Giuseppe Verdi en Amador Hernández
Miguel Ángel García Aguirre
Han pasado siglos y siglos, siempre en la oscuridad y en el anochecer, nuestra vida es eternamente destruida, ¿cuándo terminará esta desgracia? Si cada día se complica la situación. ¿Por dónde empieza y dónde termina?
El tiempo de modernidad no respeta fronteras; el mal Gobierno y junto con su poder que es el ejército, no respetan los límites de nuestros pueblos y por lo tanto está en peligro nuestra existencia.
A los que se sienten poderosos en esta tierra, nunca tendrán ni alcanzarán el poder que tenemos los pueblos indios de este planeta, porque nosotros tenemos el poder que no tienen ellos: la fe, la conciencia, la hermandad, la solidaridad humana, la razón y la convivencia armónica y paz por siempre con la madre naturaleza.
Por estas razones hablemos con nuestro Dios y con los espíritus del universo, de las energías del agua y tierra sagrada. Por eso nada tiene que hacer aquí el ejército federal que ilegalmente invadió nuestras tierras desde el 8 de agosto de 1999.
Declaramos formal y políticamente el retiro del ejército de estas tierras que quedarán resguardadas por el pueblo y será un territorio inembargable: no se vende, no se expropia y es la herencia de nuestros hijos y va de generación en generación.
Estas palabras corresponden al texto que, escrito sobre un rústico tablero, quedó clavado frente al campamento militar de lo que --según versiones extraoficiales-- será la séptima Compañía de Infantería No Encuadrada (cine), un grupo militar de acción rápida antiguerrilla, ubicada dentro del territorio indígena del ejido tzeltal Amador Hernández, al cual le han arrebatado 3.5 hectáreas de selva, mediante decreto del presidente Zedillo, del pasado 18 de octubre.
El ejido Amador Hernández está ubicado en la puerta occidental de la Reserva de Integral de la Biosfera Montes Azules (ribma) en el corazón de la Selva Lacandona. Ahí, los pasados días 6 y 7 de noviembre se reunieron más de 600 tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales, representantes de ejidos que pertenecen a la Asociación Rural de Interés Colectivo Unión de Uniones Ejidales y Sociedades Campesinas de Producción Rural Chiapas, Independiente y Democrática (aric-i) para realizar el Foro "Desmilitarización, Pueblos Indios, Desarrollo y Biodiversidad".
Acompañados por representantes de una docena de ongs (ecologistas y defensores de derechos humanos), organizaciones sociales y un representante del gobernador electo, Pablo Salazar, estos campesinos mayas reflexionaron, analizaron y discutieron colectivamente, su actual situación económica, ecológica, política, social y cultural, ante la perspectiva de las inminentes tomas de posesión de Vicente Fox como presidente de la República, y de Salazar Mendiguchía como gobernador de Chiapas.
Víctimas estructurales de la injusticia, la opresión,
la represión, la explotación, el saqueo, la discriminación
y el racismo, hoy están más amenazados por una acelerada
y creciente militarización que, violando Constitución, tregua,
leyes y acuerdos, ha ido cerrando cada vez más el cerco sobre el
ezln. Esta militarización parece a todas luces resguardar los intereses
de corporaciones multinacionales interesadas en apropiarse de los valiosísimos
recursos naturales existentes en la región (petróleo, uranio,
agua y sobre todo, biodiversidad). Una de éstas es "Savia" (Pulsar),
propiedad del magnate Alfonso Romo (asesor personal de Fox), en cuya estructura
gerencial participa Pedro Aspe Armella, la cual lleva varios años
realizando en Montes Azules labores de bioprospección (que no es
sino la recolección de muestras de biodiversidad, para la búsqueda
en sofisticados laboratorios, de recursos genéticos y bioquímicos,
potencialmente valiosos para ser patentados y comercializados mundialmente
de manera monopólica) contando con el apoyo pleno y complicidad
de la Semarnap, de la fundación norteamericana Conservación
Internacional y de algunos "científicos", biólogos y ecólogos
de la unam. Ante esto los representantes reunidos en Amador Hernández
demandaron de manera pacífica pero contundente:
1. Al próximo presidente constitucional, licenciado
Vicente Fox Quezada, retire inmediatamente el ejército de nuestras
comunidades así como que nulifique el decreto de expropiación
del ejido Amador Hernández, de fecha 18 de octubre, ya que se trata
de una provocación hacia nosotros, así como que se reduzca
el número de efectivos militares y del presupuesto que gastan se
transfiera para proyectos de desarrollo hacia las comunidades.
2. Al gobierno federal y estatal que cancelen todos los programas asistencialistas como cas-Sedesol y Semarnap, entre otras instituciones y en su lugar se cree un programa de desarrollo sustentable participativo, con proyectos apropiados para cada región.
3. No a la apropiación por ninguna corporación o grupo, de las plantas, especies y microorganismos, porque son patrimonio de toda la humanidad.
4. Rechazo total a la reforma del código electoral del estado.
5. Rechazamos cualquier intento de desalojo de los poblados de Montes Azules
6. Se impulse un programa emergente a nivel estatal para los cafeticultores de Chiapas.
7. Rechazamos totalmente cualquier incremento de impuestos a alimentos y medicinas.
8. Respaldamos al nuevo gobernador electo Pablo Salazar siempre y cuando atienda las causas y demandas sociales, así como la paz; solicitamos tomar en cuenta la representación indígena y campesina en su gobierno.
9. Exigimos al señor Albores que cree las condiciones
necesarias para la transición pacífica y democrática;
alto a la violencia generalizada en el estado. (Declaración de
Amador Hernández, 7 de noviembre, 2000)
Como acto de clausura del Foro, los más de 600 participantes, acompañados por un centenar de niñas y niños y llevando a la cabeza a siete "tuhuneles" (ancianos y ancianas sabios) realizaron una caminata de kilómetro y medio hasta el campamento militar, frente al cual se llevó a cabo una ceremonia religiosa y cultural, en la que, además de colocar el tablero con el texto referido al inicio de esta nota, quemaron copal, hicieron oraciones y sembraron cuatro ceibas, una hacia cada uno de los puntos cardinales, declarando ese paraje como un lugar sagrado para ellos.
Mientras esto ocurría, desde el centro de la instalación
castrense --protegida por una impresionante malla acerada de púas
y encubierta al frente por una tupida vegetación selvática--
surgieron de forma estruendosa, emitidas por poderosos altavoces colocados
en lo alto de la copa de los árboles, las épicas notas de
"La canción de los esclavos liberados", obertura de la ópera
Nabucco
de Giuseppe Verdi.