es el hogar de uno de cada cuatro mexicanos, "el medio rural se ha convertido en una trampa del rezago para sus habitantes". Considera que el proceso de cambio del campo iniciado con las reformas al artículo 27 constitucional no se consolidó y ahora la solución de los problemas "deberá surgir de las organizaciones económicas auténticas de campesinos y no de facciones de tendencias corporativas o partidarias".

Considera que la actividad agropecuaria es riesgosa para 80 por ciento de los campesinos, aunque existen productos agroindustriales en los que el país es competitivo como la cerveza, tequila, jugo de naranja y carne de cerdo, o primarios como café, mango, flores, miel, tomate, plátano y fresas que se han colocado en mercados como el de Estados Unidos, Canadá, Japón, y la Unión Europea.

Sin embargo, el "entorno legal e institucional, así como las políticas económicas del gobierno han frenado el potencial del sector, han minado la productividad y el nivel de vida de los habitantes del medio rural. Los productores enfrentan incertidumbre y visión de corto plazo derivados de la discontinuidad y desarticulación de los programas gubernamentales, se enfrentan a insumos escasos y de mala calidad, dificultades para almacenar, transportar y comercializar los productos".

Agrega que aunque en los últimos 45 años México destinó la mayor cantidad de recursos per cápita al medio rural que cualquier otro país latinoamericano, ocupa el lugar 18 en materia de ingreso rural. La situación del sector, agrega, se agravó con la crisis de 1994-1995, lo cual llegó a un cambio de dirección de las políticas del sector, "algunas reformas quedaron inconclusas y las orientaciones y objetivos dieron un giro de 180 grados".

Un ejemplo de ello es que originalmente el Procampo buscaba incentivar la reconversión productiva, con el fin de lograr competitividad en la apertura comercial, pero ello quedó a un lado y se privilegió el cultivo de granos básicos. En lo que se refiere a Alianza para el Campo y Apoyos a la Comercialización "han tenido un limitado impacto social. Así, estamos a algunos años de que cultivos de alta sensibilidad social (maíz) se abran sin que se hayan tomado providencias institucionales y productivas".

El paternalismo y corporativismo del Estado ha impedido el crecimiento saludable del sector rural y ha provocado "una sociedad peticionable más que una sociedad participativa y responsable", señala. Durante las dos últimas décadas la inversión pública federal en el ámbito rural ha decrecido en términos reales y se enfrentan enormes rezagos en sistemas de información, caminos vecinales, carreteras, almacenes, presas, redes hidráulicas y de riego.

Toda esta situación ha provocado que la calidad de vida de la mayor parte de la población rural se haya reducido a niveles alarmantes y para ejemplificar esto retoma datos de INEGI que advierten que 81 por ciento de la población rural en 1998 estaba por debajo de la línea de la pobreza. "Es imperativo reconocer que los índices extremos de la pobreza se dan en la población indígena y particularmente entre las mujeres, lo cual requiere atención inmediata del Estado por razones de equidad social, racionalidad económica y de visión política".

Frente a este panorama establece necesario replantear a fondo de las estrategias gubernamentales, con el propósito de mejorar y dignificar el nivel de vida de los habitantes del sector rural, aumentar la productividad del agro, reubicar al sector como un aporte significativo al desarrollo económico y consolidar las oportunidades del campo.

Impulso a cadenas productivas

La orientación de la política agropecuaria privilegiará las cadenas productivas desde la planeación, la entrega del producto al consumidor final, pasando por la producción primaria, el procesamiento, el manejo postcosecha y la comercialización. Todo ello con el fin de que el productor retenga la mayor parte del valor agregado.

Los cuatro ejes sobre los que se orientará la política agropecuaria foxista son: el desarrollo económico, el desarrollo de capital humano, el desarrollo de capital social y el desarrollo de capital físico. De ellos se desprende la estrategia del establecimiento de un sistema de información agroalimentario que facilite el proceso de toma de decisiones y que refleje lo que ocurre en cada región productiva.

También está la creación de unidades mínimas de planeación para que los productores definan la actividad que le ofrezca mayor rentabilidad y la promoción de la organización con el fin de que "juntos hagan lo que no pueden hacer por separado".

Asimismo, se impulsará la organización por cadenas productivas con el establecimiento de consejos por producto que reúna a los representantes desde la fase de siembra, transformación y hasta la comercialización. El consejo tendrá como fin facilitar y coordinar las acciones que adopte el Estado en esa actividad.

Establece que se promoverá el establecimiento de un sistema económico rural que incluya tanto elementos de financiamiento y capital de riesgo como servicios múltiples de ahorro y préstamos, créditos de mercado y refaccionarios, además de que no sólo incidirá en la actividad agropecuaria sino en las que demanden las poblaciones rurales.

En cuanto al almacenamiento indica que es un medio para integrar al productor agropecuario a la cadena de comercialización y consumo, además de que ayudará a reducir la intermediación. En cuanto a comercio exterior precisa que se propiciará una "competencia justa en materia de importaciones, administrando con transparencia el sistema contra prácticas desleales."

Para ello se promoverá la independencia de la administración del sistema con la creación de un órgano autónomo desconcentrado de la Secretaría de Economía, para que se traslade a la Sagar la decisión sobre la negociación del sector ante acuerdos comerciales internacionales, su instrumentación y lo relativo a permisos, cupos y cuotas.