SABADO 16 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť Enrique Montalvo Ortega Ť

Alianza con el PAN=entierro del PRD en Yucatán

Al parecer algunos políticos yucatecos no han tomado nota de que el PAN es ya el partido en el poder. Tampoco se han dado cuenta de que menos de dos semanas de gobierno foxista han sido suficientes para que se comenzara a actuar el guión que ya se vislumbraba en la campaña. Están a la vista los primeros síntomas de un populismo mediático de proporciones y contenidos nunca vistos en el país, junto con una política económica que continuará la de los sexenios anteriores, como lo muestran ya las características y declaraciones de los miembros del gabinete, así como el presupuesto presentado para el 2001.

Digo esto porque cuando me enteré que el comité estatal del PRD en Yucatán se propone establecer una alianza con el Partido Acción Nacional en las próximas elecciones de gobernador, no pude dejar de preguntarme, junto con muchos otros ciudadanos de izquierda, Ƒqué se pretende con ello?, Ƒquiénes podrían salir beneficiados de dicha alianza?

Veamos, los posibles candidatos del PAN son la ex alcaldesa de Mérida, Ana Rosa Payán, y el también ex alcalde de dicha ciudad, Patricio Patrón Laviada. La filiación abiertamente conservadora de ambos queda fuera de toda duda. Sus periodos de gobierno no se caracterizaron, en absoluto, por un mínimo compromiso popular, todo lo contrario. Y sí han existido muestras de un tráfico de influencias al estilo priísta en el gobierno del segundo, a favor del entonces líder estatal del PAN, José Castañeda.

En realidad esta alianza no es nueva. Ya desde hace algunos años un pequeño grupo de líderes perredistas yucatecos ha actuado conjuntamente con la derecha panista. El resultado está a la vista en el derrumbe electoral del 2 de julio, producto de la pérdida de identidad y del abandono de la defensa de las posiciones de las fuerzas democráticas y populares. ƑAlguien va a votar por un partido que es incapaz de sostener una posición propia y cuyas principales acciones consisten en repetir mecánicamente las consignas del PAN? Otro efecto de estas posiciones ha sido la profunda división que se ha creado, pues los líderes y los grupos que aspiran a hacer del PRD un instrumento de la sociedad se han rebelado en contra.

El único argumento que han sido capaces de presentar a favor de la alianza es que con ella se terminaría con el cerverismo en el estado. Tanto el cerverismo como el panismo de Yucatán constituyen procesos de derechización de la sociedad, en los hechos han operado como puntas de lanza del proyecto neoliberal que se han empeñado en aplicar en dicho estado.

El cerverismo, que en sus orígenes se conformó y creció en el populismo, al cambiar los vientos dominantes buscó acomodo dentro del proyecto neoliberal y empleó sus añejas prácticas de control clientelar para que éste se impusiera sin grandes conflictos sociales. Hoy, para no ser borrado, parece comenzar a tender puentes con el foxismo. Aquella corriente mantiene la hegemonía dentro del PRI estatal.

El panismo yucateco logró hacer penetrar la visión antiestatista de los hacendados entre las clases medias urbanas, y bajo la bandera de la democracia electoral, de la que se pretende propietario único, ha logrado imponer un nuevo corporativismo, e introducido prácticas moralistas próximas a un fundamentalismo católico.

En realidad, la disputa entre estas corrientes nos lleva a preguntarnos: Ƒcuál de las dos va a convertir con más eficiencia a nuestro estado en plataforma de los intereses trasnacionales? Ƒcuál de las dos va a encabezar el proceso de maquilización acelerada que se presenta ya en Yucatán?

Más allá de los fuegos de artificios. por los cuales unos pretenden deslindarse de los otros, no hay sino algunos matices. Los priístas dicen a los panistas: conservadores, herederos de los hacendados; los segundos se lanzan contra el cerverismo: autoritarios, caciquiles. Ambos tienen razón.

No se confrontan proyectos diferentes en lo económico y en lo social, y mientras en lo político el PRI le apuesta al viejo corporativismo en decadencia, el PAN se monta sobre un corporativismo apostólico, acaso mucho más peligroso, ya que es alimentado desde la cúspide del foxismo. Ambos, PRI y PAN, cerverismo y panismo, buscan desesperadamente amarrar alianzas con los sectores oligárquicos.

No hay un solo argumento sólido que justifique la acción anunciada por el PRD yucateco. Más aún, con esta alianza lo único que logrará será -dependiendo de la generosidad de los panistas- recoger algunas migajas en el reparto de puestos, una o dos diputaciones y regidurías.

A cambio, desaparecerán la identidad, las posiciones, la posibilidad de construir desde abajo una alternativa. Y no cabe la menor duda de que no falta mucho para que la sociedad mexicana, y Yucatán no será la excepción, comience a demandar una opción distinta, con proyecto y autoridad moral, para enfrentar los efectos de la transición conservadora que ahora se está imponiendo.

Queda al PRD la decisión: impulsar a una de las dos cabezas de la derecha, o trabajar al lado de la sociedad, construyendo y fortaleciendo una identidad propia a partir de una riquísima tradición de luchas democráticas con hondo contenido social.

Por lo pronto, de llevarse a cabo esa absurda alianza PRD-PAN en Yucatán, el grupúsculo que pretende imponerla actuará como enterrador del PRD en cuanto opción de izquierda en el estado y difícilmente alguna vez más, en mucho tiempo, el cambio social y la simpatía popular pasarán por ese partido.