MIERCOLES 13 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Luis Linares Zapata Ť
Concreciones
Las primeras diferencias de fondo se establecieron con claridad a la hora de sus tomas de protesta. Fox le dio forma a lo que se ha venido en llamar una república gerencial, neoliberal de fondo e imbuida por la doctrina social de la Iglesia que ha propalado el PAN desde hace años. La otra, que puso de manifiesto el jefe de Gobierno del DF al asumir su cargo, enfatiza el lado justiciero de un futuro gobierno de izquierda y donde la austeridad será consigna y manera de abordar los asuntos públicos. Ambos usaron símbolos distintos: Fox un Cristo entregado por su hija; AMLO, un retrato de Juárez que le llevó a la tribuna una correligionaria. A los que parecieron desplantes durante las tomas de protesta han seguido, con puntualidad quisquillosa, las concreciones específicas en lo que de veras cuenta: el presupuesto para el año 2001 y los bandos de gobierno en el DF. Así se completa el panorama inicial con que los dos personajes de la escena mexicana arrancan este final de año. Y, para redondear el horizonte político, el PRD opone, a la iniciativa de presupuesto presentada por la SHCP, una alternativa novedosa para la izquierda mexicana. En ella plasma sus intenciones de negociación y que se condensan en la búsqueda de nuevos ingresos para el erario federal.
Estas dos posiciones han quedado enmarcadas de cara a la ciudadanía. Una a la derecha y la otra en la izquierda. Cualquiera de ellas contiene y expresa, con claridad meridiana, las pretensiones que ambos persiguen y, por añadidura, las visiones de país que ellas sostendrán en los días por venir.
El proyecto de presupuesto que se dio a conocer bien puede catalogarse como un intento de darle continuidad a lo que ya ha quedado comprometido por el juego de intereses creados y las prioridades establecidas desde tiempos anteriores. 85 por ciento, si no es que más todavía, de los haberes públicos han sido reconocidos como inamovibles. Y, en ellos, la parte sustantiva está dedicada al servicio de la deuda pública, adicionada por aquellos compromisos que, sin ser formalmente derivados de la deuda, se entienden y absorben como tales. Caben aquí, entonces, partidas para hacerle frente al IPAB; a las consecuencias que acarrean, sin declararlas y menos justificarlas, las reformas a la ley del IMSS; los Pidiregas y, a lo mejor, algunas que otras partidas para las clandestinas deudas que se tienen. Como un segundo renglón de gasto en importancia por su volumen, se proponen aquellos otros que se agrupaban en el llamado presupuesto irreductible.
Queda entonces 15 por ciento donde el Ejecutivo tiene algo parecido a un estrecho margen de maniobra. O, lo que es lo mismo, la tela para cubrir las promesas que, durante la campaña, hizo el equipo ganador. En otras palabras, con ese disponible, se sentarán las bases para acercarse a las aspiraciones de la nueva administración. Pocos medios para tan promisorio punto de llegada si atendemos a los exhortos y a las promesas asentadas por aquí y por acullá. El principio adoptado de combate a la inflación, prioridad a la estabilidad macro y gobierno achicado, como una decisión estratégica de la gestión de Fox para el próximo año, no se deslinda, para nada, de las que se han conocido durante los últimos tiempos (MLM, CSG, EZP). Las diferencia son simple minucia que no vale la pena resaltar.
Es por eso que, frente a tal concepción y práctica política, la posición del PRD sea una novedad. La es porque termina con la constante oposición generalizadora y tajante que adoptó ese partido y que tan magros rendimientos le acarreó. Lo es porque busca por el lado correcto, el del incremento de los ingresos, y porque pone el acento donde duele, el cobro a los que no pagan, sobre todo a los grandes consorcios. De ellos calculan obtener, cuando se elimine el régimen de privilegio del que gozan los que debían ser causantes enormes, una cifra que ronda 50 mil millones de pesos al año. Una cantidad nada despreciable que el gobierno le ha estado pasando, en forma de subsidio (šoh, los terribles subsidios! combatidos a muerte por Santiago Levy cuando se etiquetan para los miserables), al sector más favorecido del reparto de la riqueza. Pide también el PRD jugar con las debidas precauciones con dos puntos neurálgicos de las finanzas públicas: el precio promedio del petróleo y el déficit público. De esta manera, se entiende bien, el gobierno podría allegarse recursos para engrosar el escuálido presupuesto y comenzar a saldar tantas deudas pendientes con las mayorías y la infraestructura de este país. La reforma fiscal que el presidente Fox ya decidió posponer para el ejercicio del 2002, deberá considerar las propuestas que ahora adelanta el PRD. Lo interesante de estas definiciones globales que tanto el gobierno panista como los perredistas han dibujado es que dejan en la sombra, una vez más, a las que el PRI no ha podido pergeñar. Costos de las divisiones y luchas internas.