JUEVES 21 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť En Nezahualcóyotl niegan ayuda a desplazados
Carencias en los albergues hacen difícil la estancia
Ť La falta de espacio provoca la dispersión de varias familias
Ť Vecinos de Tehuixtlán sorprendieron a saqueadores de casas
Rosa Rojas, enviada; René Ramón Alvarado y María de los Angeles Velasco, corresponsales, Chalco, Méx., 20 de diciembre Ť En medio de un clamor generalizado por información de cuándo podrán volver a sus casas, los desplazados por la actividad del volcán Popocatépetl refugiados en los albergues de este municipio -en los cuales empiezan a superarse las carencias de las primeras 48 horas en materia de colchonetas, cobijas y víveres- van organizando una difícil convivencia.
No ocurre lo mismo en Nezahualcóyotl, donde el gobierno estatal se negó a entregar ayuda para dos albergues que ya están alojando a 300 personas, con el argumento de que a ellos les correspondía estar en Chalco.
En tanto, en Tenango del Aire decenas de familias permanecían en calles o plazas públicas, con temperaturas de hasta cinco grados centígrados bajo cero, o alojadas en casas particulares, reacias a trasladarse a los albergues instalados en Chalco, a fin de permanecer cerca de sus hogares por temor a perder sus pertenencias.
Sin embargo, el DIF estatal dio indicaciones a los sistemas municipales y a la población en general de Tenango del Aire y Ayapango de que no apoyen a los refugiados para que acepten irse a los albergues de Chalco, porque Tenango "no es un municipio receptor". Las 200 personas que llegaron a ese lugar, principalmente mujeres con niños, se negaron al traslado, por lo cual se acondicionó la sala de cabildos para que pernoctaran.
En el municipio de Ixtapaluca, adonde fueron llevadas unas 700 personas a refugios de las escuelas Gabriela Mistral y Telésforo Roldán se reportó que la noche del martes fueron sacados "casi a la fuerza" para trasladarlos a Chalco.
Ahí, ante la falta de apoyo oficial, padres y madres de familia que tienen hijos en los planteles se organizaron para proporcionarles comida, cobijas, colchonetas y catres. "El de Protección Civil ni se paró acá", informó la señora Marta Pérez, e indicó que la noche del lunes "se aliviaron (dieron a luz) dos señoras en la escuela Telésforo, y aún así se las llevaron".
Falta de apoyo
Los vecinos que habían cooperado con la comida se enojaron porque ésta se echó a perder y se trasladaron a Chalco, al albergue del auditorio municipal para reclamar. "No se vale, allá dijeron que el Ejército iba a coordinar todo, pero nunca llegó", dijo la señora Alejandra Correa.
Externaron su coraje y pidieron permiso para entregar a los niños los juguetes recolectados. Los enviaron al albergue de enfrente, ubicado en el Club de Leones, donde repartieron algunas pelotas y bolsitas con dulces.
También al albergue del auditorio de Chalco, que está saturado y en el que se concentra la actividad de periodistas de televisión, radio y prensa, llegó la señora Felipa Enciso, vecina de esa ciudad, quien informó que tiene alojadas en su casa a 20 personas de Tehuixtitlán -tres familias conocidas-, por lo que acudieron al albergue a solicitar apoyo en víveres y pañales.
"Me dieron cuatro pañales y nos mandan de un lado a otro y no nos hacen caso; dijeron que si nos venimos a quedar aquí sí nos dan, si no, no", informaron Francisco Díaz y Margarita Ramírez, de Tehuixtitlán.
En la escuela Gustavo Baz, de Chalco, la gente impuso su propia forma de convivencia y se alojan en los salones por familia, negándose a estar separados hombres y mujeres. El capitán Jorge Bautista informó que ayer llegaron seis personas más; ya son 320. "Les dije a los del gobierno (del estado de México) que necesito 314 cobijas más porque las que dieron primero son muy delgaditas y hace mucho frío", indicó.
A los refugiados que fueron sacados de los albergues de Ixtapaluca se les trasladó por la noche a Chalco, pero ahí no los recibieron porque ya no había lugar y los enviaron a dos escuelas en San Marcos, a unos seis kilómetros de distancia.
A otro grupo lo refugiaron en Valle de Chalco-Solidaridad. En el desorden se desconectaron varias familias, cuyos integrantes recorrían hoy los albergues en busca de sus parientes.
En todos los albergues se informó que los hombres, por grupos, se organizaban para regresar a sus pueblos a alimentar a sus animales y vigilar sus casas. Samuel Torres Soto, de Tehuixtitlán, dijo que en su pueblo los vecinos sorprendieron a unas personas que en un auto llevaban una televisión y varios artículos electrónicos, los cuales fueron entregadas a las autoridades para que se averiguara de dónde los habían robado.
