SABADO 16 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Menor crecimiento estadunidense y baja del crudo, principales riesgos: analistas


México liga a EU sus previsiones económicas

Ť Igual que el vecino, bajó expectativas de crecimiento Ť El presupuesto de 2001, sin margen de maniobra

Afp Ť Siguiendo los pasos de Estados Unidos, cuyo crecimiento se encuentra en fase de desaceleración, México, una de las mayores economías latinoamericanas y asociado a Washington en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se prepara también para ensayar un aterrizaje suave de su economía.

México, la décima potencia exportadora del mundo, coloca en Estados Unidos nada menos que 87 por ciento de todas sus exportaciones, que en 2000 llegarán a 168 mil millones de dólares. Las ventas a su vecino representan casi la cuarta parte del producto interno bruto (PIB) de este país de 100 millones de habitantes.

La descentralización de la economía estadunidense podría complicar el panorama que enfrenta el presidente Vicente Fox, quien asumió su cargo hace dos semanas, prometiendo el oro y el moro, luego de 71 años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y negocia en el Congreso un presupuesto para 2001 "sin margen de maniobra", como lo define la administración.

"El menor crecimiento del próximo año en la economía estadunidense, así como la baja de precios del petróleo constituyen los dos principales riesgos que enfrentará la economía mexicana el próximo año", dijo Héctor Chávez, director de Estudios Económicos del grupo financiero Santander.

Pero el mayor peligro está en la colocación de manufacturas mexicanas en Estados Unidos, que en 2000 equivaldrán a unos 125 mil millones de dólares.

Las ventas externas de petróleo representan poco desde el punto de vista de la balanza comercial (menos de 9 por ciento), aunque como contrapartida constituyen el talón de Aquiles para las finanzas públicas, ya que generan un tercio de los ingresos.

Pero Chávez es prudentemente optimista, ya que la economía mexicana -afirma- tiene "bases sólidas para enfrentar el menor ritmo de crecimiento de su principal socio", en especial gracias al proyectado "aumento de la demanda interna el próximo año, favorecido por una inflación que se mantendrá por debajo de un dígito".

Solamente en el tercer trimestre de 2000, el consumo privado interno mexicano (excluyendo las compras oficiales) creció 9.7 por ciento, tendencia que podría prolongarse con la paulatina liberación de créditos al consumo, pese a las continuas restricciones de la autoridad monetaria.

"La menor actividad de Estados Unidos va a afectar negativamente a México. Lo que se espera es que la desaceleración ocurra paulatinamente, por lo que será manejable el impacto que tenga en México", opinó Julián Carrillo, especialista del Centro de Análisis y Proyecciones Económicas para México (CAPEM).

Un panorama incluso un poco más optimista describió el analista de economía internacional del grupo Banco Bilbao Vizcaya (BBVA), Carlos Herrera, quien reportó que "hay evidencia de desaceleración en Estados Unidos, pero ésta no es suficiente aún para pensar que puede haber un descenso abrupto en la actividad económica".

En ese marco el proyecto de presupuesto mexicano para 2001 incluye una previsión de crecimiento del PIB de 4.5 por ciento, frente a 7.1 en el 2000. Esta reducción es casi similar a la que México espera de la economía de su vecino, ya que en los Criterios Generales de Política Económica para 2001, la expansión será de 3 por ciento.