Ť García de León: su crisis, al cambiar los referentes políticos
Ser "anécdota folk", riesgo del zapatismo
Ť "El discurso del Marcos se quedó enganchado en un espacio que ya no existe", dice
José Gil Olmos Ť Los efectos del 2 de julio van más allá de la derrota del PRI. El EZLN también ha sido salpicado por la secuela de los resultados electorales, que le ha provocado una crisis al igual que al PRD y toda la izquierda mexicana.
El historiador Antonio García de León, conocedor del zapatismo, afirma lo anterior y observa con ironía que parte de la misma "sociedad civil" que simpatizó con los rebeldes chiapanecos en 1994, seis años después formó parte del "voto útil" en favor de Vicente Fox.
Autor del libro Chiapas, historia de resistencias y utopías, con el que recibió el título de doctor por la Universidad de La Sorbona de París, el ex asesor del EZLN en los diálogos de San Andrés acepta que a siete años de su aparición, el zapatismo ha perdido influencia y corre el grave peligro de convertirse en una "anécdota folk".
Sin caer en denostaciones fáciles, sino yendo más a lo profundo, aclara que la crisis del zapatismo no es por diferendos internos, sino porque los referentes políticos han cambiado: el PRI como "enemigo" ya no existe, el PRD sufrió su peor derrota y el subcomandante Marcos tiene un menor margen de movimiento político.
Al hacer un análisis de la actual situación del movimiento zapatista, percibe que para alcanzar la paz en Chiapas habrán de atenderse otros actores que antes no existían o que no eran tomados en cuenta: los grupos paramilitares y los "grupos de autodefensa"; la ruptura de la vida interna de las comunidades, además de la atención a las necesidades sociales.
Frente a esta complicada situación, señala que para resolver el conflicto no será suficiente la aprobación de la iniciativa de la Cocopa sobre derechos y cultura indígenas, y que tanto el presidente Vicente Fox como el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía tendrán que dejar de actuar como si estuvieran en campaña, para desactivar viejas y nuevas rencillas y aterrizar con suavidad en la mesa de negociaciones inteligentes y sensibles.
-¿Existe una crisis del zapatismo?
?Sin duda, la crisis del zapatismo debemos verla inscrita dentro de la profunda derrota de la izquierda en México. Esa derrota se transparenta al haber perdido la atracción sobre las jóvenes generaciones, al carecer de un proyecto de cambio creíble y posible, en dónde consolidar las grandes movilizaciones que se dieron alrededor de los acontecimientos de Chiapas. Debió haberse cuidado no sólo la imagen, sino fundamentalmente el contenido político y la organización real, no sólo virtual.
Atmósfera de transición
"En su momento, el movimiento estaba inscrito dentro de la atmósfera de la transición, y su beligerancia lo colocaba en la vanguardia de esta posibilidad, inclinando su peso hacia la izquierda. Sin embargo, gracias a la incapacidad de estructurar una nueva noción de país posible, se esfumó sin llegar a consolidar nada viable para un momento tan importante en la vida del país. En ese terreno, la influencia que ejerció el EZLN antes de las elecciones del 2000 se diluyó y dejó de tener proyección en la vida política, corriendo el riesgo de convertirse en una anécdota "folk", siguiendo el destino de la CND y el Congreso Nacional Indígena, dos iniciativas que se esfumaron después de haberse convertido en cascarones.
"Hasta 1996, Marcos estaba captando el sentir de un movimiento civil que iba en ascenso y hacia una alternativa de izquierda. Hoy resulta excesivo que felicite las acciones de la sociedad civil y de los actores ciudadanos, dentro de un discurso que se ha vuelto pontificador por vacío y desubicado. Y no hay derecho de hacerlo cuando una parte de la derrota electoral de la izquierda ?y del PRD en particular? se la debemos a los desencuentros entre el movimiento animado por los zapatistas y las campañas y candidatos del PRD, y en especial a haber desaprovechado las potencialidades del movimiento civil que acompañaba al zapatismo.
"Un acercamiento a esta reflexión sería el resultado de las últimas elecciones en la 'zona de conflicto', el hecho de que precisamente allí donde los zapatistas tienen influencia haya ganado el PRI. Si analizamos este fenómeno sin apasionamiento y sin mistificación, llegaríamos a la conclusión de que resulta inútil felicitar a una 'sociedad civil' que además de votar nacionalmente contra el PRI, también votó por Fox y por un proyecto de 'cambio sin nosotros', que le resultó mucho más atractivo... Más bien habría que preguntarse qué pasó con la izquierda".
-¿Cuáles son las causas que lo originaron y cómo las enfrenta la dirigencia rebelde?
-Las causas posiblemente se relacionan con que hay un despiste de la izquierda con respecto a la derrota del PRI; es decir, una especie de estupor ante la ruptura abrupta de la relación perversa que se estableció entre la izquierda y el antiguo régimen, relación que no acaba de diluirse.
