MIERCOLES 13 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Alejandro Nadal Ť
De trampas y animales
El paquete económico del nuevo gobierno ha suscitado sorpresa por la aparente inconsistencia entre metas de crecimiento y déficit externo. Por un lado se proyecta un crecimiento de sólo 4.5 por ciento para el PIB. Sin embargo, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos crecerá de manera significativa en comparación con el año 2000.
ƑCómo es posible que aumente el déficit externo, al mismo tiempo que decrece el ritmo de la actividad económica? Para muchos analistas del sector privado esta es la gran inconsistencia del programa económico propuesto por el gobierno para 2001.
Hasta cierto punto, ese es un falso problema, porque las variables de apoyo del mismo programa económico del gobierno explican el crecimiento del déficit externo. No obstante, un análisis más cuidadoso revela que el abultado déficit externo es producto de prioridades macroeconómicas nocivas para la economía nacional.
Es cierto que la meta de crecimiento del PIB para 2001 implica una reducción significativa de la tasa lograda en 2000, y que el déficit en cuenta corriente pasará a 23 mil millones de dólares (mmdd), un aumento superior a 20 por ciento respecto a este año. Pero esta aparente incongruencia tiene tres explicaciones.
Primero, el aumento en el déficit externo resulta de un menor crecimiento de la economía estadunidense.
Segundo, también proviene de la previsible caída en los precios del petróleo. Para mitigar este efecto negativo, el gobierno incrementará la plataforma de exportación petrolera de 1.6 a 1.8 millones de barriles diarios. No es exactamente lo que aconseja la ley de la oferta y la demanda.
Tercero, para alcanzar la meta de inflación de 6.5 por ceinto en 2001, las autoridades económicas continuarán manteniendo el tipo de cambio sobrevaluado. Por eso, la paridad en 2001 se anuncia en 10.1, con lo que la sobrevaluación rebasará 25 por ciento. La obsesión de inflación cero y una eventual dolarización se esconden detrás de estas metas.
El efecto combinado del descenso en los precios del petróleo, el menor ritmo de crecimiento del PIB estadunidense y la paridad sobrevaluada explican el incremento del déficit en la cuenta corriente. Pero no explica cómo se va a financiar el déficit externo.
La inversión extranjera directa no rebasará los 11 mmdd, así que será necesario recurrir a la inversión de cartera o al endeudamiento para financiar el remanente del déficit externo. El gobierno no solicita esta vez un monto de endeudamiento externo, por lo que será necesario atraer inversión de cartera (corto plazo), y para ello se mantendrá una tasa de interés alta. La vulnerabilidad externa aumentará.
Por cierto, no se piense que el no solicitar autorización para endeudamiento externo es consecuencia de un manejo prudencial de la deuda pública. El nuevo gobierno ha prometido buscar convertir en deuda pública interna los pasivos del IPAB-Fobaproa, con lo cual la deuda pública total aumentará el equivalente de 70 mil millones de dólares. Desde el punto de vista del costo financiero de la deuda pública, la frontera entre deuda pública interna y externa es casi irrelevante, por eso es importante no caer en la trampa del gobierno.
La explicación sobre el déficit de la cuenta corriente muestra que el nuevo gobierno refrenda una estrategia que depende totalmente del desempeño de los mercados externos y de la evolución de algunas variables exógenas. Por eso se defiende unas políticas monetaria y fiscal claramente restrictivas.
La política fiscal restrictiva explica por qué el gasto neto total será el más bajo en veinte años, y el gasto programable para actividades productivas caerá 4.6 por ciento en términos reales, y el gasto en capital se desplomará 11 por ciento.
Debido a esas prioridades desatinadas, el gasto social aumentará marginalmente, lo que no impide que baje como proporción del gasto programable total. El gasto social anual por habitante (5 mil 700 pesos) es notoriamente insuficiente para revertir el rezago acumulado en salud, educación, vivienda y otros rubros.
La estrategia oficial mantiene en el abandono al mercado interno, pues otro instrumento de la lucha contra la inflación exige también la contención salarial. Simultáneamente se busca abatir costos laborales, pero esa no puede ser la fuente principal de la competitividad en los mercados internacionales.
El paquete económico del gobierno está comprometido con prioridades macroeconómicas destructivas. Corresponden a la misma estrategia que condujo a la crisis de diciembre de 1994.
Se dice que el único animal que cae dos veces en la misma trampa es el ser humano. Las prioridades macroeconómicas del nuevo gobierno parecerían confirmar el dicho.