MARTES 26 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Las personas abandonan los refugios, a pesar del peligro que aún existe
"Ni un día más fuera de nuestra tierra"
Ť Los niños desean que no pase la contingencia, "porque no hacemos nada y nos dan juguetes"
Carolina Gómez Mena, enviada, Chalco, Méx., 24 y 25 de diciembre Ť Esta noche (la del 24) habrá pollo rostizado, coditos a la crema, refresco, pan blanco, ponche, piñatas, juguetes para los niños y, "a lo mejor, hasta un poco de baile". Esto anima a los pequeños y a algunos adultos; sin embargo, la nostalgia por sus hogares y animales parece no disminuir. Están lejos de sus casas y muchos sienten "tristeza", sobre todo los ancianos.
Con la vista fija en el piso, sentada sobre una delgada colchoneta -"que no alivia lo duro y frío del piso"- y semicubierta con una cobija se encontraba Josefina López Sánchez. una mujer de 61 años, y junto a ella una de sus nietas, una pequeña de dos años que duerme porque "desde ayer está un poco malita de la panza".
Faltaban pocas horas para la medianoche y el ánimo de Josefina no era de los mejores, porque extraña San Pedro Nexapa. Estaba "triste" y lloró porque la Nochebuena la pasaría lejos de su tierra y de algunos de sus hijos, quienes "están cuidando las cosas".
No se quejó del trato en el refugio temporal del Club de Leones, porque "comemos bueno y los señores (los militares) se portan bien", pero no por eso Josefina dejó de expresar su preocupación porque "no sabemos cuándo regresaremos", por la incomodidad para dormir y porque "no vamos a poder arrullar al niño Dios".
Para la pequeña y delgada mujer, de rostro apesadumbrado y cruzado por infinidad de zurcos que le suman más de una década a su edad, aunque no lo admitió abiertamente, hubo algo de exageración en la evaluación que las autoridades hicieron de la actividad del volcán Popocatépetl. "Hace 67 años pasó algo parecido y no nos salimos de las casas. Ahora, por cualquier cosa nos sacan, pero vamos a esperar, por lo que pueda pasar".
Hoy el talante de Josefina no varía demasiado, continúa afligida. No obstante, ver a los niños jugar con los regalos recibidos, así como observarlos romper las piñatas, la distrae de la monotonía de los siete días que lleva en el lugar.
"No hacemos nada"
Los menores corren por el patio de la escuela primaria Ignacio Manuel Altamirano, ahora el albergue temporal número 14. Ellos, estrenan juguetes que les han llevado vecinos de la zona, la presidencia municipal y los sacerdotes de la parroquia San Miguel Arcángel, de Nezahualcóyotl.
Dicen "no" extrañar sus casas; es más, "estamos felices" porque "además de que no hacemos nada, nos dan carros, pelotas, muñecas, libretas y juegos de maquillaje", indica Mariana Rivera, una menor procedente de Ozumba que está acompañada por sus cuatro hermanos y sus padres.
Arremolinados en torno de la grabadora, aseguran que la comida es suficiente, "hasta sobra". Tienen "pocas ganas" de que pase la contingencia, porque es más entretenido "jugar que cargar leña o hacer las tareas de la casa". "La pasamos bien", es el consenso infantil.
Es una "bonita" Navidad, porque es "diferente", señalan otros.
Avidos por hablar, detallan que anoche estuvieron despiertos hasta medianoche, pues entre la cena (que constó de medio pollo para cada uno), la repartición de juguetes y la "tronadera de piñatas" se les fue el tiempo.
No sucedió igual en el refugio temporal del auditorio municipal. Allí, relata una niña de ocho años, sí hubo "cena rica", pero no les dieron juguetes ni rompieron piñatas. No obstante, en las afueras del lugar unas siete piñatas y algunos juguetes hacen prever que la repartición sólo está postergada.
Entre los mayores, el ánimo no es el mismo, se les ve preocupados. Gerardo Flores Rivera, de San Pedro Nexapa, quien junto a sus dos hijos y su esposa llegó al refugio la madrugada del martes 19 de diciembre, expresó su desasosiego por seguir en el albergue, pero sobre todo por no saber cuándo regresarán a sus casas.
Hoy el ánimo de Gerardo es menos favorable que en la víspera de Nochebuena. Se ve más afligido, dice que la nueva fumarola de 5 kilómetros de alto que experimentó ayer a las 15:55 horas el volcán, les hace prever que el retorno está aún más lejano, y eso "impacienta más".
A mediodía, Gerardo, junto a aproximadamente otras diez personas, entre ellas niños, partió a su tierra en la camioneta de un vecino. Dicen que van a alimentar a su animales, pero tal parece que algunos no regresarán al refugio.
Según datos proporcionados por el subteniente López Nicolás, quien está a cargo del lugar, allí había hasta ayer aproximadamente 195 personas, procedentes de San Pedro Nexapa, Ozumba y Ecatzingo, de las cuales 91 eran niños. En total eran 35 familias.
La "fuga"
Hoy en el albergue mencionado, así como en el de la escuela Normal del estado de México, comenzó la "fuga", porque "aunque nos tratan bien, ya no aguantamos estar lejos de casa, no queremos pasar el Año Nuevo también aquí".