Ni el EZLN ni el PRD han asumido la derrota del PRI en su exacta dimensión, "precisamente porque era el anterior orden el que daba sustento a las acciones de la izquierda mexicana, y que ésta era como la buena conciencia del antiguo orden, y cuando éste se ha visto derrotado en las urnas, le ha faltado visión política para adecuarse a las nuevas condiciones.
"Como resultado, hoy tenemos una izquierda a la deriva y sin proyecto político propio y viable. Una parte de esta situación se la debemos sin duda al PRD, pero por igual al EZLN y a los movimientos como el CGH en la UNAM: un movimiento cuyo principal enemigo era, antes de hundirse en el aislamiento, la propia izquierda.
"En el congreso La izquierda hoy, realizado en agosto en Ciudad Juárez ?una muestra muy representativa de los principales ideólogos de todas sus gamas?, resultaba muy revelador que la mayoría de los invitados confesaban haber votado por Fox, haber llamado sin rubor al 'voto útil', mientras que el resto confesaba algo aún peor: haber votado por Labastida para que no ganara Fox. Los que votamos por Cárdenas éramos un grupito bastante raquítico y desubicado, por decir los menos... Así que mi participación se la dediqué allí a Ibargüengoitia, pensando en su novela Esas ruinas que ves...".
-¿Hay versiones sobre que la salida de cuadros importantes del EZLN ha originado la debilidad de la dirigencia?
-Definitivamente no conozco esas versiones. Más bien creo que la contradicción no está en los posibles diferendos internos, sino en las concepciones de la dirigencia en su relación con los espacios políticos; es decir, que no se puede seguir teniendo una relación con el gobierno y con la sociedad como si el 2 de julio no hubiera pasado nada. Tampoco se puede seguir pensando que esa dirigencia sustituya ahora al propio movimiento indígena nacional, pues estamos en otra fase absolutamente diferente.
Intérprete para 10 millones de indios
"Resulta increíble que se siga considerando a los 10 millones de indios como menores de edad, como si nunca hubiéramos salido del sistema colonial, y se crea que necesitan un intérprete único de sus demandas (el de 'por mi voz habla la voz...'). ¿Hasta cuándo hará falta que los indios sean objetos de traducción y sean capaces de expresarse por sí mismos? ¿Cuándo serán los indios, con sus enormes diferencias regionales, los que reclamen sus derechos, sin mediaciones ni temores ancestrales? Pues cada conglomerado humano de los que conforman los pueblos indios tendrá de seguro sus propios requerimientos.
-Existe la impresión de que Marcos está en desventaja porque ya no tiene de enemigo al PRI, y que Vicente Fox se le adelantó con sus acciones políticas y militares.
-En cuanto a las primeras acciones del gobierno de Fox, creo que obedecen más bien a la dinámica que genera el haber ganado largamente las elecciones y con un consenso inicial que ningún gobierno había tenido desde hace tiempo.
"Esto le ha permitido tomar medidas que hagan posible la distensión tanto militar como política, lo que se hace visible en el retiro de los retenes y de una parte del Ejército ?aunado a promesas de un diálogo que se refleje en los hechos?, y dando muestras de moverse rápidamente y con habilidad al nombrar de comisionado a don Luis Alvarez, un hombre reconocido por su voluntad de paz.
"El endurecimiento del gobierno anterior estaba justificado en sus pasos hacia la derrota: el PRI no podía retirar el Ejército porque se caía, pues no tenía ya el control político sobre la mayoría del territorio chiapaneco. No era sólo el zapatismo el que le retenía allí, sino el hecho de que el Ejército estaba siendo usado como contención política de los estertores de un régimen.
"El nuevo gobierno está haciendo todo lo posible por distinguirse del anterior y no está dando ningún motivo para evitar el reinicio de la negociación, y es una coyuntura que debe ser aprovechada y tomarle la palabra. Francamente no veo por qué no reconocer estas señales: amnistía, retiro de tropas, etcétera. Esto favorece una salida negociada, pero este 'estado de gracia' también es temporal y tiene que ser aprovechado con mucha inteligencia tanto por el gobierno federal y estatal como por los rebeldes".
-¿Cómo observa a Marcos y a la dirigencia zapatista en el nuevo contexto político nacional?
-Muy debilitado, pues su discurso se quedó enganchado en un espacio político que ya no existe. Las demandas iniciales eran muy amplias y cuestionaban la falta de legitimidad de los gobiernos priístas; estaban apuntaladas por un contexto nacional. Hoy, sus exigencias se han reducido solamente a que se vuelva ley la versión redactada por la Cocopa de los acuerdos de San Andrés, lo cual le da un mínimo margen de maniobra política. Esto, tomando en cuenta sus últimos comunicados.
-¿Se acerca el momento de la transición del EZLN a fuerza política legalmente constituida? Es decir, ¿está cerca el reinicio del diálogo y la firma de la paz como piensan algunos, o el escenario es más complicado?
