VIERNES 22 DE DICIEMBRE DE 2000
Luis Javier Garrido
La mecánica
ƑQué cambios políticos está viviendo el país si el régimen presidencialista no se ha desmantelado y los viejos intereses siguen predominando?
1. El caso de Vicente Fox resulta excepcional en lo que va de este siglo, pues jamás un gobernante mexicano había llegado a la silla presidencial con una legitimidad electoral tan fuerte como la suya, de ahí que en estas primeras semanas de gobierno y ante los casi nulos contrapesos al poder presidencial está actuando como sus predecesores, más allá del marco legal de sus atribuciones, y olvidándose que a pesar del 2 de julio más de la mitad de los mexicanos no votaron por él.
2. El presidente Vicente Fox, en otras palabras, sabe que va en caballo de hacienda y por eso quizás se comporta como hacendado, sin darse cuenta de que está reproduciendo el mismo estilo presidencialista de sus predecesores: con un evidente menosprecio a los legisladores y un inocultable desdén hacia la sociedad civil, como se ha visto lo mismo en la erupción del Popocatépetl que en sus iniciativas legislativas.
3. El presidencialismo mexicano se sustentó en el siglo que termina en las amplias facultades que la Constitución le da al Ejecutivo y en los poderes metaconstitucionales que éste acumuló derivados del hecho de que controlaba a la burocracia gobernante por ser el jefe nato de un partido de Estado, y aunque las condiciones de hoy en día ya no son iguales, el escenario que se está viviendo luego del 1o. de diciembre no es tan diferente. El marco constitucional sigue siendo el mismo, la burocracia de todos los partidos está más dispuesta que nunca a subordinarse a Los Pinos y la cultura presidencialista de 72 años sigue prevaleciendo en la sociedad, como se ve por el papel de los medios ante el nuevo Presidente.
4. La prensa, que tanto combatió a Vicente Fox cuando era candidato, y que lo criticó de continuo como presidente electo, al producirse el cambio de gobierno ha modificado su actitud, y hoy en día por sus poderosos intereses económicos, pero también por su añeja cultura presidencialista, sigue tendiendo a ocultar o a disimular aquello que afectaría a la figura presidencial, vista más que nunca desde muchos sectores de la sociedad como la piedra angular del nuevo sistema político y de los intereses que éste representa. Y la consecuencia está siendo que los medios no están constituyendo de manera alguna un freno a los excesos o equivocaciones del Ejecutivo.
5. El caso en apariencia nimio de la papelería oficial, en donde el nuevo titular del Ejecutivo aprobó anteponer al escudo nacional un logo con el águila mochada por unas letras "V" y "F" disimuladas, es muy significativo. Y aunque muchos no lo entiendan, es de enorme importancia pues pone a discusión una cuestión central que es la de saber si se va a vivir en México en un régimen de legalidad. Un Presidente de la República, que está obligado a hacer guardar la Constitución, no puede ser el primero en violar una ley aduciendo que es equivocada o irrisoria, pues nada le impedirá mañana hacerlo con otra de mayor jerarquía. Y una sociedad que desea vivir en un régimen de derecho no puede, a su vez, tolerar que desde el poder se violente una ley de manera impune, como acontecía en el antiguo régimen. El locutor de Televisa que criticaba el que se discutiera este incidente, no puede ignorar lo que es central en el mismo y es el hecho de que un instructivo presidencial no puede anteponerse a una ley escrita, pues se estaría abriendo la vía al autoritarismo institucional.
6. Las relaciones de Los Pinos con el Congreso, es decir, con los partidos, no están siendo tampoco menos autoritarias al inicio del nuevo régimen, pues el equipo foxista sabe bien que el escenario de la transición política le favorece de manera muy clara, ya que además de que a) ninguno de los partidos políticos tiene propuestas radicalmente diferentes a las suyas, b) las cúpulas de las formaciones partidistas están dispuestas sin excepción a negociarlo todo bajo las mismas reglas no escritas de finales del antiguo régimen con tal de que se les sigan abriendo nuevos espacios de poder, y ahora con una mayor certeza de que así será.
7. La vida institucional, lejos de ser mejor en el "nuevo régimen", es extraordinariamente parecida a la de antaño y evidencia una descomposición de las prácticas políticas. El entramado político es el mismo del pasado, los actores no son otros que los del antiguo régimen y "la concertación" que se hace y que ponderaba Juan Molinar (subsecretario de Gobernación) en La Jornada (18 de diciembre) no difiere mucho de la que impuso en los sexenios anteriores, más cercana de la transa que de la negociación, llevada a cabo por quienes tienen una dudosa representatividad y que no han dejado de actuar a espaldas de los mexicanos.
8. El Ejecutivo federal, lejos de estar preocupado por el hecho de que carece de una "mayoría mecánica" en las Cámaras federales, ha impulsado una retórica sobre el supuesto cambio ("el Presidente propone y el Congreso dispone") sabiendo de la debilidad de las oposiciones, y no está presentando en consecuencia sus iniciativas en términos muy diferentes de lo que lo hacían Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, que las negociaban por separado con las cúpulas partidistas en las oficinas del gobierno, reduciendo las instancias legislativas a un papel de mero trámite.
9. El "maratón legislativo" del mes de diciembre, tan parecido a los de los años anteriores, está enseñando ante todo que los partidos políticos no podrán constituir un contrapeso al poder del Ejecutivo federal, por su carencia de propuestas claras y por su debilidad política.
10. La situación en el país no ha dejado, sin embargo, de ser crítica y explosiva por el simple cambio de autoridades y por el entendimiento del foxismo con los partidos, y la "luna de miel" existente entre el nuevo gobierno y amplios sectores de mexicanos podría terminarse antes de lo previsto al hacer crisis la frágil situación económica prevaleciente.
Entonces se vería no sólo cuál es el desfase entre lo que la propaganda gubernamental dice que es el gobierno y lo que éste es en realidad, sino cuáles son las consecuencias de no haberse modificado a tiempo las políticas del Estado.