Lunes en la Ciencia, 26 de diciembre del 2000
Reflexiones sobre la actitud de los profesionales posgraduados
Guía de doctorados
Victoriano Garza Almanza
Con el propósito fundamental de aumentar la "masa
crítica" científica del país, más de 30
mil mexicanos han (hemos) sido becados por el Conacyt en los
últimos 30 años, ya fuera para estudiar en México
o en el extranjero. Pero a la culminación de sus estudios, en
su retorno a la realidad, Ƒhan respondido realmente a las
expectativas que se tenía de ellos?
Luego de tener oportunidad de conocer en los últimos 20 años un considerable número de profesionales posgraduados -principalmente doctorados-, en muchas partes del país o que permanecieron en EU, y caracterizando un tanto sus actitudes de trabajo, me puse a cavilar en la pregunta arriba planteada. De una forma poco ortodoxa hice aproximaciones de respuesta basándome en observaciones crudas y sesgadas. Como biólogo, acudiendo a la taxonomía clásica, hice el ejercicio de clasificarlos de acuerdo con su actitud profesional -en el campo de la ciencia- pensando que reflejan un poco esas expectativas. Tentativamente la lista clasificatoria quedó como sigue:
1. Creativos. Pueden ser de dos tipos: 1.1. Abiertos. Los más raros y preciados de todos. Tratan de entender el sistema problemático de sus disciplinas en el contexto social en el que viven, alientan la participación integral de sus asistentes y colegas. Forman gente, hacen escuela. 1.2. Cerrados. Los que aislados a piedra y lodo trabajan en sus laboratorios con originales e interesantes problemas de discutible trascendencia para nuestro país. No forman gente, sus asistentes aprenden por ósmosis y no por tutoría. Dictan cátedras, permutan conferencias, venden consejos.
2. Transferidores. Aquellos que pretenden tener la piedra filosofal que resolverá los problemas de su especialidad con métodos y enfoques importados, sin siquiera tener en cuenta que el medio y las necesidades de aquí no son los de allá. Se empecinan en implantar sus esquemas.
3. Migrantes. Que van de un sitio a otro sin sentar reales, son conocedores de un buen número de univer- sidades. Perpetuo movimiento.
4. Intérpretes. Aquellos que sin ser creativos tienen una gran capacidad para interpretar, liderear y empujar los proyectos que les encomiendan.
5. Expatriados. Quienes retornan al país con herramientas útiles allá donde las aprendieron. Y como se les cierra el mundo para implementar algo diferente deciden irse por donde entraron. Son una variación débil de los transferidores.
6. Exiliados. Quienes formándose en México no encuentran una fuente de trabajo conveniente y en cambio sí la hallan en otros países.
7. Umbilicados o Telémacos. Fenómeno común en la frontera norte, donde flamantes doctorados duran hasta cuatro años para destetarse. El umbilicado se la pasa yendo de la universidad mexicana -donde trabaja- a la universidad gringa -de donde egresó, junto a la línea fronteriza-, para pedir consejo al ex asesor (a quien ahora elevó al rango de "mentor").
8. Pavlovianos. Obsesionados por seguir el mismo tipo de investigaciones que realizaron durante su doctorado. Sólo hay un tono de campana al que atienden.
9. Mímicos. Los que tratan de seguir la huella, pisada sobre pisada, de sus ex asesores, hasta los mismos chistes y posturas (un tipo de umbilicados "copycat").
10. Pernos y engranajes. "Comodín" de la baraja. Por su grado académico pueden ser ubicados en altos puestos de administración científica o académica o como partícipes en proyectos para darle peso específico a las propuestas o para apoyar esto o lo otro o lo de más allá o acullá o....
11. Fariseos. Quienes ingresan a un posgrado con la intención de aprender ciertas habilidades para hacer negocios. Listillos, porque son de los pocos que saben sacarle jugo a sus grados.
12. Pseudo-repatriados. Quienes obtienen empleo en universidades fronterizas para gestionar ante Conacyt su repatriación y al mismo tiempo continúan trabajando para universidades del vecino país. En cuanto bonifican sus becas ante Conacyt desisten de México.
13. Políticos. Quienes abandonan -parcial o totalmente- el campo o el laboratorio para dedicarse al quehacer político, académico-científico.
14. Pepenadores. De profundo espíritu ecologista. A la vez que van dando cursos y conferencias por el país, se la pasan pidiendo y recogiendo papelitos.
15. Abdicantes. Quienes al cumplir su formación no se acoplan a ningún medio científico y con frescura y sin arrepentimientos renuncian a toda pretensión.
16. LSD's. Quienes parecen haber sido afectados por los estudios y se quedaron "arriba": nunca aterrizaron.
17. Predicadores. Tienen como "misión" ofrecer cursos y asesorías, preferentemente a través de organismos internacionales. Predican desde el Bravo hasta la Patagonia.
18. Virtuales. Dicen estar en todas partes, pero nunca están donde deben.
19. Turistas. Aquellos que salieron del país becados para pasear y circunstancialmente regresaron con posgrado. Expertos en vinos y quesos, lugares y costumbres.
20. Minerales. Aunque este grupo pertenece a otro reino, por los restos fósiles se supone que alguna vez tuvieron vida.
Una categoría no es restrictiva, caben las hibridaciones y las transmutaciones. Este ejercicio no agota las múltiples manifestaciones del sujeto de estudio, suficientes como para elaborar una disertación doctoral.
El autor es jefe del Area de Salud Ambiental de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez