VIERNES 22 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Juan García Carrera preparó La otra vida de María Sabina

La voz de una mazateca más allá de la publicidad

Ť Retratar al mito que murió en la miseria y el olvido, fin del libro

Ť En Huautla se proponen crear un museo en honor a la sacerdotisa

Miryam Audiffred

No todos los que conocieron a María Sabina pudieron ver más allá de esa mujer pequeña, delgada, de cabello largo y ojos cristalinos. De hecho, para la mayoría era sólo la sacerdotisa de los hongos; la sabia que en Huautla, Oaxaca, tuvo el don de brindar a cualquier viajero un sitio en el Campamento de la Alucinación.
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Si bien es cierto que inspiró canciones y recibió diversas visitas importantes, también lo es que murió hace 15 años en la miseria y el olvido; aún se deben 360 pesos del jarabe para la tos recetado por los médicos en su última hospitalización. Por eso su ahijado, el escritor Juan García Carrera, decidió despertar la memoria y dejar al descubierto la voz de la sacerdotisa mediante un libro que muestra La otra vida de María Sabina en 144 páginas.

Publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México, la segunda versión actualizada de este texto ?se dio a conocer hace 14 años en una limitada edición que pasó inadvertida? sobrepasa la leyenda para mostrar a la mujer mazateca que siempre fue, no obstante sus tres matrimonios, el dolor de las promesas no cumplidas, la anemia y, sobre todo, "la imagen publicitaria que construyeron en torno de ella".

En opinión del autor, "muchos sólo la vieron como folclor". Casi nadie sabía que en su pueblo se le conocía como Chinga Sabí (La vieja Sabina), que llegó a ser víctima de la violencia doméstica y que, antes de comerse un buen taco, solía tomarse una o dos copas de aguardiente.

"Mi libro es un grito, una demanda de justicia que descubre la otra vida que muchos ignoraron mientras desfilaron ante la chamana más famosa del mundo; es la otra vida que tantos y tantas pisotearon, no conformes con prostituir los rituales de sabiduría prehispánicos".

Tal vez no exista nadie mejor que García Carrera para tal empresa. El fue el último traductor de la sacerdotisa y quien, con  grabadora en mano, le ayudó a reconstruir los capítulos de su infancia, su vida familiar y su tránsito hacia un "mundo invisible y sin precio".

El prólogo apunta que La otra vida de María Sabina es una "metáfora de un país oficial que devora a sus mejores hijos y desprecia sus orígenes. Es la crónica de una larga descomposición al interior de una sociedad que reclama las utilidades de la revelación y las iluminaciones..."

Según García Carrera, Sabina murió sintiendo el desprecio de mucha gente y este libro lo documenta "sin ataduras y sin miedo". Tal es el caso del percance que tuvo la sacerdotisa con Margarita López Portillo con motivo de la cinta María Sabina, mujer espíritu.

"Cuando habló de la película dijo que nada me faltaría. Que contaría con luz eléctrica, una vez terminada. Que tendría drenaje y sobre todo agua potable y lo necesario. De esto nada existe", aseguró al autor.

Pero un libro no siempre es suficiente para vencer al olvido. En Huautla ya han comenzado las gestiones para erigir el museo María Sabina y crear la casa de los curanderos; este último con el fin de ofrecer a los chamanes de la zona un lugar "digno y privado" para atender a sus pacientes y leerles el maíz o las cartas. Ambos recintos se construirían en el predio que donó el Instituto Nacional Indigenista, ubicado a 100 metros de la casa de la sacerdotisa.

También se tiene la intención de instituir un festival cultural anual que sirva de homenaje a la "sabia de los hongos". El primer paso de este esfuerzo se dio a finales de 1998 y, desde entonces, han mostrado interés algunas casas de cultura, capitalinos voluntarios, curanderos mazatecos y la Asociación de Médicos Tradicionales de Oaxaca.

Si décadas atrás fueron miles los estudiantes y hippies que se dieron cita en Huautla, hoy García Carrera lucha por recuperar la dignidad de una mujer que "ha dejado de ser apreciada por su gente y su pueblo".