DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2000
Manuel Vázquez Montalbán
ETA:
terrorismo anacrónico con poder social
El prolífico escritor
español accedió a responder algunas preguntas sobre el conflicto vasco, en un
restaurante de Barcelona. Agudo y sincero, toma distancia y se
declara "un anacionalista voluntario y un globalizado a la
fuerza".
Para él, el terrorismo "es hijo de un
proceso histórico no resuelto, con muchos presos en la cárcel
y, por lo tanto, con muchas familias cómplices de ese
sufrimiento. Tienen a su lado a una parte de la sociedad civil y se basan en un derecho a la
autodeterminación que aglutina a una parte importante de la
ciudadanía vasca".
Sostiene que "ETA es un anacronismo ensangrentador,
pero es un poder social que no puede ser aniquilado con medidas
policiales, paramilitares o militares"
-A lo que se ve la violencia atañe a toda
España pero la solución parece restringida a
Euskadi.
-Podría parecer que los españoles permanecemos en una habitación encerrados con un solo conflicto, el vasco. En el pasado ETA fue vista como una lógica consecuencia de la represión del nacionalismo español-franquista y contó con las simpatías de las fuerzas democráticas antifranquistas. Ahora estamos hablando de un producto político diferente. ETA es un proyecto independentista instalado en claves ideológicas y estratégicas de los conflictos de la posmodernidad. Los aparatos ideológicos del poder siguen sin explicar a la sociedad española esta nueva estrategia y el cambio de sentido. Tratan de perpetuar el imaginario de un terrorismo sin sentido.
-ƑCon qué claves entender el conflicto en Euskadi? ƑEn qué sentido es un problema político? El gobierno insiste en tratarlo como un problema policial...
-Evidentemente el gobierno, cualquier gobierno, lo trataría como un problema policial, porque ningún Estado puede tolerar cohabitar con un terrorismo que lo cuestiona y lo ataca. En cambio dado el carácter de ETA, que cuenta con una base social afín, con conexiones en el tejido socio-electoral vasco, es evidente que merece una explicación política, y que esa explicación política del conflicto debería ser habitual en el discurso del gobierno, los partidos de la oposición y los medios de comunicación.
-El nacionalismo calificado de anacronismo frente a una integración europea que supone el fin de las fronteras, la integración económica y política, Ƒdónde queda? ƑCómo entender la idea de independencia en un mundo globalizado?
-Precisamente la globalización indeterminada que se nos está imponiendo propicia movimientos esencialistas que tratan de asegurar identidades amenazadas. ETA es un movimiento anacrónico porque además es un factor distorsionador del análisis necesario de la dialéctica de la globalización. Pero existe, y tiene un proyecto independentista confuso pero decidido, y digo confuso porque ideológicamente asume diferentes discursos emancipatorios a veces contradictorios entre sí.
-ƑCómo entender la defensa del nacionalismo vasco en medio de un proceso de integración europeo? ƑCómo se ve hoy la idea de la autodeterminación dentro del contexto europeo y de globalización?
-La idea de independencia nacional en España sigue teniendo un marcado carácter antiespañolista, y en cambio apenas se ha planteado qué quiere decir independencia en plena globalización, en la fase actual de desarrollo del capitalismo imperialista. Además, una propuesta tan absoluta como la independencia enmascara la utilidad y la necesidad de reivindicar el derecho a la diferencia y a la solidaridad.
-ƑQué parte de responsabilidad le corresponde a ETA y que parte al gobierno español?
-El terrorismo y su contrario, el Estado, construyen esa espiral y a la vez se instalan en ella. Pero dadas las reglas del juego democrático es muy difícil salir de esa espiral. Cualquier Estado se defendería del ataque de ETA y ETA puede perpetuar esa lucha años y años si no se modifican las reglas de relación entre el País Vasco y los Estados que están impidiendo su plena identidad, los Estados español y francés. Sólo la presión social puede detener y romper esa espiral, imponiendo un proceso negociador, una lógica alternativa a la del Estado y a la del poder terrorista.
-Tal parece que la violencia como lenguaje político, es decir, los atentados, por un lado, y la represión, por el otro, anulan el debate político de fondo.
-En efecto, la represión del Estado y los atentados terroristas impiden el debate político de fondo, dato especialmente grave en España, donde buena parte de las promociones bio-históricas en activo están educadas según esas claves del nacionalcatolicismo centralista franquista, y muy especialmente parte de la clientela social del Partido Popular.
-ƑQué opinión tiene de las últimas operaciones policiacas contra ETA?
-Han sido operaciones policiales que el gobierno necesitaba para apuntarse tantos de eficacia frente a las brutales acciones de los etarras después de romper la tregua. Se necesitaba recuperar una imagen de poder disuasorio frente a las provocaciones etarras. Pero no solucionan el problema. Ayudan a reinstalarlo. El PP ha utilizado el conflicto vasco como instrumento justificativo de sus posiciones intransigentes. Ha sido la suya una intransigencia muy calculada, en función de objetivos partidarios.
-ƑQué opinas de las acciones terroristas de ETA? ƑQué buscan?
-ETA ha querido demostrar que lleva la iniciativa, tanto proponiendo la tregua y respetándola más de un año, como suspendiéndola y pasando a la violencia a un ritmo inesperado. Su propósito es rebajar el papel moderador del Partido Nacionalista Vasco y agrandar la idea de que es posible un poder vasco factual tramado desde los municipios.
-Hoy se califica a ETA y a su entorno de fascistas o nazis. La izquierda nacionalista responde que es una ironía que los que apoyaron a Franco los llamen fascistas...
