LUNES 11 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Hoy presentará un disco en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes
La música defiende al mexicano en lo romántico y lo bravío: Esperón
Ť El compositor de 88 años musicalizó 600 cintas e hizo canciones para Jorge Negrete y Pedro Infante
Arturo Cruz Bárcenas Ť "En esto de la música no hay que olvidar que una cosa es el impacto y otra es el éxito. El impacto se puede dar con una porquería enorme, algo del momento, pero que pasa, y otra es cuando la gente asimila, cuando le gusta y después continúa en la aceptación del público, por mucho tiempo o para siempre", expresó Manuel Esperón, compositor de la música de Amorcito corazón, con letra de Pedro de Urdimalas:
"Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso/ que se prenda en el valor de nuestro gran amor, mi amor./ Yo quiero ser un solo ser y estar contigo/ te quiero ver en el querer para soñar.../ En la dulce sensación de un beso mordelón quisiera.../ Amorcito corazón, decirte mi pasión por ti.../ Compañeros en el bien y el mal, / ni las horas nos podrán pesar./ Amorcito corazón serás mi amor".
Manuel Esperón nació en agosto de 1911, en la ciudad de México, en la colonia Guerrero, calle de la Estrella número 3. Su padre fue Manuel Esperón Alcalá, nieto del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá, autor del considerado un himno en la antigua antequera: Dios nunca muere. Debe a su madre, Raquel González Cantú, de ascendencia francesa, la vocación por la música.
Estudió ingeniería en el Politécnico, pero sólo tres meses. Desde entonces empezó la que sería su carrera en la Escuela de la Música Popular, que después se convirtió en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
No obstante su impresionante trayectoria, muchas personas creen que don Manuel ya murió. En entrevista en su segunda casa: las instalaciones de la Asociación de Compositores de México, en Coyoacán, dice que a los 88 años ha perdido 50 por ciento de su capacidad visual, por lo que tiene que axiliarse de una lupa para ver fotografías. Menos puede leer una partitura.
Su esposa Beatriz García le auxilia y participa de vez en vez en la conversación. Ella está escribiendo una autobiografía del maestro, que tal vez estará lista el año entrante. Por momentos, para reforzar algún planteamiento, Esperón va al piano y toca algunas piezas, de las que él simplemente llama "de música mexicana".
Soy casi de los compositores de antes, afirma
Dice: "Soy casi de los de antes (de los compositores). Un pariente mío fue Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho". Con Alfonso Esparza Oteo conforma la triada que originó la llamada época de oro de la canción y el cine nacional. "Musicalicé casi 600 películas, lo cual me hizo ponerme al día con la música mexicana, cantada por charros, por mariachis", agregó.
Hoy, lunes, presentará en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 19:30 horas, un disco (Su piano, su música, su tiempo) con 26 temas de su inspiración, entre los que se hallan La mujer del puerto, Cocula, Serenata tapatía, Mía, Amorcito corazón, No volveré, Mi cariñito, Ay, Jalisco no te rajes y Flor de azalea.
-ƑPor qué no grabó más discos, maestro?
-No sé; lo que pasa es que las compañías grabadoras se interesan por una corriente especial de música, y la que yo hago no interesa mucho. Mi afición fue muy atinada en la folclórica y no folclórica, romántica, del siglo pasado, y otras cosas, como de concierto. La música sinfónica que estoy haciendo últim amente está dedicada a la cosa mexicana, totalmente. Estoy haciendo una sinfonía basada en los cantos de la Revolución Mexicana. Me he presentado en muchos sitios con gran éxito, como el teatro Myers, en Dallas, Texas, con la Orquesta Sinfónica de esa ciudad.
-ƑLe fue difícil seleccionar los temas para este disco?
-No, pues son canciones que hice desde el principio de mi carrera en el cine nacional, como Ay, Jalisco no te rajes, que se halla entre la música mexicanista, de mi estilo. De ahí vendrían No volveré -por la que le entregaron en Estados Unidos un reconocimiento por ser la rola más conocida en dicho país; es autor de la mitad de la letra- y otras, que hice exclusivamente para cine. Trabajaba sobre pedido, con la incorporación de algunos letristas -como Ernesto Cortázar, Zacarías Gómez, Antonio Guzmán, Amado Nervo, Jesús Camacho y Felipe Bermejo (con quien hizo la inolvidable Mía)-. Empecé con un letrista llamado el Chamaco Sandoval, que a su vez era el letrista de cabecera de Agustín Lara.
-ƑNo escribía también a partir de experiencias propias?
-Si no hay sentimientos no puede haber composición.
-ƑEn Amorcito corazón hay algo personal?
-No, nada, nada. Todas son hechas con el oficio del compositor, para la película que se necesitaba. Sí hay una sola canción... que dediqué a mi esposa actual, que se llama Mis sueños por la calle.
-ƑCómo se daba eso de hacer una canción de acuerdo con el cantante?
-La voz de Jorge Negrete era potente, muy extensa, amplia, con mucha fuerza. Las canciones tienen una extensión de dos octavas, que no se usa mucho en la música mexicana, porque el cantante de ranchero tiene una extensión de una octava y media, cuando mucho. A Negrete yo le hacía unas cosas muy elaboradas.