-Depende de la evaluación que haga Marcos de la coyuntura política nacional y de qué tanta fuerza le quede. Lo digo no solamente por lo que ocurre en Chiapas, sino porque la derrota electoral de la izquierda la redujo a la tercera parte de lo que tenía como capital hasta antes del 2 de julio, a un rango empequeñecido que, además y en el corto plazo, será una arena de disputa entre el PRD y el zapatismo, sobre todo si éste se legaliza.
"La constitución del EZLN en fuerza legal es prácticamente un mandato del plebiscito de agosto de 1995, pero se trabó con las beligerancias posteriores y el cerco implantado por las estrategias del gobierno priísta, que prefirió convertirse en fuerza de ataque y conflicto que colocarse por encima y resolverlo. Las condiciones para la legalización del EZLN están dadas, si el gobierno continúa dando buenas señales; todo depende ahora del grado de comprensión que de esta coyuntura tenga la dirigencia zapatista y también de una muy necesaria autocrítica.
"En cuanto a la paz, definitivamente creo que el escenario es más complicado, pues desde 1994 a la fecha la situación en Chiapas se deterioró enormemente, ya que en el estado existen en realidad muchos grupos armados y confrontados, y no sólo zapatistas y paramilitares, como comúnmente se dice. Existen grupos de autodefensa campesina que están armados por lo menos desde la década de los setenta, como en Venustiano Carranza, la región Norte, los Chimalapas y otros lugares, así como otros grupos vinculados al EPR y a la guerrilla 'dura'.
"En otros lugares se han desarrollado, por supuesto, grupos paramilitares, creados por el gobierno anterior como fuerza de contención y que tienen también sus propias bases sociales, en su momento protegidas por el PRI estatal y algunos de sus gobiernos municipales.
Reconciliación con todos
"Dentro de este contexto, el gobierno encabezado por Pablo Salazar debe dejar de estar en campaña y emprender la reconciliación con todos, pues la estrategia del gobierno anterior, a partir de 1995, fue exitosa en cuanto a lograr insertar muchos actores armados y desarmados en el conflicto. La negociación debe involucrar a todos y casi realizarse región por región y sin actitudes de revancha política, pues la composición del conflicto y de los desgarramientos es complicadísima, sin olvidar que el PRI sigue siendo la segunda fuerza en el estado.
"La negociación, en lo que corresponde al gobierno estatal, debe ser un trabajo de filigrana, para lograr desactivar enconos y beligerancias antiguas y recientes, colocándose por encima para evitar que la polarización, en lugar de diluirse, cambie simplemente de signo. En ese sentido, la negociación requiere de finos y sensibles instrumentadores políticos que hagan posible un aterrizaje suave".
-¿Qué impresión tiene sobre la postura de Fox de enviar la iniciativa de la Cocopa y retirar los puestos militares? ¿Es plan con maña, en el sentido de que puede intentar lavarse las manos si el Congreso no acepta o modifica sustancialmente la iniciativa? ¿Son sólo acciones propagandísticas?
-Al enviar Fox la iniciativa de los acuerdos al Legislativo, no creo que esté lavándose las manos; está simplemente tratando de cumplir una promesa de campaña, lo cual es legítimo, solamente que ahora él no tiene la mayoría parlamentaria para imponer, como antes, una iniciativa, lo cual es sumamente alentador, ¿no?
"Otro problema es que ahora han pasado casi cinco años de la firma de los acuerdos y las condiciones han variado sustancialmente. Si creemos en la democracia, las demandas indígenas deben ser ahora negociadas directamente por el Poder Legislativo con los actores involucrados, sin intermediaciones, y ver hasta dónde se puede avanzar en una nueva legislación, pero eso implica debate y el debate implica que los acuerdos muy difícilmente quedarían sin variarles una coma, lo cual demostraría al subcomandante Marcos que las condiciones variaron sustancialmente.
"En este contexto, resulta incomprensible la pretensión del PRD de que Fox obligue a los demás partidos a retirar sus propuestas de ley indígena, pues ¿no era democracia lo que queríamos?
"Por otro lado, no hay que olvidar que la mesa de San Andrés, en su momento, estaba más en el contexto de un enfrentamiento frontal con el gobierno que en resolver realmente el conflicto del Estado con los pueblos indios. Paradójicamente, allí los delegados del PRI quisieron en un momento dado resolver el problema (y el principal de estos delegados era precisamente Pablo Salazar, no se nos olvide). Fue entonces cuando la oposición consideró un riesgo el que un gobierno del PRI se llevara el triunfo de la paz y se labrara un capital electoral. Fue allí precisamente donde Salazar se hizo del suficiente crédito político como para después encabezar a la oposición.
"Así que la aceptación como ley de los acuerdos de San Andrés no resuelve en sí la complejidad del problema de Chiapas, falta ver también si la incipiente clase política chiapaneca estará a la altura de las circunstancias y será capaz de cohesionar la vida social y política del estado".