SABADO 23 DE DICIEMBRE DE 2000
 

Una tradición de 103 años convertida en concurso

Noche de Rábanos en Oaxaca

rabanos2 Víctor Ruiz Arrazola, corresponsal, Oaxaca, Oax., 22 de diciembre Ť Las hábiles manos de los hortelanos zapotecas de los Valles Centrales de Oaxaca crean, desde un día antes a la noche del 23 de diciembre, figuras con rábanos -con un peso de hasta seis kilogramos- de todos los tamaños y formas, que cortan y decoran para recrear escenas que se exhiben en concurso durante la tradicional Noche de Rábanos.

Como lo hacen desde hace 103 años, unas 16 comunidades de los Valles Centrales de Oaxaca participan en la competencia de horticultura y floricultura; con la hortaliza hacen alusión a los cuernos, al falo, al desnudo y diversas figuras humanas. El jurado, integrado por conocedores de arte popular, otorga los tres primeros lugares a quienes presenten su trabajo artesanal con mayor creatividad.

La Noche de Rábanos fue instituida el 23 de diciembre de 1897, y esta vez participan cerca de cien horticultores y floricultores -quienes instalan sus puestos de figuras de rábanos y flor inmortal en el zócalo de la ciudad- de por lo menos 16 comunidades de los Valles Centrales de Oaxaca.

En esta ocasión se reunieron unos 30 participantes en el parque recreativo El Tequio, ubicado en el municipio Santa Cruz Xoxocotlán, para cosechar rábanos de hasta ocho kilos de peso y 80 centímetros de largo que utilizarán para elaborar, con tallado, diversas representaciones de costumbres y tradiciones.

Entre los asistentes a esta cosecha estuvo el pintor oaxaqueño Rodolfo Morales, originario de Ocotlán de Morelos, quien recordó que en los años 40 la Noche de Rábanos "era muy diferente a la de ahora, se trataba de un mercado que se hacía para comprar los rábanos, las lechugas, para poner en la mesa de la comida del día 24 de diciembre.

"Se compraban hortalizas y verduras para preparar una ensalada y acompañar el pescado que se compraba fresco, traído de la Sierra Juárez envuelto en petates, todavía con hielo; se iban a comprar arreglos florales, flores naturales, pero bañadas en cera, así como los juguetes para poner el nacimiento, nada de árboles de Navidad, nada de cenas de Nochebuena, porque una vez que se compraban las provisiones, la gente se paseaba entre los puestos y al terminarse la venta se iban a su casa; al otro día preparaban su comida de vigilia."

Morales, quien el pasado fin de semana inauguró su exposición más reciente en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, sostuvo: "La Noche de Rábanos ahora ya es otra cosa, yo no estoy muy de acuerdo con los concursos y los premios y esas cosas, sobre todo porque se perdieron muchos elementos eróticos, era muy divertido ver cómo el pueblo se estaba riendo de lo que veía, no lo hacía con malicia, para ellos era una cosa natural, los diablos con el pene erecto, las mujeres con tamaños senos, con pelo hecho de pastle o heno, era todo muy erótico".

Reconoció que "no se puede conservar las cosas como son", y dijo que "es bueno" que continúe esa tradición, esos sembradíos de rábanos que antes se hacían en el barrio de Oaxaca llamado Trinidad de las Huertas, donde sus hortelanos eran los que surtían la Noche de Rábanos, porque tenían unas grandes huertas. "Ahora ahí está lleno de casas feas, de gente presumida, de dinero, que quiere presumir que tiene dinero pero con mal gusto y falta de cultura", lamentó.

-ƑObserva calidad artística entre los trabajos de los artesanos?

-Sí, pero yo recuerdo que antes era más espontáneo, daba mucho placer, mucha risa ver aquello erótico, por eso me extraña que ahora no se haga; en esa época yo también me reía, pero la gente no se escandalizaba, ni qué moral ni nada de esas cosas, todo mundo lo veía natural, las mujeres montadas en su caballo, que era otro rábano, todas desnudas y con su cabello de pastle o de heno, era muy divertido todo eso.