"Pedro Infante tenía una voz muy pequeña. Para él hice cosas de una octava y dos notas, cuando mucho. El quería cantar como Negrete. Me pedía que le hiciera temas como los que eran para Jorge. Le decía: oye, manito, para eso se necesita otra garganta, porque con la que tienes no vas a poder. Tú canta tu Amorcito corazón, tu Noche plateada y esas cositas que te quedan de maravilla, en una octava, que es una voz natural, tranquila, sin gritos, sin aspavientos. Era totalmente el reverso de la medalla de Negrete. Pero tuve la oportunidad de atinarle a los dos.
"Tuve la fortuna de que entraran al público, lo cual me ha aportado regalías que son muy importantes para mi manera de vivir."
-Existe la idea de que los músicos en general viven mal...
-Yo no. He tenido mis casas, mis coches, dinero. Sigo cobrando dinero...
-ƑMás que Roberto Cantoral?
-No... aunque pue que sí, porque yo tengo muchas películas... y cada película paga... a mí, šy son más de 500! Tengo entradas para vivir sin apuraciones.
De vez en cuando un tequila no cae mal
-Usted ayudó a crear una idea del mexicano, por medio del cine nacional.
-Hay una idea errónea de que el mexicano es holgazán. Hay trabajadores, activos, honrados, decentes, pero, sobre todo, cantadores. De vez en cuando un tequila no cae mal; yo de vez en vez me tomo mis tequilitas. La música mexicana defiende al mexicano en dos aspectos: el romántico, que no se puede negar, y el bravío. Son dos cualidades mexicanas muy usadas y presentes. Por eso los dos ejemplares auténticos son Infante y Negrete. Este era salidor, fuerte, importante, gritón, y el otro era tranquilo, chillón.
-ƑEs usted una especie de psicólogo?
-A lo mejor sí, un poco, desde niño. Mi expresión se hizo música. Empecé a acompañar a los cantantes en los cines, cuando era mudo. Había variedad en los cines, allá por los veinte. Fue una época de oro, porque nuestro cine se plantó en el mundo entero con buenas calificaciones. Floreció también al final de la guerra.
-Ahora se habla del soundtrack...
-Pues las cosas cambian, deben cambiar, para bien o para mal. Pero en el cine de ahora no veo un patrón atractivo, para mí. La música de ahora no llega, no llega. Ya no hay la canción tema que funcionaba con la película y después sola. La música quedó relegada a ser de fondo más o menos incidental, sin la relevancia de antes.
"A mí me dejó satisfecho mi trabajo en El peñón de las ánimas. También los dramas esos como Nosotros los pobres y ustedes los ricos, que era una película de barrio, con Pedro Infante y sus contlapaches. Otras fueron unas en las que actuó María Félix, que fue Doña Diabla, y Gran casino y Café Colón, en la que le hice cantar dos canciones de tipo mexicano antiguo, de las revistas mexicanas. La que interpretó muy bonito fue la de Mi querido capitán. Grabó varias con bastante éxito".
-ƑUsted canta, maestro?
-šNi Dios lo mande! Tengo una voz de bajo, como se dice... pero debajo del suelo.
La música es perfección, pero a Esperón no le gustan las matemáticas: "No las entiendo ni me gustan. ƑLa medida? No es difícil. Es más bien aritmética, que es sencilla. Son quebrados".
-ƑPor qué a algunos compositores se les dificulta aprender a leer y escribir música?
-Cuando algún compositor... de los... Ƒcómo les podemos decir?... šfolclóricos! hace una canción y pega, la graba y empieza a generar dinerito, cree que ya no necesita estudiar. Se pone a hacer otra canción, y otra. Para eso no se necesita saber música. Un ejemplo: José Alfredo Jiménez nunca pudo tocar guitarra. Yo le escribí muchas de sus composiciones. Si hubiera sabido música no hubiera hecho nada; se le hubiera ido la cabeza por otro lado.
"Yo he manejado orquestas sinfónicas; para eso se necesita saber música profundamente. Para hacer canciones como las de José Alfredo o las de Chucho Monge no se necesita saber música, sino imaginación e inspiración, nada más".
Entre lo popular y lo clásico
En el disco que hoy se presentará el maestro Esperón tiende, en sus composiciones, una línea muy delgada entre lo popular y lo clásico, que por momentos desaparece. "Sí hay una línea. Me baso en lo técnico y en lo popular. Esa ha sido mi sistema y ha perdurado".
-ƑPor qué eso no lo logró Mario Ruiz Armengol?
-No sé, es un gran músico, pero es flojo, flojito, apático. Se sienta en su piano el día entero; escribe poco, se aburre y se va a su hotel. Lo invitaron muchas veces a hacer música de cine y nunca quiso. Decía que era mucho trabajo, pero hubiera hecho cosas maravillosas. Sí ha hecho conciertos difíciles, como el de para arpa sola, que sólo un músico connotado puede hacer. Sus canciones son exquisitas, pero sin impacto entre el público.
Esperón espera que con el disco que ahora presenta lo conozcan las nuevas generaciones. Pero: "La canción perdura, el compositor se va", concluyó el maestro Manuel.