DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000

 


Ť José Antonio Rojas Nieto Ť

El terrible precio del gas natural

Un metro cúbico de gas natural mexicano tiene un poder calorífico de 8 mil 460 kilocalorías, similar a un litro de combustóleo o de diesel. Bueno, pues mil metros cúbicos del mismo gas natural equivalen a 33.5714 millones de brithis thermal unit, un cuarto de kilocaloría (BTU), esos millones de BTU que se utilizan como unidad para determinar las cotizaciones diarias del mercado spot de gas natural en todo el mundo, y en particular en el vecino país del norte. Pues bien, por los altos precios recientes en Estados Unidos y su reflejo en México, nadie desconoce ya que desde 1991 estas cotizaciones -exactamente las del sur de Texas- sirven para definir el precio mensual del gas natural de México, un gas cuyo costo de producción se estima en no más de 60 a 70 centavos de dólar por millón de BTU. Esto significa que un metro cúbico de gas tiene un costo de producción de poco más de 20 centavos o, lo que es lo mismo, mil metros cúbicos de gas, equivalentes a cerca de 34 millones de BTU, tienen un costo de producción no mayor a 225 pesos.

Recordar esta relación de números nos sirve para decir que si este mes -como pareciera ser, pese a que desde el miércoles pasado empezaron a descender un poco los precios en el importante centro de referencia comercial del gas estadunidense llamado Henry Hub en el estado de Luisiana-, este mes de diciembre, entonces, se registrará un cierre cercano a los ocho o nueve dólares por millón de BTU, dado un tipo de cambio de 9.50 pesos por dólar, para el mes de enero se tendría una cotización del gas natural en el altiplano de México en un rango cercano a los 3 mil pesos por mil metros cúbicos, incluyendo el IVA. El precio más alto de la historia. Ni más ni menos; y, por cierto, correspondiente a casi 14 veces el costo de producción.

Por ello, luego de una sencilla cuenta en la que supusiéramos que la suma del costo de producción más la ganancia de Pemex nos arrojara un dólar por millón de BTU -319 pesos por mil metros cúbicos-, podríamos concluir fácilmente que en enero de 2001 el fisco recibiría alrededor de 3 mil pesos por cada mil pies cúbicos que se vendieran en nuestro país. Cada dólar que la cotización interna supera este nivel (el del costo más una ganancia equivalente con el tipo de cambio indicado antes, equivalente a esos 319 pesos) significa también 319 pesos de renta del gas natural, que sumado al IVA llega a 367 pesos por cada mil metros cúbicos comercializados en México.

Números y cuentas que se convierten en terribles números y terribles cuentas si pensamos que la imposición hasta la terquedad del esquema de precios de transferencia, que hace determinar los precios internos de las cotizaciones que registra el gas natural en el sur del vecino país, ese esquema precisamente ha representado no sólo el cierre de pequeñas y medianas empresas, cuyos costos de producción gravitan fuertemente en torno al precio del gas natural, sino también la pauperización de los consumidores domésticos y comerciales de gas, que han visto elevadas sus facturas en más de 300 por ciento nada má de enero a diciembre de este año. Y, por cierto, a cambio de ingresos fiscales no presupuestados. Pero estas mismas terribles cuentas y estos mismos terribles números arrojan otra conclusión: es necesario diseñar un mecanismo interno de precios que no refleje esquemática y ciegamente el precio externo y que, sin embargo, no nos regrese a las épocas del subsidio energético indiscriminado y de la competitividad ficticia de nuestras manufacturas. El esquema pudiera contener, al menos, cinco características que resultarían clave para derrotar la volatilidad y manejar la elevación acelerada del nivel internacional del precio: 1) determinar un piso abajo del cual nunca bajarían los precios; 2) similarmente, determinar un techo arriba del cual nunca deberían subir los precios; 3) señalar los plazos y las formas de compensar los periodos con precio de referencia arriba del techo y precios de referencia abajo del piso; 4) indicar los plazos de vigencia del mecanismo y los momentos en los que piso y techo debieran ser revisados, atendiendo la evolución esperada del mercado; 5) indicar, asimismo, las formas de evaluación del mecanismo y de los consumidores, para que este control relativo de precios no inhiba el aliento a la competitividad y a la productividad en el caso de los sectores productivos, ni permita que cualquier consumidor haga un uso ineficiente y dispendioso del gas natural.

No es fácil el diseño y la aplicación de un mecanismo así. Pero, lo cierto es que algo hay que intentar e intentarlo pronto. El Congreso bien pudiera abordar algo a este respecto, justamente hoy que discute el presupuesto, en el que, por cierto, sería necesario no sólo señalar el precio presupuestado de la mezcla mexicana de crudo de exportación, sino del precio medio de gas natural en México. Ya vimos que ahí también hay mucha renta.