Consideró que el cambio en esta costumbre de los oaxaqueños tiene diversos orígenes, como el hecho de que haya desaparecido la vigilia "que era el 24 de diciembre y ahora nos tienen acostumbrados a la cena de Navidad y a las modas, y desaparecieron la misa de gallo, los villancicos, todas esas cosas que eran tan agradables". Ahora es para presumir, dice; hasta los paseos de Navidad eran otra cosa.

"Me contaba Rufino Tamayo que durante el día del 24 de diciembre se ponían los comuneros a elaborar bolas de brea para prenderlas en la noche, de cada iglesia la gente salía con sus faroles de un solo color y cada quien hacía su farol con figuras de animales, iban todos a la calle acompañando a la madrina del Niño Dios que iba vestida de novia y llevaba detrás de sí una corte de niñas vestidas de ángeles, de pastores, con la música que se conserva, las rueditas, la estrella... pero lo que es detestable son esos carros que llenan el Zócalo, que contaminan y que es más importante la "trompa" del carro que lo que llevan atrás", refiriéndose a los carros alegóricos que encabezan cada una de las calendas de los diferentes templos y que recorren las principales calles de la ciudad durante la Nochebuena.

-ƑEs correcto ofrecer al turismo esta versión distorsionada de la tradición oaxaqueña?

-Yo creo que sí, porque ni modo, el pueblo ya no hace su comida de Nochebuena, de eso tiene la culpa la Iglesia que cambió también las misas de gallo. Hay un anécdota de Octavio Paz, en su libro Las Trampas de la Fe, en el que dice que sor Juana Inés de la Cruz escribió unos villancicos eróticos para la Catedral de México, pero se escandalizaron y los prohibieron y después se iban a estrenar en la Catedral de Puebla, pero alguien lo impidió por lo que se estrenaron en la Catedral de Oaxaca, por lo que yo creo que por ahí han de estar guardados esos villancicos.

En el centenario

Durante el centenario de esta festividad, en 1997, el ayuntamiento de esta ciudad y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), con la ayuda de otras dos instituciones realizaron un cartel alusivo a La Noche de Rábanos, plasmando en él la fotografía de un cuadro del muralista Diego Rivera, titulado Las tentaciones de San Antonio, el cual fue realizado en 1947. Este cartel fue distribuido en las primarias y a los turistas con la finalidad de que conozcan las tradiciones de esta ciudad.

Según un ensayo con respecto a esta obra plástica, realizado por la entonces directora del IAGO, Isabel Grañen, dice: "de una superficie finamente texturizada, los rábanos con cuernos y formas fálicas salen de la tierra y, con sus poses, provocan las visiones eróticas del santo, que se encuentra reclinado en la parte inferior de la composición con los brazos en alto en un gesto de rechazo".

De acuerdo a Méndez Aquino, desde 1880 diversos artesanos promovieron las exposiciones de ebanistería, cerámica, cigarros, cuchillos, rebozos, incluyendo productos de los floricultores del barrio La Trinidad de las Huertas, Consolación y la Defensa, ubicados en esta ciudad, por lo que cuando Francisco Vasconcelos fue presidente municipal, consideró que era necesario realizar este concurso con la finalidad de premiar la destreza de los horticultores y vendedores de verduras.

Quiénes participan

En este concurso participan horticultores y floricultores de las comunidades Ocotlán de Morelos, Santa Cruz Xoxocotlán, San Sebastián de las Juntas, San Antonino Castillo Velasco, entre otras.

Aparte de las figuras de rábanos también las hay a base de flor inmortal, así como de totomoxtle, sin embargo los trabajos realizados por estos últimos materiales empezaron a concursar once años después de haberse instituido La Noche de Rábanos.

El cronista oaxaqueño José María Bradomín describe algunas de las figuras de la siguiente manera: "...aquellas fusiformes de doble raíz adquieren las formas y figuras humanas.... alguna Eva que muestra la turgencia de los senos desnudos, o algún hijo de Adán, en cueros vivos al que, para mayor fidelidad translaticia, la irreverencia del hortelano llegó a colocar los órganos reproductores".