MARTES 26 DE DICIEMBRE DE 2000

Rusia teme que repunte la ofensiva de separatistas este fin de año


Chechenia, guerra sin fin

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 25 de diciembre Ť Los temores de las autoridades rusas de que los separatistas aprovechen las celebraciones de fin de año para intensificar atentados en Chechenia contra tropas federales y funcionarios locales leales a Rusia no parecen infundados.

Al margen de las optimistas declaraciones de los líderes rebeldes de que tienen todo listo para la toma de Grozny, Gudermes y otras ciudades chechenas, es imposible soslayar que en los últimos días se produjeron importantes enfrentamientos armados y atentados en la república caucásica que, una vez más, ponen en entredicho la afirmación del alto mando militar ruso sobre una pretendida "agonía" de los separatistas.

Para los generales rusos la guerra terminó en febrero pasado, pero en realidad las hostilidades se trasladaron a una nueva fase, la de la guerra de guerrillas, que Rusia no ha perdido, pero tampoco ganado.

Oficialmente el mando ruso estima que hay en Chechenia "no más" de 2 mil combatientes islámicos, lo que frente a los 50 mil soldados rusos haría una superioridad de 20 contra uno en favor de las tropas federales, sin contar todo el respaldo de artillería pesada y aviación que los separatistas simplemente no tienen.

Sin embargo, los ataques guerrilleros no han cesado ni un solo día y llevan ya un saldo de más de 3 mil oficiales y soldados federales muertos, cifra equiparable a las pérdidas registradas en la primera guerra ruso-chechena de 1994-1996, aunque las autoridades rusas 036f1.jpg se resisten a reconocer este hecho. Por razones tácticas, unos 10 mil combatientes islámicos abandonaron temporalmente las armas, mezclándose con la población civil, o reagrupan fuerzas en territorios de Ingushetia, Azerbaiyán y Georgia.

El propio presidente Vladimir Putin moderó el enfoque triunfalista de los generales, cuando el pasado jueves 21 dijo que "el presente año conseguimos un significativo avance al derrotar a la mayor parte de las fuerzas de la guerrilla islámica, pero todavía no logramos lo principal". Enfatizó el compromiso de llevar hasta el final la llamada operación antiterrorista, apenas un día después de que cinco estudiantes resultaron muertos, alcanzados por balas perdidas durante un choque entre separatistas y soldados federales en la Universidad de Grozny, en el centro de la capital chechena.

A raíz de este hecho, el ministro del Interior, Vladimir Rushailo, reveló un dato que era guardado casi como secreto de Estado: tan sólo en los últimos meses, los guerrilleros islámicos asesinaron a 27 funcionarios chechenos leales a Moscú, la mayoría con rango de jefe distrital, y cometieron otros 80 atentados fallidos con el mismo fin.

El titular del gobierno provisional pro ruso, el mufti Ahmad Kadyrov, salió ileso de varios atentados y, de un tiempo para acá, prácticamente no participa en actos públicos, a pesar de tener un triple cordón de seguridad personal, formado por efectivos de elite de la policía rusa, miembros de unidades paramilitares de su clan y un inseparable equipo de guardaespaldas enviados por el Kremlin.

Con cierta regularidad el ejército ruso realiza operativos a gran escala en las montañas que sirven de refugio a los guerrilleros, con empleo de artillería pesada y aviación. Los generales también se apuntan éxitos que, pasados unos días, prefieren no confirmar ni desmentir y que, por lo mismo, siembran dudas sobre su veracidad. El más reciente sería la muerte del comandante Shirvani Basayev, hermano de Shamil, el jefe militar checheno más buscado por los rusos, que según los separatistas goza de cabal salud.

La creciente magnitud de los atentados y las incursiones guerrilleras motivaron que el alto mando militar ruso decidiera instalar guarniciones en todos los poblados chechenos. La medida apunta a una temporalidad de largo plazo y no fue consultada con el gobernante formal de la república. Kadyrov manifestó públicamente su desacuerdo respecto a que no esté previsto incorporar a dichas guarniciones a chechenos pro rusos, los cuales, a su juicio, podrían evitar que las tropas federales cometan excesos.

En este contexto, el Kremlin se distanció este lunes de un encuentro que el fin de semana sostuvieron varios legisladores rusos con diputados independentistas del Parlamento checheno, en la república de Ingushetia, y considerado por el diputado liberal Boris Nemtsov como una base para una solución política al conflicto. Los legisladores, alegó el Kremlin, "no tenían ningún mandato del gobierno federal para las conversaciones".