-Creo que tanto los comportamientos de ETA, como la situación socio-cultural que determinan, se parecen mucho a las prácticas nazis y fascistas, pero eso no debe impedir el debate político sobre los orígenes y finalidades de este terrorismo. No es un terrorismo abstracto o producto del capricho de una vanguardia sublimada sobre la nada. Es hijo de un proceso histórico no resuelto, con muchos presos en la cárcel y, por lo tanto, con muchas familias cómplices de ese sufrimiento. Tienen a su lado a una parte de la sociedad civil y se basan en un derecho a la autodeterminación que aglutina a una parte importante de la ciudadanía vasca. Aunque esa parte no fuera mayoritaria, es suficiente tanto cuantitativa como cualitativamente como para complicar el problema.
-ƑQué piensas de las medidas anunciadas por el gobierno español para combatir el llamado "terrorismo de baja intensidad" y la ampliación del delito de apología al terrorismo?
-Creo que esas medidas aumentarán la sensación de agravio social entre la sociedad vasca antiespañola, cuando el Estado empiece a encarcelar y condenar adolescentes porque practican la llamada "violencia de baja intensidad". Esas medidas no debieran de haberse ni siquiera imaginado, al menos tal como se han presentado, porque son fomentadoras de más conflicto.
-La violencia anula a la sociedad como protagonista del proceso político. ƑHa llegado el fin del uso de la violencia como instrumento político para lograr fines superiores, al menos en Europa?
-La violencia armada, y en buena medida basada en el crimen, no tiene sentido en la Europa actual. Otra cosa es la presión crítica, organizativa, activa que la sociedad civil debe conservar como recurso frente a la corrupción o mixtificación democrática. ETA es un anacronismo ensangrentador, pero es un poder social que no puede ser aniquilado con medidas policiales, paramilitares o militares.
-ƑCuál es la actitud de los españoles frente a ETA? En Euskadi hay una sociedad dividida pero en el resto de España parece que hay más bien indiferencia...
-La sociedad española extramuros de Euskadi oscila entre la indiferencia y la irritación ante los atentados sangrientos y en buena medida desconoce las claves políticas del conflicto. En Euskadi la sociedad se va dividiendo, como si ensayara los pasos a una guerra civil, y a ello contribuye mucho la convergente estrategia divisionista del Partido Popular y de ETA.
-El gobierno español, y sus aliados, convocan a la unidad de los demócratas frente a los violentos. Se antepone la Constitución frente a la demanda de independencia como argumentos sagrados.
-Ahí está parte de la cuestión. En el carácter sagrado de la reivindicación independentista y el carácter sagrado de la Constitución y el Estatuto. Es indispensable un debate político laico, abierto, en toda España, no sólo en Euskadi, sobre la significación social del conflicto, pero finalmente las soluciones deben pactarse en Euskadi.
-La izquierda vasca respalda su postura cuestionando la transición democrática española como un pacto entre los partidos y los sectores franquistas que dejó intactas las instituciones del franquismo.
-Cuestionar la transición española como una práctica insuficiente de adecuación democrática es, a estas alturas, casi un pretexto. Ya sabemos que la democracia española fue el producto no de una correlación de fuerzas, sino de debilidades. Pero más allá de este pretexto, la persistencia etarra es fruto de una lógica interna difícil de entender, y ni el Estado ni la sociedad española se han preparado lo suficiente como para asumir la revisión constitucional que requeriría la solución política de este pleito.
-ƑCómo superar el maniqueísmo de los que justifican el terrorismo como de los que apoyan sin condiciones el statu quo? ƑQué pasa con la izquierda democrática?
-La izquierda democrática española no analizó a tiempo la significación de los nacionalismos periféricos y tampoco ha puesto al día su conocimiento de una fórmula de solución política a la persistencia tozuda de esos nacionalismos. En el caso gallego, la hegemonía política del PP ha minimizado el problema nacional. En el catalán, no rebasa los límites de una disputa política, aunque puede complicarse según se resuelva el postpujolismo. En el vasco hay muerte y sangre y la izquierda vasca realmente existente no se ha caracterizado por la brillantez de sus análisis de esa conflictividad, ni por la eficacia de su práctica. Dado este panorama, las mismas fuerzas políticas tratan de traspasar el protagonismo de la solución a la sociedad civil escindida, pero utilizándola como fuerzas de choque, no de encuentro. Será esa sociedad civil la que imponga soluciones, pero no sólo al Estado español, sino también a ETA.
-Hoy se habla de una Europa de los pueblos y no de los Estados, de conjugar el fin de las fronteras con la idea de extender el bienestar social y la democracia real. Incluso en Euskadi los sindicatos nacionalistas hablan de unir liberación nacional y emancipación social. ƑHoy son anacrónicas estas ideas de izquierda, o qué sentido tienen?
-Soy un anacionalista voluntario y un globalizado a la fuerza. Como anacionalista no pienso mover ni una palabra ni una piedra para extender ningún nacionalismo. Pero cuando un fenómeno nacionalista se convierte en un grave obstáculo histórico para acceder a planteamientos necesarios, derivados de eso que llamamos globalización, hay que tratar de entenderlo y no precisamente desde el fatalismo de cohabitar necesaria, fatalmente, con una sangría. El nacionalismo independentismo de ETA tiene su lógica, no es la mía, ni es la de todos los vascos, y lo que se ha de arbitrar es una fórmula de solución política que asuma el principio de autodeterminación.