El y parte de su familia quedaron en el albergue de San Marcos. Ahí "hemos sido atendidos por parte del pueblo que nos dio café y pan la noche del martes".
Esta tarde, al filo de las 15 horas, ya los soldados estaban organizando la comida: sopa de fideos y atún con papas, cebolla y jitomate. Ahí las familias Muñoz, Ibarra, Sánchez y Ramírez -60 personas entre niños y adultos- declararon que sólo los niños alcanzaron colchoneta y cobijas.
Angelina Castro, con tres menores y un hijo de 18 años, Mario Ibarra, se quejó de que a éste no le dieron cobija ni colchoneta. "Los soldados dijeron que ya está grandecito y puede aguantar el frío".
Al respecto el teniente Castillo, responsable de los dos albergues en las escuelas de San Marcos, indicó que tienen 207 refugiados y tenían sólo 70 colchonetas. "Les dimos prioridad a los niños y a los de tercera edad". Para hoy había solicitado 71 colchonetas más, pero seguían llegando refugiados. Añadió que se entregó una cobija por persona la noche anterior "pero son delgaditas y hace mucho frío. Por eso la gente pide más cobijas".
Hoy al mediodía llegó comida y agua enviada por el gobierno. Ante la queja de una de las señoras de que sólo le habían dado cuatro tortillas para tres personas, el oficial indicó que se estaban entregando cuatro por persona. Las mujeres se quejaron de que no hay leche para los niños. "Quien sabe quién dijo que les hace daño, pero ellos siempre quieren", dijeron.
Ahí, las señoras Elena Rayón, María Luisa Toriz y Angela Pacheco, de San Marcos, llegaron con un costal de juguetitos de plástico, así como ropa, que recolectaron en sus casas y con los vecinos para entregarlos a los refugiados. Ellas organizaron la cena la noche anterior.
También a ese lugar llegaron cinco miembros de la familia Estrada Ibarra en busca de su papá, dos cuñadas y seis niños que estaban perdidos luego del traslado desde Ixtapaluca. De ahí regresaron a Chalco. Buscaron en todos los albergues. Finalmente se enteraron de que había otros dos refugios en Valle de Chalco, y allá fueron. En una gran bodega, atrás del palacio municipal, encontraron a sus familiares. En ese lugar hay 382 personas.
Durante la madrugada recibieron colchonetas y cobijas. Un equipo de 12 médicos y enfermeras del Instituto de Salud del Estado de México, con su dotación de medicinas, daban consulta.
La doctora Rosa María Martínez y la enfermera Concepción Aboites expusieron que en general se han detectado problemas de las vías respiratorias y conjuntivitis, causadas por el frío y la ceniza del volcán. Se entregaron medicamentos a dos personas hipertensas y a un diabético.
Las señoras Delfina Avila y María de los Angeles Ibarra, de Tehuixtlán, declararon que han sido bien atendidas, han recibido comida y los militares han sido muy amables. El albergue cuenta con 34 letrinas portátiles. El problema será la falta de regaderas.
En Nezahualcóyotl, Hugo de la Rosa García, director de Administración del ayuntamiento, explicó que ante la falta de ayuda del gobierno mexiquense, con recursos del municipio se adquirieron 83 camas, 120 colchonetas y más de 300 cobijas, que se distribuyeron en los dos albergues que están funcionando allí.
Fue hasta las siete de la mañana de hoy cuando llegó el Ejército a hacerse cargo de los albergues, apoyando con la cocina, el servicio médico y la vigilancia, lo que permitió habilitar otro refugio en la escuela Venustiano Carranza.
El funcionario indicó que el ayuntamiento hizo un convenio con el club deportivo La Perla para que los refugiados puedan utilizar sus 54 regaderas. La autoridad pagará los gastos de funcionamiento de la caldera.
Varias familias llegadas de Ecatzingo y Atlautla han buscado refugio con sus familiares, por lo que las autoridades municipales dispusieron unidades particulares para trasladarlos al DF.
Entretanto, los gobiernos municipales de Ayapango y Juchitepec, en la región de los volcanes, trataban de convencer a los evacuados para que aceptaran trasladarse a los refugios, pues se da el caso de que en casas particulares había hasta 70 personas, a las que no les llegaban víveres.
A pesar del apoyo, en los rostros de los evacuados se refleja la incertidumbre por lo que ocurrirá con sus pertenencias y si el Popocatépetl acabará con su único patrimonio. Juana Castillo Vargas deambulaba por las aulas del refugio Emiliano Zapata lamentando entre sollozos que sus marranos, pollos y guajolotes se van a morir de hambre porque nadie les puede dar de comer.