Son inútiles las palabras del padre Julián, de la parroquia San Miguel Arcángel, y de María Dolores Vargas, presidenta del consejo de participación ciudadana: "tomen conciencia, el peligro no ha pasado; no arriesguen a sus hijos, piensen primero en ellos".
Las súplicas no tienen eco, ya está decidido. Así, ante la acongojada mirada del sacerdote y de María Dolores, los albergados partieron.
Eran tres familias, unas 15 personas, las que cargaron en costales sus cosas: numerosos juguetes, ropa y cobijas que la comunidad, la Iglesia Cristiana y la parroquia católica les regaló.
Nadie lo dijo, pero en el aire quedó flotando la idea de que se portaron como unos malagradecidos. Con los ojos humedecidos, María Dolores comenta: "si la comunidad se da cuenta de que se están yendo, ya no van a cooperar con cosas; si dejan el albergue, perjudican a los que se quedan, piensen en sus niños".
No hay vuelta atrás, los hombres, los jefes de familia ya lo han determinado, "ni un día más fuera de nuestra tierra".
En uno de los que se apresta a regresar con sus seis hijos (todos pequeños), aunque dijo estar indeciso luego de escuchar las palabras del párroco, se veía en sus ojos que en la tarde ya estaría en su casa. Unas cuadras más adelante del refugio, una familia cargaba sus pertenencias y tomaría el transporte para irse a casa.
Minutos antes, todo era alegría. El padre Julián, María Dolores y La Abuela (una señora de 75 años que administra la cooperativa de la escuela) trajeron aguinaldos, juguetes, ropa, toallas y jabón "para que se bañen", sentencia, medio en broma, medio en serio, el sacerdote.
En el patio del recinto educativo los niños están sentados, porque la repartición "no resulta si están alborotados". Todos alcanzaron los aguinaldos enviados por el municipio, pero en los juguetes -dicen- está el problema. "Algunos niños recibieron doble y otros nada", se queja una refugiada. María Dolores se apresura a aclarar que eso no es verdad, que a nadie se le discrimina, y así parece ser.
Esta mañana, así como el viernes y sábado pasados, Organización Ramírez (Cinépolis) dará función gratuita de cine para los niños de las estancias temporales del Club de Leones y el auditorio municipal.
Pedro Magaña, trabajador de Cinépolis, relata que también en esta ocasión se repartirán refrescos (por cortesía de una embotelladora), palomitas y chocolates, y que hoy los infantes verán Bichos y Los Dálmatas, entre otras.
Mientras los trabajadores de esa empresa bajan de los carros las luces y los proyectores, relatan (con satisfacción) que sus funciones son "muy concurridas", pues no sólo los menores disfrutan de las películas. Agregan que el ánimo es ayudar a que los infantes se distraigan, mientras los adultos lavan la ropa o realizan limpieza del refugio. "Esto les ayuda a soportar de mejor forma su permanencia fuera de casa, se relajan y dejan a sus padres un poco más libres", consideran.
Sin embargo, la Navidad no fue alegre para todos los niños, pues salir de sus comunidades les trajo como consecuencia pasar las festividades sin sus seres queridos. Daniel, un niño de alrededor de 10 años, pasó la Nochebuena sin su mamá, porque ella decidió ir a su comunidad a ver su casa, los animales y también llevarse los regalos. La mujer dejó dicho que regresaba hoy, pero eso no alegra a Daniel, porque ayer no estuvo con su familia.
Pasa de mediodía y todavía no sabe nada de su mamá ni de su hermanita, que partió con ella.
Según la versión de María Dolores, el pequeño al verse solo tuvo una crisis nerviosa.
Daniel está "triste porque no está mi mamá". Cabizbajo y apenas modulando palabras dice que su madre pronto llegará y se aferra a María Dolores, quien evidentemente reprueba la actitud de la mujer.
Dieron a luz 13 mujeres de los albergues de Chalco
Javier Salinas y Angeles Velasco, corresponsales Ť Durante los últimos siete días han dado a luz 13 mujeres que se encuentran en albergues de Chalco por la contingencia que provocó la semana pasada el volcán Popocatépetl. Los 13 bebés nacieron en hospitales cercanos a los refugios, informó el director general de Protección Civil estatal mexiquense, Miguel Angel Cruz Guerrero, quien señaló que las mujeres fueron atendidas primeramente por personal médico que opera en los albergues y luego fueron trasladadas a nosocomios. Entrevistado en el municipio de Coacalco, Cruz Guerrero aseguró que existe suficiente abasto de medicamentos, alimento, comida y ropa para atender a los más de 6 mil desalojados a quienes se albergó en el estado de México. Destacó que "el peligro no ha pasado" y pidió a los refugiados que no abandonen los albergues hasta que no se determine lo contrario. Por su parte, el director general de Protección Civil del Distrito Federal, Luis Wintergest Toledo, afirmó que el personal a su cargo continúa en alerta por la actividad volcánica. Apuntó que si aumentara la actividad, en la ciudad de México "están dispuestos ya ocho albergues".