MIERCOLES 27 DE DICIEMBRE DE 2000

TUMBANDO DE CAÑA

Biografía mínima del son montuno II

Ernesto Márquez Ť El éxito del son para el pueblo cubano residió tanto en el reconocimiento de su nacionalidad por medio del sincretismo que este ritmo posee en la fusión de lo español y lo africano, como en su alto grado de comunicación por su carácter sentencioso, así como la confirmación que se hace colectiva en el estribillo coreado.

El son montuno como música cantable y bailable consta de dos partes: un fragmento inicial o largo y la parte final y libre llamada montuno que es utilizada por el cantante para improvisar, como bien podemos observar en el son La mujer de Antonio, de Miguel Matamoros:

La vecinita de enfrente

buenamente se ha fijado

como camina la gente

cuando sale del mercado

(largo)

La mujer de Antonio

camina así

cuando va al mercado

camina así

por la madrugada

camina así

(Montuno)

compay-segundo-jpgEl canto en el son, como se podrá apreciar, está caracterizado por un patrón de llamada y respuesta. Un estilo de origen africano, en el que la voz solista introduce el tema central de la melodía y un coro le responde con un refrán repetido ("camina así").

Arraigo e identidad

A finales de los treinta, el son ya era el ritmo más popular de Cuba e imperaba en todo el mundo. Su influencia se dejó sentir en la literatura cuando el genio impar de Nicolás Guillén lo introdujo en la poesía, logrando con sus Motivos de son, una verdadera revolución en ese arte.

Con el tiempo, el son montuno se transformó en tantas cosas hasta llegar al éxtasis de la salsa, por lo que muchos se fueron olvidando del vetusto ritmo. Pero un buen día la injerencia de un juglar eléctrico llamado Ry Cooder, en complicidad con Juan de Marcos, decidió revivirlo dándole la posibilidad discográfica a un puñado de honorables veteranos que no sólo le quitaron el polvo del olvido sino que lo impusieron como moda por los cuatro rincones del mundo.

Una de las más altas figuras de este son tradicional revivido lo es Francisco Repilado, mejor conocido como Compay Segundo, quien sin haber estudiado música creó un instrumento que llamó armónico (híbrido de tres y guitarra sexta) y compuso, de paso, sones tan famosos como Macusa, Huellas del pasado y su ya clásico Chan Chán.

Hoy el son, gracias a estos venerables ancianos ha tomado una nueva energía y son muchos lo que lo escuchan o cultivan ya que piensan, al igual que el inolvidable Ignacio Piñeiro, que el son es lo más sublime para divertir el alma y que se debería de morir quien por bueno no lo estime.

Soneros y montuneros

Por sonero debe tenerse a quien canta, compone o ejecuta sones. Se dice que para ser un sonero se debe tener las siguientes características: estilo original, una voz alta y flexible, creatividad para crear en el montuno las expresiones de los soneos, una maestría completa en el ritmo de la clave, una actitud de guapería a la hora de cantar, agresividad e irreverencia en las palabras, carisma, amplio conocimiento del lenguaje del barrio y alguna familiaridad con el vocabulario africano y su religión.

Si se carece de uno o más elementos de lo antes citados, simplemente se podrá ser cualquier cosa, menos sonero.

Ahora bien, las palabras son y montuno han dado nombre a dos tipos de cantantes en la música cubana: el sonero y el montunero. Se podría decir que los primeros son aquellos que cantan sones y que no necesariamente improvisan. Mientras que la otra variedad de sonero está más hecho para la improvisación. Tal sería el caso de Miguelito Cuní, como ejemplo de lo primero, y Pío Leyva, en el caso de lo segundo.

El musicólogo cubano Cristóbal Díaz Ayala me dijo un día que estaba en lo cierto ya que "en un tiempo en Cuba, los soneros-soneros como en el caso de Miguelito Cuní, eran aquellos que cantaban el son ligero y fácil, con un tempo más lento y los soneros-montuneros eran los más agresivos".